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LOS VIRREYES (1776/1810)
En 1588, el rey Felipe II quiso gobernar sus reinos indianos como lo hacía con los de Castilla y León y ratificó el «virreinato» instituído por CARLOS I en 1542.
Temeroso de que la distancia menguara sus reales prestigios, puso al frente de los reinos de México y Perú, mandatarios con el título de Virreyes y más tarde, en 1776 hizo lo mismo en el Río de la Plata, cuando en 1776, creó el virreinato del Río de la Plata.
Los virreyes fueron por eso, funcionarios de la corona española que gobernaron amplios territorios de la América descubierta por CRISTÓBAL COLÓN, que fueron colonizados y puestos bajo la autoridad de éstos (Las Instituciones hispanoamericanas).
El virreinato fue una de las principales creaciones de la corona española. el virrey era la encarnación suprema del Eso español en Indias. Investidos de autoridad y atribuciones vastísimas, sus instrucciones a sus subordinados, tenían carácter ejecutivo y según la urgencia de los problemas, ni siquiera debían informar a la corona.
En caso de peligro de vida, el virrey podía incluso designar a un sucesor con carácter provisional. El cargo, vitalicio en los primeros tiempos, se redujo después a tres y cinco años y la aparición de otras instituciones (Audiencias, Capitanías Generales, etc.), redujo sensiblemente su autoridad.
Estos altos personajes gozaban de las mismas preeminencias reales y se les daba trato de “clarísimos” y “excelentísimos”. Eran escogidos entre los más calificados magnates españoles y en las colonias se los recibía con gran pompa y muestras de respeto y sumisión, en medio de grandes festejos populares.
Tenían amplias facultades y a su cargo estaba la defensa y la “Real Hacienda” (es decir los bienes) del virreinato, la provisión de algunos empleos, el “vice patronato”, la concesión de tierras, la protección del aborigen y la presidencia de la Audiencia (sin voz ni voto).
De él dependían los Gobernadores de las provincias que constituían el Virreinato y con el fin de que se mantuvieran independientes y ejercieran la misma autoridad sobre todos los habitantes, a los virreyes les estaba prohibido todo vínculo con sus súbditos: no podían casarse ni asistir a bodas, ser padrinos, tener estancias, etc. Vivían pomposamente y rodeados de numerosos servidores y guardias de a pie y de a caballo.
Presidían las Audiencias y en su condición inherente al cargo, de Capitanes Generales, mandaban la marina y los ejércitos reales. Les estaba encomendada la conversión de los aborígenes y la buena administración. Debían respetar las leyes escritas y en materias y causas de justicia no podían tomar parte. En casos graves que requirieran su opinión, obrar de acuerdo con las Audiencias. Para aconsejarse en asuntos legales tenían a su disposición un abogado como Consejero Asesor Letrado.
Les estaba prohibido ser padrino, asistir a bodas y bautizos, casarse (él y sus hijos), con mujer del lugar, asistir a entierros, poseer bienes inmuebles y tener más de cuatro esclavos a su servicio. Cuando tenían que laudar, en algunos casos debían recabar la opinión de la Audiencia, organismo que los reemplazaba en caso de acefalía. El término de su mandato no era fijo: osciló entre 3 y 6 años y al término de su mandato, eran sometidos al llamado “Juicio de Residencia”, del cual, el rey podía dispensarlos.
Entre 1776, año en que se creó el virreinato del Río de la Plata, hasta 1810, año en el que se produjo la Revolución de Mayo, haciendo caducar su autoridad, hubo en estos territorios 11 virreyes que ejercieron el cargo con diversa suerte y eficiencia (sin contar a FRANCISCO MIGEL DE ELÍO, nombrado el 15 de diciembre de 1810, pero que no fue reconocido por Buenos Aires y debió circunscribir su mandato al territorio de la Banda Oriental).
PEDRO DE CEVALLOS (nombrado el 01/08/1776, se hizo cargo el 15 de octubre de 1777)
JUAN JOSÉ DE VÉRTIZ y SALCEDO (nombrado el 27/10/1777, se hizo cargo el 26 de junio de 1778)
CRISTÓBAL DEL CAMPO, marqués de LORETO (nombrado el 13/08/1783, se hizo cargo el 7 de marzo de 1784)
NICOLÁS ANTONIO DE ARREDONDO (nombrado el 21/03/1789, se hizo cargo el 4 de diciembre de 1789)
PEDRO DE MELO DE PORTUGAL Y VILLENAS (nombrado el 05/02/1794, se hizo cargo el 16 de marzo de 1795)
ANTONIO OALGUER Y FELIÚ (nombrado el 14/02/1797, se hizo cargo el 2 de mayo de 1797)
GABRIEL DE AVILES Y FIERRO (nombrado el 25/10/1797, se hizo cargo el 14 de marzo de 1799)
JOAQUÍN DEL PINO (nombrado el 14/07/189, se hizo cargo el 20 de mayo de 1801)
RAFAEL DE SOBREMONTE (nombrado del 10/11/1804, se hizo cargo el 22 de abril de 1804)
SANTIAGO DE LINIERS Y BREMOND (nombrado el 24/12/1807, se hizo cargo el 29 de junio de 1807)
BALTASAR HIDALGO DE CISNEROS (nombrado el 11/02/1809, se hizo cargo el 15 de julio de 1809)
JAVIER DE ELÍO (Nombrado el 31/08/1810, se hizo cargo el 20 de mayo de 1811 (en Montevideo),