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EL FRIGORÍFICO LISANDRO DE LA TORRE (28/12/1923)
El 28 de diciembre de 1923, durante la presidencia de MARCELO TORCUATO DE ALVEAR, para limitar la preponderancia de los frigoríficos norteamericanos e ingleses que operaban en el país, imponiendo reglas que no satisfacían las necesidades y leyes argentinas, se decide la creación de un Frigorífico Nacional y del Depósito de Distribuidores de Carne de la Capital Federal, ubicados en el barrio de Mataderos,
Se concretaba así un proyecto que debía responder a los nuevos conceptos que regulaban el funcionamiento de los frigoríficos modernos, abasteciendo a la población local en las mejores condiciones higiénicas de las faenas y aprovechando el mayor rendimiento posible de los subproductos de la carne (ver Los viejos mataderos de Buenos Aires).
La creación de un Frigorífico en la ciudad, no sólo tendrá un gran impacto en la zona de su instalación, sino que será también un factor fundamental para la determinación de precios, el ordenamiento cooperativo y la distribución de los productos.
Sin embargo, pasaron varios años antes de que se concretara la obra, ya que los proyectos que se presentaron a la licitación en 1923, no prosperaron. Recién en 1927, durante la Intendencia de CARLOS MARTÍN NOEL, se presentaron tres propuestas por 11 millones de pesos, 9 millones y medio y 7 millones trescientos mil pesos una tercera, que fue la que finalmente obtuvo la adjudicación de la obra.
La había presentado la “Compañía General de Obras Públicas” (GEOPÉ), una empresa de capitales alemanes que desde 1920 operaba en el país y que había intervenido en la construcción de las obras más significativas de la infraestrutura y edilicias de las primeras décadas del siglo XX.
La construcción de este Frigorífico, que inicialmente llevará el nombre de “Frigorífico y Matadero Municipal de Liniers” comenzó en 1927 y en 14 meses, un tiempo récord para este tipo de obra, se la terminó.
Era un edificio de cuatro pisos, además de la Planta Baja, con rampas de acceso para vacunos y ovinos y con montacargas especiales para porcinos. Incluía diversidad de maquinarias y equipos mecánicos que había provisto la empresa General Electric y tenía asegurada una provisión de 250.000 litros de agua y la fábrica de hielo que se había instalado allí, proveía 40 toneladas de hielo por día.
En 1929, siendo Intendente el Doctor JOSÉ LUIS CANTILO se habilitaron las obras, pero recién en 1930 se iniciaron las operaciones, aunque recién a partir de junio de ese año se empezó a trabajar a pleno. Una demora que demandó la realización de una profunda investigación, que demostró (cuando no) irregularidades administrativas, connivencias espúreas entre funcionarios y contratistas y deficiencias técnicas.
En el archivo técnico del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, existe un Informe realizado en 1932 a pedido de la Comisión Investigadora del Matadero y Frigorífico Municipal, presidida por el concejal FERNANDO GHÍO, que lleva la firma del asesor EUGENIO BLANCO, donde denuncia una serie de errores en la construcción del edificio y su funcionamiento.
Este Informe consta de tres partes: la primera trata de los hechos objetables consumados por la Administración del Matadero y Frigorífico; otra, del movimiento de los subproductos y por último, analiza el balance de los años 1930,1931 y 1932 y deja en evidencia la oscura gestión del Directorio Administrador y cierto nivel de relación con la empresa GEOPÉ.
Entre los primeros errores, aparece la ubicación de los nuevos mataderos en un «potrero de bajo nivel», en vez de haberlos emplazado en los terrenos llamados Los Perales, mejor nivelados y estratégicamente ubicados, en contacto con las vías ferroviarias.
En cuanto al mal funcionamiento del Directorio, detalla el pago irregular de facturas a la GEOPÉ y adjudicaciones directas a esa empresa, para la construcción de algunas modificaciones, en especial en corrales y mangas. El proyecto había comenzado con deficiencias y debió pasar un tiempo antes de que funcionara a pleno.
Diez años después de este Informe, en 1942, se realizaron nuevas mejoras para el funcionamiento integral de los Corrales, el edificio del Matadero y el del Frigorífico y se decide la construcción de un “Mercado de Concentración de Carnes” anexo al Matadero y Frigorífico Municipal, en el terreno ubicado sobre la esquina formada por las calles José Enrique Rodó y Murguiondo, para la mejor distribución y venta de los productos, desarrollando en esta década una de las etapas de mayor actividad.
El Frigorífico fue una de las ramas de la industria que primero incorporó al obrero nacional, por su experiencia en tareas afines en estancias, graserias o saladeros. Pero también fue un canal de integración de los inmigrantes a la nueva sociedad, una síntesis que dará una buena escuela para la organización obrera. Un símbolo de resistencia y lucha popular.
