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GRIERSON, CECILIA (1859-1934)
Fue la primera mujer que en la República Argentina obtuvo el título de médica, luego de cursar los seis años de la carrera, en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires.
Nacida el 22 de noviembre de 1859 en Buenos Aires, era hija de John Parish Robertson Grierson, un descendiente de los primeros colonos escoceses que llegaron al país y de Jane Duffy, originaria de Irlanda. Su abuelo paterno, William Grierson, era un colono escocés que se había establecido en Monte Grande en 1825, durante la presidencia de Bernardino Rivadavia, en la primera y única colonia formada por escoceses en la Argentina (ver Escoceses en la Argentina).
Desde muy joven se sintió destinada a la docencia, pero la muerte de Amelia Kenig, su mejor amiga, que falleció luego de sufrir una penosa enfermedad respiratoria crónica, la decidió a estudiar medicina, para luchar contra la enfermedad y el dolor.
Corría el año 1883 y en esta Buenos Aires del siglo XIX, la carrera de Medicina estaba reservada exclusivamente para los hombres. En sus claustros, jamás se habían admitido mujeres, y sólo ÉLIDA PASSO se había atrevido a intentarlo, aunque la muerte frustró sus deseos y falleció de tuberculosis en 1893 (1).
Pero CECILIA estaba decidida a seguir con su vocación y luego de un enorme esfuerzo y disputas judiciales, finalmente en 1883, logró ingresar a la Facultad de Medicina, y siendo la única mujer e injustamente hostilizada por sus compañeros, que no aceptaban su presencia invasora en sus “feudos”, comenzó sus estudios.
Venció todos los obstáculos que se le presentaban: la severidad de sus profesores para con ella, que así le manifestaban su rechazo; la frialdad de sus compañeros; la tristeza que le ocasionaba el estar lejos de los suyos, la necesidad de estar siempre enzarzada en una lucha contra la discriminación. Pero ninguno logró que se minara su decisión.
Y así fue entonces, que a pesar de todo, poco a poco, se fue ganando el respeto de todos y se convirtió en la mejor y más querida alumna de su curso.
Paralelamente con sus estudios, en 1883, participó activamente en la creación de la que fue la primera “Escuela de Enfermeras” de América Latina con un plan de estudios formal y la dirigió hasta 1913; estableció el uso del uniforme de enfermera, el cual fue adoptado por la mayoría de los países latinoamericanos; en 1885 logró ser Ayudante de Histología en la Facultad de Medicina; a principios de 1886, la ciudad de Buenos Aires fue azotada por la tercera epidemia de cólera del siglo y la Asistencia Pública requirió la colaboración de todos los estudiantes de medicina. En respuesta a esta emergencia sanitaria, se improvisaron lugares de atención y refugios para enfermos. Uno de ellos fue la Casa de Aislamiento (actual Hospital Muñiz) y, allí, la estudiante Cecilia Grierson trabajó como ayudante junto al Dr. Penna y el Dr. Estévez.
Ya hacia fines de abril de 1886 los casos de cólera habían disminuido, por lo que Cecilia pudo retomar su carrera. Para ese entonces, cursaba el quinto año de la carrera de Medicina y se desempeñaba como Ayudante de Histología y Practicante Interna del Hospital Escuela «Buenos Aires» (cuyas guardias estaban dirigidas el doctor Juan B. Justo).
En 1888 fue nombrada Practicante Menor del Hospital Rivadavia y el 2 de julio de 1889, logró graduarse, aunque debió librar una larga batalla legal para poder ejercer.
Se especializó en Ginecología y Obstetricia, ya que, dada su condición de mujer, se le había negado la posibilidad de trabajar como cirujana y a partir de entonces inició la que sería una brillante carrera que le permitió la obtención de importantes premios y reconocimientos
Apenas recibida, se incorporó al Hospital San Roque (luego J. M. Ramos Mejía). Desarrolló una intensa actividad docente, tanto en el nivel primario y secundario como en el ámbito técnico y universitario y además, no sólo promovió la enseñanza de la puericultura sino que también fue una precursora en la educación para ciegos, sordomudos y minusválidos.
Estableció un consultorio-escuela psicopedagógico para niños con problemas de conducta, fonación y aprendizaje y realizó tareas de divulgación a través de múltiples cursos, conferencias y publicaciones.
En 1891 fue uno de los miembros fundadores de la Asociación Médica Argentina y un año después, en 1892, fundó la “Sociedad Argentina de Primeros Auxilios” (que años más tarde se incorporaría a la Cruz Roja Argentina) y gracias a sus esfuerzos, logró que se abrieran salas de primeros auxilios en varios pueblos para cooperar en la asistencia de los enfermos
Desde 1892 hasta 1899, fue integrante del “Consejo Nacional de Educación” y luego, enviada por el gobierno, hizo un viaje a Europa, del cual trajo al país un nuevo plan de estudios profesionales.
