Autor: Horacio 15/12/2015 0 Comentarios

Un telegrama enviado a Bristol comunica la noticia del naufragio del «Her Royal Highness», cerca del cabo San Antonio, en el Río de la Plata.

El amplio litoral marítimo argentino fue escenario de gran cantidad de trágicos naufragios y encalladuras durante el siglo XIX, ocasionados en gran parte por la falta de señalamiento y faros.

Muchos de esos sucesos pasaron a formar parte de la leyenda y sus causas reales se mezclaron con otras misteriosas, nacidas de la fantasía. Una de las primeras historias de naufragios corresponde a la nave inglesa «Roseswells» y ocurrió en el siglo XVIII, cerca de punta Médanos. Casi todos los tripulantes murieron en el naufragio y la nave se hundió con un gran tesoro, producto de la piratería.

La leyenda afirma que todos los primeros de noviembre, día de la patrona de la nave, a la noche, se escuchan sonar las campanas de la goleta en el lugar.

La historia del «Her Royal Highness» es menos romántica. La nave fue construida en Canadá en 1865 por orden de CHARLES HILL, comerciante de Bristol, Inglaterra. Aunque se pensó que transportaba lana, los datos más creíbles afirman que llevaba lastre y provenía de Montevideo con rumbo a Valparaíso y Callao. Por razones desconocidas la embarcación encalló cerca del cabo San Antonio, sufrió daños irreparables y fue imposible reflotarla.

El capitán llamado GEORGE, se radicó en la estancia «Los Ingleses», perteneciente a la familia Gibson y allí murió tiempo después y fue enterrado en el lugar. Los restos de la nave fueron comprados por la misma familia Gibson que al desmantelarla conservó el botiquín, la rueda del timón y otros elementos de la nave.

Los restos del casco de hierro fueron visibles durante mucho tiempo, a pesar del feroz desgaste producido por las olas y la oxidación. Los datos de este suceso fueron tomados del libro «La fantasía del naufragio», una obra de ADRIANA PISAN, que investigó especialmente los naufragios de la zona.