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CÓMO LE FUE ARREBATADA LAS MALVINAS A LA ARGENTINA (1833)
Las Islas Malvinas forman parte de un archipiélago ubicado en la plataforma submarina continental, perteneciente a la República Argentina y usurpada por el gobierno inglés en 1833.
Situado en el Océano Atlántico, a 550 km. de la entrada al Estrecho de Magallanes, está formado por más de cien islas, entre las que se encuentran la isla Soledad y la Gran Malvina, ambas las de mayor tamaño. Tiene una superficie de 11.718 kilómetros cuadrados y una población estimada en 2.000 habitantes. Sus principales recursos económicos provienen de la explotación de ganado ovino y del aceite de ballena.
En los mapas de principios del Siglo XVI ya aparece un archipiélago en la región de las islas Malvinas y hoy, todavía son varias las teorías sobre su descubrimiento. Se cree que AMÉRICO VESPUCIO pudo haber avistado las islas en 1502, durante uno de sus viajes, pero no hizo mención de nombre alguno para citarlas en sus informes de navegación.
En 1519 o quizás en 1520, el capitán ESTEBAN GÓMEZ al comando de la nave “San Antonio”, que integraba la expedición de HERNANDO DE MAGALLANES, desertó y en su camino de regreso a España, se encontró con varias islas, que llamó «Islas de Sansón y de los Patos», nombre con el que aparecieron las islas Malvinas en un mapa trazado por RIBERA en 1526, seguramente refiriéndose al archipiélago de las actuales Malvinas, porque con el nombre de «Islas de Sansón» («San Antón», «San Son» o «Ascensión»), figuraban en los mapas españoles de ese período, las mismas islas que otros cartógrafos hacían figurar con el nombre de “Sebaldinas”, adjudicándole a SEBALD DE WEERT, el mérito de su descubrimiento en 1599.
Quizás haya sido HERNANDO DE MAGALLANES quien las descubrió durante sus expediciones por los mares del sur, recorriendo la costa de la Patagonia en 1522 y hasta es posible que haya sido SEBASTIÁN ELCANO y los 18 tripulantes de la expedición de MAGALLANES, únicos sobrevivientes de esa expedición que partiendo desde San Lucas de Barrameda” el 20 de setiembre de 1519, pudieron retornar al mismo puerto en España, después de haber dado la primera vuelta al mundo en navegación.
El “diario” que llevaba el piloto de MAGALLANES llamado FRANCISCO ALBO, donde fue anotando los pormenores de ese viaje y las notas del supernumerario de esa expedición ANTONIO PIGAFETTA, donde describió por primera vez, el territorio de la Patagonia, son dos de las fuentes que confirmarían este hecho.
A partir de los testimonios de 1520, numerosas menciones y hasta dándoles distintos nombres, hacen referencia a estas islas y ya sea por el interés que despertaban por la intensa actividad pesquera que se desarrolla en sus costas, o por los varios intentos, que fueron llevados a cabo por Estados Unidos, Francia, Inglaterra y hasta Holanda, para someterlas a su soberanía, lo cierto es que siempre, la ubicación estratégica del Archipiélago, llave del paso al pacífico a través el cabo de Hornos, fue un imán que atrajo la codicia de hombres y gobiernos.
Pero la verdad irrefutable, es que ya, desde 1493, cuando a partir del “Tratado de Tordesillas”, se las considera incluídas en la soberanía y el derecho de posesión del reino de España, que son por derecho heredado, un territorio perteneciente a la República Argentina.
Un derecho puesto en riesgo por vías diplomáticas en varias oportunidades y muchas veces por la fuerza, hasta que finalmente Gran Bretaña logró sus propósitos en 1833, sin que hasta hoy los reclamos realizados por la República Argentina en diversos Foros Internacionales, hayan obtenido respuestas, más que una cerrada negativa a discutir civilizadamente el tema (ver José Hernández y la defensa de Las Malvinas)
A CONTINUACIÓN TRATAREMOS DE REGISTRAR EN ORDEN CRONOLÓGICO LOS HECHOS QUE SE PRODUJERON ALREDEDOR DEL DESCUBRIMIENTO, COLONIZACIÓN Y DERECHOS DE POSESIÓN DE LAS ISLAS MALVINAS:
Primera instalación (17 de marzo de 1764)
Francia funda el Puerto Luis en las Malvinas. En marzo de 1764, una flotilla de navíos franceses comandada por el Capitán de Marina LUIS ANTONIO DE BOUGANVILLE, llega al Archipiélago de las Malvinas y funda Puerto Luis (Puerto Soledad), la primera colonia en esos territorios, con permiso y bajo la sanción del rey Luís XV.
