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PERÚ. ORIGEN DE SU NOMBRE (1515)
No habiéndose podido encontrar la etimología de la palabra «Perú» en el idioma quechua, usado desde antes del descubrimiento en aquella región del continente americano, se sostiene que la palabra «perú», era una corrupción del idioma español, como sucedía con otros vocablos que todavía se acostumbran en los países hispanoamericanos.
Los antiguos historiadores, y especialmente los misioneros, encargados estos últimos de catequizar a los naturales, han legado un caudal de tradiciones pertenecientes a esas épocas, y sus obras sobre guerras, comentarios reales, orígenes de las razas, vocabularios y gramáticas de las lenguas generales, catecismos, historia natural, relaciones geográficas y otras crónicas, constituyen hoy una preciada fuente de informaciones.
Luego de darse a conocer en Europa la existencia de un nuevo mundo, conocido ya en la mitología con el nombre de «Jardín de las Hespérides», numerosos capitanes, por cuenta propia o de sus soberanos, aparejaron navíos para llegar hasta él.
Entre éstos, se hallaba VASCO NÚÑEZ DE BALBOA, natural de Jerez de los Caballeros, provincia de Badajoz, el primero que a principios del siglo XVI emprendió viaje por la costa occidental, viajando con cuatro navíos hacia el sur.
Uno de éstos, habiéndose adelantado a los otros, llegó hasta más allá de la línea equinoccial y mientras navegaba bordeando la costa, sus tripulantes vieron un indio pescando en la boca de los muchos ríos que por ese lado desembocaban en el mar. Al verlo, los tripulantes del navío pensaron inmediatamente armar una celada para aprehenderlo.
Con toda precaución, algunos echaron pie a tierra a cierta distancia y otros fueron nadando hasta el lugar donde el aborigen se hallaba, contemplándonos con sorpresa, sin imaginarse qué podía ser aquello que flotaba en el mar delante de él.
Distraído así, fue fácil presa para los navegantes españoles, que lograron apresarlo para llevarlo a bordo, donde los esperaban sus compañeros presas de la excitación.
Para hacerle perder el miedo y vencer su desconfianza le trajeron alimentos y lo palmeaban afectuosamente, mientras el indígena los miraba incrédulo, sin llegar a comprender sus vestimentas ni sus abundosas barbas.
Por señas y palabras que pensaban serían comprensibles para su «prisionero», se le preguntó qué tierras eran éstas y cómo se llamaban, logrando luego de grandes esfuerzos y muchas tentativas, obtener como respuesta, lo que el nativo creía que se le preguntaba, esto es, su nombre:
«Berú dijo y enseguida agregó «Pelú», con lo cual, parece que quiso decir: «Si me preguntáis como me llamó, yo les digo que me llamo «Berú» y si quieren saber dónde estamos, les digo que en «Pelú» (palabra que en su idioma significaba «río en común».
En la contestación del indígena, los españoles entendieron, conforme a sus deseos, que éste los había comprendido, y desde aquel tiempo, que fue el año de 1515 o quizás 1516, a estos territorios se los conoció con el nombre de «Perú», obviando que estos ansiosos navegantes, luego de este suceso, en sus relatos, habían corrompido ambas palabras expresadas por el indio.
Porque si tomaron el nombre del indio «Berú» para identificar las, trocaron la B por la P, y si tomaron el nombre «Pelú», que significaba río, trocaron la L por la R.
Como era nombre impuesto por los españoles, los indígenas no lo tenían en su lenguaje común para denominar su tierra y por eso, no quisieron usarlo durante mucho tiempo. Los naturales de esas tierras, no tuvieron nunca nombre genérico para nombrarla, sino que a cada una de las provincias que la integraban, era llamaban por su nombre propio.
El inca Garcilaso de la Vega, natural de Cuzco, y notable cronista del siglo XVIII, trata extensamente sobre el principio y origen del nombre «Perú», nación tan famosa y con razón, desde que ella ha llenado el mundo de oro, plata, perlas y piedras preciosas.
Otro sabio cronista, PEDRO CIEZA DE LEÓN, natural de Sevilla, confirma el nombre que dieron al «Perú», los compañeros de VASCO NÚÑEZ DE BALBOA.