SARMIENTO CABEZA DURA

En el fondo de la casa de Sarmiento crecía un limonero. «Es un naranjo! » decía tozudamente Sarmiento. «Es un limonero», decía su hermana.

Pero como Sarmiento era esperado todas las tardes, de vuelta de la presidencia, con una naranjada que su hermana le hacía amorosamente, ésta se propuso poner término de una vez a la discusión y uno de esos días que llegó Sarmiento cansado y sediento a su casa se dispuso a beber su deliciosos vaso diario, pero luego de un primer trago, se detiene y grita:

¡Esto no lo has preparado con naranjas, sino con limones!. Estás equivocado Domingo, porque he cortado los frutos con mis propias manos del árbol del fondo, a lo que Sarmiento repuso: «Pues si el olmo no da peras, hay naranjos que dan limones» (ver Sarmiento, Domingo Faustino).

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