LA MUERTE DE DOMINGUITO SARMIENTO (22/09/1866)

El 22 de setiembre de 1866 durante la guerra con  Paraguay, muere en Curupaytí, DOMINGO FIDEL SARMIENTO, el hijo adoptivo de DOMING FAUSTINO SARMIENTO.

Ese día, las tropas argentinas y brasileñas de la Triple Alianza, habían lanzado in gran ataque sobre las posiciones paraguayas Curupaytí. Los jefes y oficiales llevaban sus mejores ropas de gala, los oficiales con sus galones relumbrantes y calzando guantes blancos.

DOMINGUITO FIDEL SARMIENTO (1845-1866), el hijo del corazón de SARMIENTO, tenía 21 años y estaba incorporado como capitán por propia voluntad al 12 de Línea que mandaba el mayor LUCIO V. MANSILLA.

El día anterior, DOMINGUITO había escrito a su madre en una libreta que llevaba siempre consigo: «Querida vieja, no sientas la pérdida pues morir por la Patria es vivir…» y el día de la batalla y poco antes de partir hacia la muerte, anotó: «Son las diez, las balas de grueso calibre estallan sobre el batallón. Salud mi madre».

El general IGNACIO H. FOTHERINGHAM, entonces teniente de 24 años, dice que vio pasar al 12 «con su jefe MANSILLA al frente y con él van sus oficiales, entre ellos el capitán Domingo F. Sarmiento mandando su compañía.

«Acercándose a mi, DOMINGUITO me dio un gran abrazo y me dijo «¡Hasta luego, inglesitol. Más tarde lo vi muerto. Se había desangrado por las heridas de metralla que habían atravesado sus piernas y cuatro soldados lo llevaban sobre una manta. El pantalón color «garante» (rosa}, apenas dejaba ver las manchas inmensas de sangre generosa que vertían las mortales heridas…».

Así murió el joven capitán SARMIENTO al frente de su compañía en el asalto a las trincheras de Curupaytí. El cadáver de DO,INGUITO fue conducido a Buenos Aires, velado en la casa del doctor RAWSON y depositado en la bóveda de los VARELA en la Recoleta.

Cuando SARMIENTO regresó de Estados Unidos, ya electo presidente, fue a llorar sobre su féretro, en horas del atardecer, procurando no ser visto por nadie. Abrazado al ataúd, el viejo luchador, pronunciaba largos monólogos ante la tumba del amado hijo ausente.

Una de aquellas tardes, ya entrada la noche, SARMIENTO sale de la Recoleta, hablando solo, llorando y con la corbata fuera de su sitio. Alguien que lo vio, no comprendiendo su dolor, o quizás para hacerlo aún más profundo, dijo en un diario opositor «he visto al presidente electo, borracho, quizás de vuelta de una orgía»». Qué cruel puede ser la política !!!!  (ver Batalla de Curupaytí).

6 Comentarios

  1. Anónimo

    hola

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  2. Anónimo

    excelente resumen

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  3. Raúl Albarracín

    Excelente. La gesta de esa generación merece ser valorada y recordada. Más allá de las razones de la guerra (justas o injustas, según de que lado de la siempre vigente grieta se vea), no invalida de ningún modo el sacrificio de esos jóvenes que dieron su sangre por la Patria.

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    1. carlos

      Exelente? Eran unos boludos de primer nivel, porteñitos que creyeron que se iban de paseo a Asuncion y lo que encontraron fue la muerte y trajeron a Buenos Aires la fiebre amarilla

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  4. jose molina

    yo creo que fue una guerra injusta que diezmaron al pueblo paraguayo pero yo creo que se les debe respeto tanto al pueblo hermano del paraguay como al pueblo argentino jovenes que lucharon y murieron defendiendo su patria , no quiero que nadie se ofenda pero es lo que siento como argentino

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  5. GUILLERMO GERARDUZZI

    TODOS LOS OFICIALES LUCÍAN PRENDAS MUY VISTOSAS PARA SER RECONOCIDOS POR LA TROPA CUANDO IMPARTÍAN ÓRDENES EN COMBATE….PERO A SU VEZ TAMBIEN ERAN DISTINGUIDOS POR EL ENEMIGO QUE DIRIGÍA PREFERENTEMENTE CONTRA ELLOS SUS DISPAROS….LO MISMO QUE CON DOMINGUITO, SUCEDIÓ CON EL JOVEN PAZ QUE ERA HIJO DEL VICEPRESIDENTE DE MITRE.

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