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LA FARMACIA SILVETTI (00/06/1895)
Los orígenes de la Farmacia Silvetti se remontan a junio de 1895 cuando PEDRO SILVETTI, un químico farmacéutico, inauguró el comercio que llevaba su nombre, en la ciudad de Zárate, provincia de Buenos Aires.
Sus descendientes continuaron el legado del que fue luego un centenario comercio zarateño, único en la ciudad que mantuvo el mismo rubro a lo largo de toda su historia, que es también, parte de la del Distrito.
Era el único local en su tipo, y detrás del Salón donde recibía a sus clientes, tenía el laboratorio para hacer preparados y medicamentos.
Hijo de un inmigrante italiano de buen pasar que obligó a todos sus hijos a estudiar, don Pedro se mudó a Zárate cuando se enteró que hacían falta profesionales en un pueblo que apenas superaba los 10 mil habitantes, con un 40 % de inmigrantes.
Fue él, que era ebanista por hobby, quien hizo parte del mobiliario que todavía conserva el local. Además de ser un respetado profesional y artesano, Silvetti también era reconocido como músico.
Cuando Don Pedro se retiró se hizo cargo de la Farmacia, Bernardo Echezuri, quien no era profesional y en 1937 contrató al doctor Oscar Molo, una eminencia de la época, cuya hija Marta tomó la posta en 1988.
La fachada, el piso calcáreo y el mobiliario e incluso el escalón de mármol que abarca el frente y la entrada con el nombre del comercio, son los originales que tuvo la Farmacia desde el día de su inauguración, recuperada su lozanía y funcionalidad, gracias a un intenso y amoroso trabajo llevado a cabo por MÓNICA EXPÓSITO, hija de HOMERO EXPÓSITO, uno de los próceres del Tango, quien contó para restaurar el mobiliario y la carpintería, con el ebanista JOSÉ URZICH, un especialista en devolverle esplendor a cada veta.
Entrar al lugar es como retroceder en el tiempo. No hay estanterías, sino que los productos están detrás del mostrador, en muebles de madera y vidrio. El siglo XIX conviviendo con el XXI porque a la vez tiene una especie de museo con la exhibición algunos elementos que utilizaban antiguamente para la preparación de medicamentos y también conserva una arcada original con una Copa de Higía –el símbolo de la actividad farmacéutica– que fue hecha en madera por Silvetti (ver Primeros comercios porteños).