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LA ARGENTINA Y LA LIGA DE LAS NACIONES (18/07/1919)
En 1918, el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Thomas Woodrow Wilson, se dirigió al Senado norteamericano para expresar su deseo de conformar una “liga para la paz” que implicara un compromiso de los Estados para evitar recurrir a la guerra nuevamente.
Este discurso se conoció como “el discurso de los 14 puntos” y en 1919, los Estados firmantes del Tratado de Versailles, donde se acordaron los términos y condiciones que pusieron fin a la primera guerra mundial, crearon el Estatuto de la “Sociedad de Naciones”.
Informado de la creación de este nuevo foro internacional y de los contenidos de dicho Estatuto, el gobierno argentino, a través de su Canciller, el doctor HONORIO PUEYRREDÓN, mediante una declaración difundida el 18 de julio de 1919, manifestó su adhesión al proyecto y fijando la posición oficial de la República Argentina a este respecto, declaró:
a) coincidir con el funcionamiento de la Sociedad, pero rechazando la segregación de los países neutrales en las asambleas públicas; y b) impugnar la distinción que los vencedores hacían entre beligerantes y neutrales, pues la misma contradecía los fundamentos constitutivos de una sociedad con la pretensión de resguardar la paz entre las naciones.
El 20 de enero e 1920, el presidente del Consejo Supremo de la Sociedad de las Naciones, George Clemenceau, se dirigió por telegrama al presidente HIPÓLITO YRIGOYEN invitando a la Argentina a adherirse al Pacto de la Sociedad de las Naciones. YRIGOYEN aceptó la invitación, ratificando los términos a que se ajustará la adhesión de la Argentina a ese foro, según ya se había adelantado en julio de 1919.
Luego de haber obtenido el acuerdo del Senado, en octubre de 1920, el Poder Ejecutivo nombró la delegación que representaría a la Argentina en la Liga de las Naciones (también llamada Sociedad de las Naciones). La misma estaba encabezada por el canciller HONORIO PUEYRREDÓN, e integrada por el entonces embajador argentino en París, MARCELO TORCUATO DE ALVEAR; el embajador argentino en Austria, FELIPE PÉREZ; el consejero ROBERTO LEVILLIER y el asesor técnico DANIEL ANTOKOLETZ.
La novel “Sociedad de las Naciones” se reunió en Ginebra en diciembre de 1920 y durante una de sus sesiones plenarias, el representante argentino volvió a expresar las reservas y objeciones que la Argentina tenía hacia algunos de los aspectos contenidos en el Estatuto que se pretendía aprobar, afirmando su postura universalista en el principio de que “la victoria no da derechos” y el 7 de ese mes y año, debido a la negativa de las naciones vencedoras de la guerra a aceptar la posición argentina de que todos los estados soberanos formaran parte de la Sociedad, sin excepciones de carácter discriminatorio, la delegación argentina se retiró. Más tarde, ya en 1932 el presidente de facto, JOSÉ FÉLIX URIBURU solicitará el reingreso a ese foro.