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LA IMAGEN DE LOS PRÓCERES ARGENTINOS HOY
Un sondeo realizado con métodos modernos, ha permitido conocer el grado de aceptación que tienen hoy algunos de los pròceres argentinos.
San Martín, Belgrano y Sarmiento siguen siendo las tres figuras más respetadas del país (91 %de imagen positiva en los dos primeros, 62% en el último), mientras que la imagen negativa de Rivadavia, Quiroga y Roca, ha crecido en los últimos años).
Un sondeo realizado por el «Centro de Estudios Nueva Mayoría», en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, en los primeros meses de 2004, permite evaluar la imagen de los próceres de nuestra historia en la opinión publica. De acuerdo con el estudio, José de San Martín y Manuel Belgrano tienen, ambos, 91 % de imagen positiva y sólo 2% de negativa. Sigue Domingo Faustino Sarmiento, que tiene 62% de imagen positiva y 12% de negativa.
Luego está Juan Bautista Alberdi, con 45% de imagen positiva y 4% de negativa. El resto de las figuras muestra, en cambio, una imagen positiva mucho más baja. A Facundo Quiroga se lo ve positivamente en un 14% y negativamente en un 20%, Julio Argentino Roca tiene también 14% de imagen positiva pero un 31 % de negativa, Bernardino Rivadavia 12% favorable y 19% desfavorable, Juan Manuel de Rosas 11 % de positiva y 34% de negativa y Justo José de Urquiza tiene 10% de imagen positiva, con 14% de imagen negativa y la calificación de regular es muy elevada (68%), lo que también sucede con Rivadavia.
Cabe señalar que en ningún caso la respuesta de «no sabe» -quienes no tienen una opinión formada o definida- superó el 9 por ciento. El mismo estudio realizado siete años atrás -a fines de 1996- muestra que la buena imagen de San Martín y Belgrano sigue siendo una constante, ya que entonces, el primero registraba 87% de imagen positiva -cuatro puntos menos que ahora- y Belgrano 84% -siete puntos menos que ahora-. Lo mismo sucede con Sarmiento, que tenía 64% y descendió sólo dos puntos.
En el caso de Alberdi, estaba en el cuarto lugar de imagen positiva, como ahora, aunque descendió ocho puntos en ella. La ubicación de estas cuatro figuras no muestra un cambio sustancial en los siete años transcurridos, aunque durante este período, la Argentina vivió una fuerte inestabilidad política y sufrió la crisis económica-social más grave de su historia. Pero en el caso de las restantes figuras se produce una evolución negativa sustancial. La imagen positiva de Quiroga, cae casi treinta y ocho puntos, la de Rivadavia cuarenta y cuatro, la de Rosas, treinta y tres y la de Roca, veintidós.
No resulta fácil encontrar una hipótesis explicativa en la evolución negativa de la imagen de estas figuras históricas. Las explicaciones políticas e ideológicas no parecen demasiado coherentes, ya que hay una caída drástica en las figuras exaltadas por el revisionismo, como Rosas y Quiroga y también en los arquetipos de la historia liberal, como Rivadavia. En cuanto a Roca, la injusta campaña desatada contra él queriendo transformar la ocupación de los territorios del Sur en un «genocidio», podría dar alguna hipótesis para su caso particular.
En lo que a mi respecta, al analizar este fenómeno me planteo si en la enseñanza escolar, en este momento, si bien se mantiene el rol tradicional de San Martín y Belgrano como «fundadores» de la Patria y de Sarmiento como «fundador» de la educación pública argentina, no se está dando una interpretación diferente de la del pasado con respecto a temas como la Generación del Ochenta, ya que en más de un manual puede constatarse hoy una visión muy crítica y hasta condenatoria de este período histórico.
Quizá podría plantearse que, en este mismo período, la imagen de todas las instituciones políticas (Congreso, Justicia), de los partidos, de los factores de poder (Fuerzas Armadas, Iglesia, empresarios y sindicatos), han sufrido caídas similares y, en consecuencia, ésta sería la explicación; y las excepciones respecto de San Martín, Belgrano y Sarmiento, en segundo término, son porque en la percepción que se tiene de ellos persiste un sentimiento particular, con algún componente filial, que se hace evidente en el caso del Padre de la Patria.
En qué medida pueden haber influido en esta evolución, fenómenos como la difusión en estos años de la novela histórica o de libros sobre la historia en función de la actualidad periodística, puede ser un camino por explorar pero que inicialmente no resulta claro. Que las imágenes de San Martín y Belgrano hayan crecido algunos puntos podría tener explicación en la necesidad de modelos, arquetipos que la crisis política ha generado; pero en líneas generales no resulta fácil construir una hipótesis convincente sobre las causas por las cuales ha caído tanto la imagen de determinadas figuras históricas y de otras no.
De cualquier forma, está claro que, pese a los cambios y a la crisis, la idea fijada por la escuela tradicional argentina sobre sus tres próceres mayores, sigue vigente. Esta, entonces, es la conclusión: San Martín y Belgrano en primer lugar, y luego Sarmiento, siguen siendo las tres figuras más reconocidas por la opinión pública argentina; ello está indicando que las líneas centrales de interpretación de la historia fijadas desde comienzos del siglo XX en la enseñanza escolar se han mantenido inalterables, pese a los cambios y las crisis que ha sufrido el país en los últimos años.
No resulta fácil, en cambio, encontrar una hipótesis que explique por qué ha descendido tanto la imagen de las restantes figuras históricas; no aparece una explicación política o ideológica para ello. En qué medida pueden haber influido fenómenos como la historia «de divulgación», ya sea en su expresión literaria o periodística, son hipótesis que quedan por explorarse (Rosendo Fraga, Director del «Centro de Estudios Nueva Mayoría»).