En 1894, se presentó en el concurso para cubrir el cargo de Profesor Sustituto de la Cátedra de Obstetricia para Parteras. Sin embargo, el concurso fue declarado desierto porque en aquellos tiempos las mujeres no podían aspirar a la docencia universitaria.
En 1900 fundó el Consejo Nacional de Mujeres, la Asociación Obstétrica Nacional y la Revista Obstétrica y en 1902, fue fundadora de la Escuela de Economía Doméstica y de la Sociedad de Economía Doméstica, dando así, origen a la “Escuela Técnica del Hogar”, la primera en su tipo en el país.
Fue Vicepresidenta del “Congreso Internacional de Mujeres” (1899) que se realizó en Londres y luego, durante cinco meses, realizó cursos de perfeccionamiento en Ginecología y Obstetricia en París. Antes de regresar a la Argentina, pudo visitar clínicas y establecimientos hospitalarios de renombre en Viena, Berlín y Leipzig.
En 1909, Cecilia presidió el «Congreso Argentino de Mujeres Universitarias» (fundado en 1905 por Elvira Rawson de Dellepiane, entre otras mujeres) y el «Primer Congreso Feminista Internacional de la República Argentina», foro éste, donde se analizaron temas como la situación de las mujeres en la educación y la legislación, el abandono de los hijos y la necesidad del voto femenino.
Fue sufragista y pionera en la lucha por los derechos de las mujeres, propugnando una reforma civil y política para terminar con la discriminación en el ámbito educativo y en el terreno político.
Recién en 1913 deja la dirección de la Escuela de Enfermeros y Masajistas, y tres años después abandona definitivamente toda actividad docente.
en 1917 participa en Londres del «Primer Congreso Eugenésico Internacional» y en 1927 viaja nuevamente a Europa, en una misión encomendada por el gobierno argentino, para estudiar las técnicas educativas de los países desarrollados.
Escribió varias obras en las cuales la temática predominante era la medicina. Entre ellas se encuentran: “Masaje Práctico”, libro precursor de la técnica kinesiológica, pese a la inhibición que recaía sobre las profesionales médicas de su sexo (1897); Ese mismo año fue publicado su libro “Educación Técnica para la Mujer”; “Primeros Auxilios en caso de accidentes” (1909), “Guía de la enfermera”, y ”La educación del ciego” (1910); “Cuidado del enfermo” (1912)
Publicó también un extenso estudio del Código Civil, en el cual proclama que «las mujeres casadas tienen el estatus de niños en la Argentina», denunciando así, que a éstas se las discriminaba en mayor medida que a las mujeres solteras o viudas, en cuanto a los mismos derechos civiles de los hombres adultos.
Finalmente, en 1926, se introdujeron algunos cambios con la reforma del Código Civil. En ese momento se incorporaron muchas de sus demandas sobre la condición de la mujer en el país, como ser la «posibilidad de disponer de sus propias ganancias, formar parte de sociedades civiles o mercantiles, etc.» y en este mismo año, Cecilia fundó una “Escuela Técnica y de Labores Domésticas” para mejorar la inserción económica de las mujeres.
CECILIA GRIERSON fue una auténtica referente de un grupo de mujeres) que, desafiando las barreras de la indiferencia y el rechazo, lograron imponer enormes cambios en los derechos femeninos de la sociedad del siglo XIX (ver Mujeres en la Historia Argentina).
Recibió incontables galardones y homenajes por su vida dedicada a mejorar la educación y medicina argentina, sin embargo, nunca pudo ejercer en una cátedra en la Facultad de Medicina. «Intenté inútilmente ingresar al Profesorado de la Facultad en la sección en la que podía enseñar…», escribía Cecilia Grierson. Irónicamente, a la mujer que tuvo la audacia de ser la primera en obtener el título de Médica Cirujana en nuestro país, nunca se le ofreció la oportunidad de ser Jefa de Sala, Directora de algún hospital, Médica Escolar o Profesora de la Universidad.
En 1927 se retiró a la localidad de Los Cocos en las sierras cordobesas, donde pasó sus últimos años viviendo con una magra jubilación en una propiedad que dejó en herencia al Consejo Nacional de Educación, para que allí se creara una Escuela (que hoy lleva su nombre). Murió en Buenos Aires el 10 de abril de 1934.
(1). En 1888, Élida Passo, luego de recibir el título de Farmacéutica, el 18 de julio de 1885 y después de tener que recurrir a la justicia para lograr su ingreso a la Facultad de Medicina, por fin lo logró y estaba cursando el quinto año de esa carrera, cuando el destino no quiso que cumpliera su sueño y la tuberculosis terminó con su joven vida en 1893.