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LA FORTALEZA DEL CALLAO (1748 ¿?)
La llamada “Fortaleza del Callao”, levantada en una de las mejores bahías de la costa peruana, era una construcción semicircular con dos torreones en cada extremo y el castillo de San Felipe en el centro. Estaba defendida por una serie de baterías integradas por trescientos cañones y una recta carretera de casi 10 kilómetros la comunicaba con Lima, capital del Perú.
Fue construída cuando la Corona de Castilla tuvo que establecer en América un sistema defensivo que asegurase la vida de las ciudades aquí instaladas, la navegación de sus barcos y la consolidación de sus posesiones.
Al principio sólo había sido necesario fijar exactamente las rutas y escalas y las fortificaciones se reducían a simples «palenques», o fuertes de madera que más tarde, se construyeron de piedra con fondos extraídos de las regiones interesadas en disponer de este tipo de obras. Sólo en casos extraordinarios el Estado envió dinero para alzar sólidas fortificaciones.
Pero luego de la derrota de la «Invencible» por los ingleses (julio-setiembre de1588) y de los sucesivos y pertinaces acosos de los piratas que merodeaban durante el siglo XVI por estas costas, España se vio en la extrema necesidad de organizar la defensa de sus posesiones ultramarinas y encomendó al famoso ingeniero JUAN BAUTISTA ANTONELLI que proyectara un plan de fortificaciones en base a torres, murallas y cadenas, ubicadas sobre las costas más vulnerables de América.
Surge así el cinturón del Caribe: Cartagena de Indias, La Habana y Portobelo, todos ellos puertos claves del comercio indiano; con Portobelo como lugar terminal y de reunión de las Flotas, constituído por una serie de obras que contenían baluartes, castillos y arsenales.
Los territorios de Sudamérica, en su frente hacia el Pacífico, no se vieron en esos momentos tan atendidos como lo fue el litoral caribeño, porque éste era el preferido por el comercio ilegal que tenía su centro de operaciones en Curazao.
La piratería y el contrabando holandés entonces, penetraba por el Orinoco hasta los llanos venezolanos, Colombia, Quito y llegaba hasta el mismo Perú, cuyo virreinato solamente contaba, a lo largo de sus costas sobre el Pacífico, con una serie de Castillos defensivos, que iban desde El Callao hasta a Chiloé, pasando por Santiago de Chile, Valparaíso, Valdivia e isla de Juan Fernández, fortificaciones que resultaron un tanto tardías e insuficientes. De todas ellas, la mejor defendida era la plaza del Callao, aún cunado sus vecinos se consideraban inseguros.
Hasta 1624 no había casi nada construido sobre el Pacífico. En esa fecha se produjo el bloqueo y ataque al puerto de Lima del pirata holandés JACOBO L’HERMITE y a consecuencia de esto, el virrey, marqués DE LA MANTERA, hizo levantar la muralla del Callao y fortificar Valdivia, considerado el guardián del sur del virreinato del Perú.
Se sabía que si el enemigo cruzaba el Estrecho de Magallanes y tomaba Valdivia, lo demás era coser y cantar, como dice un autor especializado. El Callao «llave y antemural», comenzó a ser fortificado por el virrey PRÍNCIPE DE ESQUILACHE, cuya obra fue continuada por CHINCHÓN y más tarde por MANCERA
En 1688 se construyó una sólida muralla con unos treinta baluartes, pero el terremoto que sacudió la región en 1746, derribó gran parte de esta defensa, que quedó reducida a un simple cerco, pero poco después (presuntivamente en 1748), fue necesario volver a fortificar estas costas del virreinato del Perú y así surgió, en una de las mejores bahías de la costa la “Fortaleza del real Felipe”, una serie de castillos que iban a lo largo de sus costas, desde El Callao hasta Chiloé (en la actual República de Chile), siendo el mejor defendido, el instalado en El Callao, aunque ninguno de ellos resultó efectivo, pues todos pudieron ser vulneradas.
La única fortaleza que se mantiene todavía en pie e s la de El Callao. Con dos torreones en cada extremo y el Castillo de San Felipe al centro, defendida con trescientos cañones dispuestos en baterías semicirculares y una recta carretera de nueve kilómetros la comunica con Lima.
En las mazmorras del Callao, soldados argentinos sufrieron crueles tormentos luego de la derrota que el ejército español al mando de JOAQUÍN DE LA PEZUELA le infligiera en Sipe-Sipe, el 29 de noviembre de 1815, al Ejército del Norte, al mando del general JOSÉ RONDEAU en el curso de la campaña al Alto Perú, derrota que le costó a las Provincias Unidas, la pérdida del Alto Perú.