El arcón de la historia Argentina > Crónicas > EL GOL OLÍMPICO (02/10/1924)
EL GOL OLÍMPICO (02/10/1924)
El seleccionado argentino de fútbol jugaba un partido de desafío con el uruguayo, que venía de ganar el campeonato de fútbol en la Olimpíadas de París y a raíz de eso, todo lo que sucedió allí, comenzó a ser «olímpico». El alambrado que rodea la cancha, instalado para impedir el desborde del público será conocido como “olímpico”; la vuelta triunfal de los campeones en torno del campo será la “vuelta olímpica” y hasta el gol que marcó CESÁREO ONZARI, con un tiro de esquina, será un gol olímpico, nombre que a partir de entonces, se le dará a este tipo de gol.
CESÁREO ONZARI formando parte de la selección argentina que enfrentaba a los uruguayos, fue entonces quien hizo aquella tarde el primer gol olímpico del fútbol nacional y le dio ese nombre para siempre en el mundo entero. El 14 de julio de 1924, pocos meses antes del partido, la Internacional Board había introducido, a pedido de la Liga Escocesa, una modificación en las leyes de juego que daba validez al tanto conseguido directamente por medio de un tiro de esquina («corner»). El partido de esa fecha se jugaba en la cancha de Sportivo Barracas y aquella tarde se dio un hecho poco frecuente: Onzari ejecutó un córner desde el extremo izquierdo, efectuando el envío con el pie derecho, y la pelota, impulsada como por arte de magia, se introdujo directamente en el arco custodiado por el arquero uruguayo MASSALI, quien nada pudo hacer para detenerla. El gol fue llamado desde entonces olímpico porque fue hecho contra loa uruguayos olímpicos y el primero del mundo convertido después del cambio de reglamentación.
Onzari nacido en 1903, empezó jugando en Sportivo de Almagro cuando tenía quince años, pasó a la segunda división del club Mitre y a partir de 1921 actuó siempre en Huracán, donde integró la extraordinaria delantera compuesta por LOIZO, SPÓSITO, STÁBILE y CHIESA, que dieron el campeonato al club en 1929. También formó parte de los seleccionados nacionales. Era un jugador de extraordinaria destreza puesta a disposición de su equipo y no de un lucimiento personal. Por eso resulta paradójico que se lo recuerde en especial por una jugada de la que fue el único autor. Pero también figura en la historia del deporte argentino por su limpieza en el juego y su respeto hacia los rivales. Onzari se retiró de las canchas en 1932 y murió en 1961.