El 11 de septiembre de ese mismo año, el intendente BERGALLI, mediante el Decreto N° 9612, en Acuerdo General de Secretarios, le impuso el nombre de Lisandro de la Torre al Frigorífico Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, fundamentándolo así:
«Lisandro de la Torre fue ‘Fiscal de la Patria’, bastión contra la tiranía, símbolo expresivo de la severa vocación argentina por la libertad y la independencia; Que su lucha alcanzó tonos dramáticos y épicos en la defensa de nuestra economía pecuaria. Que vivió, luchó y murió en la dignidad altiva y dinámica de una pasión argentina a la que sirvió sin límites y sin claudicaciones; Que, aun muerto, vive, fuente, ejemplo, inspiración y bandera».
Vaivenes de su dependencia
Cuando el 28 de diciembre de 1923 el Concejo Deliberante de la ciudad de Buenos Aires ordenó ceder al Gobierno Nacional los terrenos comprendidos entre la avenida Campana y las calles coronel Cárdenas, Merlo y Tellier, para que se instalara allí el “Frigorífico Nacional”, nadie sospechaba que se abría un camino de idas y vueltas para definir la pertenencia del establecimiento entre la Ciudad y la Nación.
La cesión se efectuó bajo la condición de que el Frigorífico debía funcionar dentro de un plazo no mayor de dos años y que debía atender en primer lugar al abastecimiento de la ciudad de Buenos Aires.
Por uno de los incisos de esa ordenanza, a partir del 29 de diciembre de 1926, los terrenos dejaron de estar afectados por la construcción del Frigorífico Nacional y, paralelamente, se aprobó la construcción del “Matadero Público Modelo y Frigorífico” que estaría bajo la órbita de la ciudad. Dos años después, el 7 de y agosto de 1929, a través de la ordenanza 3457 se puso en funcionamiento, el “Matadero y Frigorífico Municipal”, dependiente de la Secretaría de Obras Públicas de la Municipalidad de Buenos Aires.
En 1932 surgieron los primeros proyectos de nacionalización, pero no llegaron a consumarse. Pasarán casi dos décadas para que esto ocurra. Mediante el decreto nacional N° 9993/50 del 25 de abril de 1950, el gobierno peronista transfirió la dependencia del “Mercado de Hacienda y del Matadero y Frigorífico”, de manos de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, al Ministerio de Hacienda de la Nación.
Con la caída del Presidente PERÓN, en 1955, el Frigorífico volvió a manos del gobierno de la ciudad. El 2 de octubre de ese año, mediante el decreto N° 11.142 de 1956, el intendente DE LA TORRE tomó posesión del Mercado Nacional de Hacienda y del Frigorífico Nacional y pasó a denominarse “Mercado Municipal de Hacienda de la Ciudad de Buenos Aires” y “Frigorífico Municipal de la Ciudad de Buenos Aires”.
Se formó una Comisión para el estudio de la situación y reestructuración del mercado que, en enero de 1957 propuso un proyecto que el Intendente transformó en Decreto, mediante el cual, el “Mercado Municipal de Hacienda” y el “Frigorífico Municipal” integrarán un solo organismo al que se denominó «Frigorífico y Mercado Municipal de Hacienda de la Ciudad de Buenos Aires», que dependerán de la Intendencia Municipal de la ciudad de Buenos Aires, por intermedio de la Secretaría de Abastecimiento y la Policía Municipal.
Dos años después, en 1958, bajo el gobierno de ARTURO FRONDIZI se creó, por Decreto nacional N° 12.959, la Comisión Administradora del Frigorífico Nacional y Mercado Nacional de Hacienda, que tenía facultades para normalizar el abastecimiento y organizar el trabajo.
Ese mismo año por ley N° 14.801 y decreto 8439 se puso en venta el Frigorífico Lisandro de la Torre, y al no concretarse la propuesta presentada por el sindicato de que fuera entregado a los trabajadores, el Frigorífico pasó a la órbita privada de la Corporación Argentina de Productores de Carne (CAP).
En 1974, por la ley 20.755 se le devolvieron al Estado los bienes que integraban la unidad económica del Frigorífico y se designaron a los miembros de la Comisión Investigadora del Frigorífico Nacional. Pero con la política económica implementada a partir de 1976 comenzaron los despidos masivos y el vaciamiento general del Frigorífico, que dos años más tarde, acabaría cerrando sus puertas y transformado su edificio, en escombros.
El Frigorífico Lisandro de la Torre estuvo en pie menos de 50 años, los 10 últimos privatizado y sólo durante 2 años llevó ese nombre. Pero, a pesar de su corta presencia, dejó en el barrio de Mataderos y en la memoria de los pobladores la sensación de que allí estuvo siempre, y quizás aún lo esté, en la memoria de muchos (ver El problema de las carnes).