LA TORRE DE LOS INGLESES (24/05/1916)

En realidad, este nombre por el cual se la conoce, no le es propio, por lo menos oficialmente, porque, ya sea en los planos originales como en los expedientes municipales se la denomina “Torre Monumental”.

Fue un regalo que recibieron los porteños de parte de los residentes británicos en Buenos Aires, al cumplirse el Centenario de la Revolución de Mayo. La colectividad británica había comenzado a pensar en este simpático gesto, ya en los primeros años del siglo, pero el Congreso Nacional, promulgó una Lev, mediante la cual se aceptaba el ofrecimiento, recién el 18 de setiembre de 1910, a sólo ocho meses de cumplirse el Centenario.

La Torre fue considerada en un principio como un “Monumento conmemorativo del Centenario de Mayo”, pero  finalmente tuvo la estructura de una “Torre” y ya sea por la proverbial burocracia argentina, o por los diversos inconvenientes que se presentaron, no pudo inaugurarse durante los festejos del Centenario.

Problemas múltiples retardan la obra. Se llamó a concurso para la realización del provecto y fue seleccionado el del ingeniero AMBROSE MACDONALD POYNTER y como había llegado ya la fecha patria y lo único que existía del monumento obsequiado, era el proyecto que se haba aprobado, en mayo de 1910, se organizó una exposición con los bocetos presentados, en el salón del “Bon Marché”; el actual centro comercial “Galerías Pacífico”. Tampoco la colocación de la piedra fundamental de la obra, pudo hacerse como se había programado.

La muerte de EDUARDO VII ocurrida el 6 de mayo de 1910, impidió que el Reino Unido enviara una delegación oficial a las Fiestas del Centenario, y por tal razón, este acto, recién pudo hacerse el 26 de noviembre de 1910. Tampoco pudieron iniciarse las obras de inmediato, porque la Compañía de Gas que ocupaba la Plaza destinada al monumento, recién en 1912 la desalojó y finalmente, la construcción pudo comenzarse.

La obra estuvo a cargo de la empresa “Hopkinns y Gordon” y también debió superar innumerables inconvenientes, para cumplir con el contrato: Dado que todos los materiales para la construcción (cemento, piedras Portland y ladrillos del tipo Leicester), así como también el personal técnico encargado de la misma, fueron traídos desde Cran Bretaña, el transporte marítimo se vio seriamente comprometido por aquellos tristes acontecimientos conocidos como la  Primera Guerra Mundial.

Finalmente, la denominada Torre Monumental (o de los ingleses), fue solemnemente inaugurada el 24 de mavo de 1916, durante la presidencia del doctor VICTORINO DE LA PLAZA.

Quizás haya sido sólo una curiosa coincidencia, pero lo cierto es que el ministro plenipotenciario de Gran Bretaña, de apellido TOWER (Reginald Tower se llamaba), fue quien pronunció un discurso en el acto inaugural. Sesenta y nueve años más tarde, en 1985, demostrando “fina sensibilidad” por el patrimonio urbano, una diputada justicialista propuso derrumbarla, pero afortunadamente no fue escuchada por sus pares.

De no haber sido así, sufriríamos una más de las tantas amputaciones de lo que fue, por mérito de pocos y culpa de muchos, una hermosa ciudad.

De estilo “palladino”, de acuerdo la tendencia imperante a fines del siglo XVI en Gran Bretaña, se halla emplazada sobre una plataforma con cuatro escaleras de acceso.

Sobre la entrada principal que mira al oeste, y sobre las demás caras de la edificación, existe un friso donde se alternan triglifos y metopas ornamentadas con soles y diferentes emblemas del Imperio Británico (la flor del cardo que representa a Escocia,  la rosa de la Casa Tudor, el dragón rojo de Gales y el trébol de Irlanda). Tiene una altura de  60 metros y ocho pisos.

A los 45 metros se encuentra un reloj “a péndulo y pesas”, puesto en funcionamiento por los relojeros argentinos RODOLFO KOPP y NICANOR INSÚA, que cuenta con cuatro cuadrantes de 4,4 metros de diámetro, cada uno de los cuales estaba realizado en opalina inglesa, pero hoy varias de ellas, han sido reemplazadas debido a los destrozos sufridos durante la Guerra de las Malvinas, por parte de manifestantes enardecidos por la presencia inglesa en nuestras islas.

Sobre los cuadrantes se hallan las cinco campanas de bronce (la mayor, con un pesos de siete toneladas), cuyo tañido en los cuartos de hora imita al de la abadía de Westminster.

La torre está coronada por una cúpula de forma octogonal cubierta de láminas de cobre y cabriadas de acero sobre cuya cima gira una veleta que representa una fragata de tres mástiles de la época isabelina. El carrillón que marca las horas, medias y cuartos, pesa unas 3 toneladas, e imita en su forma al existente en la abadía de Westminster. Sobre la puerta de entrada se encuentran los escudos de Argentina y Gran Bretaña, y una frase que dice “Al gran pueblo argentino, los residentes británicos, salud. 25 de mayo 1810-1910”.

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