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LOS ABORÍGENES DEL VALLE DE TAFÍ
Se sabe muy poco del pueblo que habitó en el valle de Tafí, en la Provincia del Tucumán y que el arquéologo JUAN BAUTISTA AMBROSETT vinculó con la cultura de Tiahuanaco, una cultura a la que las investigaciones atribuyen una antigüedad de entre 460-160 años antes de Cristo y 1000 años de nuestra era.
En la época de la conquista no existía ya el pueblo que se conoce como “de los monolitos”, pero diversas excavaciones recientes ofrecen alguna información acerca de ellos.
Disponían de una economía agrícola y conocían técnicas avanzadas para el cultivo con riego y en terrazas escalonadas y también han debido de ser pastores de llamas. Vivían en núcleos bastante densos, aunque las viviendas familiares se hallaban más o menos dispersas y separadas unas de otras.
Sus viviendas eran de piedra, bien ensamblada, con bloques, a veces, de más de una tonelada de peso y el techo era de ramas y barro apisonado. Como huellas permanentes de su paso, este pueblo dejó los “menhires”, (conocidos ya desde fines del siglo XIX), unos monumentos megalíticos, que consisten en una simple piedra, alargada, que simplemente en bruto o tallada, es parcialmente enterrada para que permanezca ergida.
En 1960, la Universidad de Córdoba destacó una expedición de estudio a cargo del arqueólogo ALBERTO REX GONZÁLEZ y fueron localizados en el valle de Tafí, numerosos enterratorios y viviendas, cuyas habitaciones eran de tipo circular, dispuestas en pequeños núcleos.
Se encontró también un monolito de 3,11 metros de forma regular y con una figura grabada, cuyos rasgos son realzados por una pintura roja y un monolito o menhir liso de 4,12 m. de alto, cuyo peso es superior a las dos toneladas. El estudio de las viviendas y las estratigrafías practicadas junto a los menhires permiten definir, según el doctor REX GONZÁLEZ, las características esenciales de la cultura que confeccionó los monolitos.
Parece haber sido propia de este pueblo, una alfarería bastante tosca, con asas en forma de botón saliente o en semianillo. También se comprobó que construían pequeñas pipas, silbatos u ocarinas y molían los granos en molinillos. Fabricaban hachas pulimentadas de piedra, con cuello, que habrían usado como armas y como instrumentos de trabajo. Probablemente empleaban hondas y boleadoras. Trabajaban la piedra y algunas de éstas que se encontraron, muestran formas de felinos, combinadas con caracteres humanos y con figuras de llamas.