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LA FÁBRICA DE FUSILES DE BUENOS AIRES (02/09/1810)
EL 2 DE SETIEMBRE DE 1810, se puso en marcha el primer intento de magnitud destinado a la fabricación de armas en el país. Se inicia la construcción de la “Fábrica de Fusiles de Buenos Aires”, según los planos que presentara JUAN BAUTISTA SEGUISMUNDO.
Fue encargado de su construcción y organización JUAN FRANCISCO TARRAGONA y todo debió hacerse desde la base, comenzando por la construcción del edificio que se ubicaba en el “hueco de Zamudio”, en la manzana delimitada por las actuales calles Lavalle, Libertad, Uruguay y Talcahuano (actual Palacio de Justicia).
Un lugar no muy apto, pero que dada la premura del caso, tuvo que ser aceptado (en marzo de 1811, se tuvo que construír un puente en el “hueco de las ánimas”, para que las aguas no impidieran el paso “de los artesanos para el trabajo de la fábrica de fusiles”.
EL 29 de setiembre de 1811 DOMINGO MATHEU fue nombrado Director de la Fábrica y AMBROSIO MITRE (padre de Bartolomé Mitre) contador del establecimiento. Posteriormente, entre 1813 1817 especialistas contratados en Inglaterra por la misión encomendada a MANUEL MORENO sumaron sus esfuerzos a la tarea, destacándose entre ellos JOHANN GEORGE FRYE, FERNANDO LAMPING, CARLOS PERSIS y JAIME CHIC.
Hasta agosto de 1811 la producción fue muy variada, contándose entre los elementos fabricados 27 alabardas, 827 baquetas, 705 bayonetas, 2 carabinas, 238 lanzas, 862 pares de estribos, 12 fusiles, 6 pistolas y todas las máquinas y herramientas necesarias en la fábrica. Se repararon, además, 29 bayonetas, 3 carabinas, 30 fusiles y 5 pistolas.
En 1812 se fabricaron 281 bayonetas y se compusieron numerosos fusiles y pistolas. En el establecimiento había 70 obreros. En abril de 1812 comienza la fabricación regular de armas de fuego y desde el 11 de abril al 9 de mayo de ese año, se fabricaron 60 fusiles y 20 carabinas. En dos semanas de diciembre se fabricaron 20 fusiles y 12 tercerolas.
Entre setiembre de 1811 y agosto de 1813, lapso que duró la gestión de MATHEU, se fabricaron 822 fusiles, 262 carabinas, 122 tercerolas, 126 pistolas y 21 trabucos. La rendición de Montevideo, el 25 de julio de 1814, brindó un importante botín a los patriotas.
En esa plaza fueron capturados 8.245 fusiles, 525 tercerolas, 3.000 cañones de fusil, 2.000 llaves, numerosos sables, pistolas y varios centenares de cañones que defendían la plaza. Todo este material necesitaba reparaciones y éstas fueron realizadas en parte en la fábrica de Buenos Aires.
En mayo de 1815 fue nombrado director del establecimiento ESTEBAN DE LUCA (1786-1824), poeta y militar, discípulo de Monasterio en la primera fábrica de cañones. En enero de 1816 fue ascendido al grado de sargento mayor de artillería y en febrero fabricó dos pistolas utilizando el metal extraído del Mesón de Hierro de Santiago del Estero.
Estas armas fueron enviadas como obsequio especial al presidente de los Estados Unidos, James Madison. La Fábrica de Fusiles de Buenos Aires, produjo hasta fines de 1814 casi 3.000 fusiles y 192 tercerolas. En marzo de 1815 se alcanzó una producción de unos 20 fusiles diarios. El 17 de enero de 1815, el periódico El Independiente publicó una carta de un lector que afirmaba:
“Nos hallamos con una fábrica de fusiles en mejor estado de economía y mecánica de las que ha podido tener la misma España: una fundición de cañones y balas de artillería de todas clases y calibres; fábricas también de pólvora y armas blancas”.
La fábrica pasó por momentos de apremio a causa de la falta de pago de sueldos a sus operarios por parte del gobierno y en diciembre de 1816, cerró temporariamente sus puertas pues se debían tres meses de sueldo a los trabajadores.
En 1818 trabajaban en la “Fábrica de Fusiles”, diez armeros y en marzo de 1820 solamente había en ella tres operarios, según lo consignaba el comunicado del director DE LUCA al gobierno. El 10 de mayo de ese año, De Luca vuelve a dirigirse al gobierno pidiéndole que le envíe solamente 600 pesos mensuales en lugar de los 1.400 asignados en 1817 para sostener la fábrica:
“Para esta fecha, sólo quedan en el establecimiento un armero y dos cajeros, hallándose los demás ocupados en los talleres particulares para atender a su subsistencia”. En 1822 se cerró la fábrica definitivamente y sus instalaciones fueron trasladadas al taller del Parque de Artillería.