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LOS ESCUDOS DE ARMAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
El jueves, 20 de octubre de 1580, después de haber elegido por medio de un sorteo, patrono de Buenos Aires a San Martín de Tours, reunido el Cabildo, presidido por el teniente gobernador, capitán general, justicia mayor y alguacil mayor D. JUAN DE GARAY y compuesto por el alcalde ordinario, Rodrigo Ortiz de Zárate; los regidores, Hernando de Mendoza, Pedro de Quirós, Diego de Olavarrieta, Antonio Bermúdez, Luis Gaytán, Alonso de Escobar y el procurador de la ciudad, Juan Fernández de Enciso, se procedió a determinar el escudo de armas de la ciudad y GARAY, personalmente, señaló por armas y blasón de esta ciudad “un águila negra pintada al natural, con una corona en la cabeza, con cuatro hijos debajo demostrando que eran su cría, con una cruz colorada sangrienta que salga de la mano derecha y suba más alta que la corona, que semeje la cruz de la Calatrava y lo cual esté sobre campo blanco”. Es interesante acotar que los contenidos de este escudo se han incorporado a la actual Bandera de la ciudad de Buenos Aires
Mas tarde, ya en 1649, las autoridades coloniales reunidas en el Cabildo de Buenos Aires, “atento a no haberse hallado en el archivo de este Cabildo y sus libros que haya tenido ni tenga hasta ahora, armas algunas cuyo sello de armas sirva para sellar cualesquiera testimonio, certificaciones, pliegos, cartas y demás recaudos necesarios”, disponen la creación de un escudo de armas para la ciudad de Buenos Aires (ver El primer escudo de armas de Buenos Aires).
En la representación de las armas de este escudo, se nota la diferencia de las actuales, en que llevan solamente el ancla y la paloma, faltándoles los navios, los que ya aparecen en el escudo mandado reformar en 1744, como consta en el acta de fecha 4 de mayo de aquel año que dice; “ en atención a estar poco decente el dosel y armas de esta ciudad, acordaron que el procurador de esta ciudad haga otro dosel nuevo, y mande retocar las armas y ponerlas con la decencia debida”. Actualmente se conserva este escudo pintado en madera, en el Museo Histórico Nacional y figura también, en la obra “Juras Reales”, del doctor ALEJANDRO ROSA, grabado sobre una medalla acuñada tres años después, o sea en 1747, con motivo -de la jura de Fernando VI.
Esta medalla en su anverso tiene una imagen de Fernando VI y en el reverso una leyenda que dice “Novilis Fideliss Civ Bonaerinci Proclam 1747 (La Muy Noble y Fiel Ciudad de Buenos Aires en su proclamación). En el campo, las Armas de la Ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa María de Buenos Aires, figuradas por dos carabelas navegando de vuelta encontrada, con la paloma simbólica del Espíritu Santo, arriba, volando de frente; y en las aguas, un ancla sin cepo. Es de plata fundida, pesa 10 gramos 2 decigramos y tiene un diámetro de 31 milímetros.
“El nombre dado al puerto más que a la ciudad por Juan de Garay, esto es, Puerto de la Trinidad y Ciudad de Santa María de Buenos Aires, en este escudo está simbolizando la idea de un fondeadero con dos navios anclados a palo seco en anchurosa rada, y para que esta intención no se confunda, los dientes de las anclas quedan visibles, descollantes en la superficie. La paloma blanca que se ostenta en el aire, y entre nubes, es la representación del Espíritu Santo, o sea la síntesis de la Santísima Trinidad, nombre del Puerto”. Tal es lo que reza simbólicamente, el llamado escudo de la ciudad. Nótese que a las naves se les da dos interpretaciones:— En el escudo de 1744 se dice que “van de vuelta encontrada” y en el actual, que “están ancladas a palo seco en anchurosa rada”, símbolo, este último, que parece más adecuado al objeto, por la representación del ancla, que explica claramente la posición de las naves.
El 22 de julio de 1856 por medio de una ordenanza municipal, se declaró, al establecer el escudo y sello de la corporación, que, queriendo conservar la tradición, se adoptaba el que usaba el antiguo Cabildo, es decir, el que figura en los Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, de 1649. Más tarde, en distintas oportunidades el escudo fue cambiando su diseño, pero conservando siempre sus símbolos principales: la paloma y los navíos, por lo que puede dejarse establecido, sin temor de apartarse de la verdad histórica, que la ciudad de Buenos Aires tuvo por escudos los señalados en los Acuerdos de 20 de octubre de 1580 y 5 de noviembre de 1649, siendo el actual, por su semejanza, una simple derivación simplificada de éstos.