En 1765 lleva 80 colones procedentes de Acadia (que por el tratado de París de 1763 había pasado del poder de Francia al de Inglaterra) y en 1766 otros 70. Al enterarse de estos actos, que considera una la usurpación y un desconocimiento a su soberanía sobre estos territorios, la corte española protestó enérgicamente ante la de Versalles.
BOUGANVILLE, había salido de Saint-Maló el 15 de septiembre de 1763, y desconociendo la soberanía española sobre el archipiélago que formaban parte del territorio del Río de la Plata, llega a las Islas Malvinas con el propósito de colonizarlas. Hallándolas sin habitante alguno y sin vestigios de haber sido jamás cultivadas, tomó posesión de ellas en nombre de su soberano, el Rey de Francia, enterrando varias medallas conmemorativas.
Hizo erigir allí un Fuerte dotado de una batería de doce cañones, instaló una colonia con integrantes de su tripulación y dejo fundado el “Puerto Luís”. El acta de posesión fue ratificada por el rey Luis XV el 12 de septiembre de 1764, argumentando que las islas fueron descubiertas por navegantes de Saint-Maló (de donde provendría el nombre “Malvinas”, una castellanización del gentilicio “Malouines”.
Los ingleses fundan Puerto Egmont en Las Malvinas (1765)
El 27 de enero de 1765, el Comodoro inglés John Byron funda puerto Egmont en el archipiélago de las islas Malvinas. El Comodoro BYRON al mando de una flotilla inglesa compuesta por los navíos “Dolphin”, “Tamar” y “Florida”, llega a las Islas Malvinas con la misión de reconocerlas y rendir un informe al Almirantazgo inglés, que ya comenzaba a mostrar mucho interés por estas tierras. Desembarca en una pequeña caleta de la isla Trinidad (al noroeste de la isla Gran Malvina) y allí estableció un precario campamento al que llamó “Puerto Egmont”.
No construyó obra alguna, dejó una provisión de agua y un huerto y luego de conminar a los colonos franceses establecidos en “Puerto Luis”, a que desocuparan las islas en el plazo de seis meses, dejando una placa conmemorativa, se retiró. Ese huerto y esa placa, son hoy las únicas pruebas aportadas por Gran Bretaña para reclamar la posesión de las islas ante el gobierno argentino.
La expedición de BYRON fue preparada en secreto para evitar una reacción española. Por ello el gobierno británico informó públicamente que la expedición se dirigía a las “Indias Orientales” y la tripulación recibió la noticia del verdadero destino (las Malvinas) antes de abandonar Río de Janeiro” en rumbo ya hacia los mares del sur.
“Esta instalación del asentamiento fue ilícita, ya que violó varios Tratados Internacionales vigentes en ese momento; fue clandestina, ya que se mantuvo oculto hasta que los españoles lograron encontrarla.
Fue una fundación tardía, ya que el asentamiento francés de Puerto Soledad, lo antecedió en casi 2 años; fue parcial, ya que solo se limitó a un sitio sobre una isla pequeña y fue breve y fragmentado, ya que fue habitado desde 1766 hasta mediados de 1770 y luego entre septiembre de 1771 y mayo de 1774. Además, la Corona Española se resistió a la presencia británica, protestando en todo momento, expulsando a la guarnición en 1770, quitando la placa recordatoria en 1776 y arrasando sus instalaciones en 1780”.
Inglaterra desmantela sus instalaciones en Las Malvinas (1765)
El Gobernador de Buenos Aires, JUAN JOSÉ DE VÉRTIZ Y SALCEDO envió al primer piloto de la Armada Española JUAN PABLO CALLEJAS para que al mando del bergantín “Nuestra Señora del Rosario” se dirija a Puerto Egmont, “para que con la mayor precaución y reserva pasase al reconocimiento del mismo” y no hallando fuerza superior a la suya, ejecutase cuanto prevenia la anterior Real Orden (una “Real Orden” que fue secreta y que se supone disponía que se destruyeran todos los testimonios de la presencia inglesa en el Archipiélago de las Malvinas).
Cumpliendo tales órdenes, CALLEJAS constató que el lugar era visitado por cazadores de lobos marinos, quienes habían trabajado en la huerta y construido una fragua. Descubrió además una placa de plomo colocada en los restos del Fuerte por los ingleses en 1766 y la arrancó para llevarla luego a las autoridades en Buenos Aires. La placa estuvo conservada allí hasta 1806, pero durante la primera invasión de los ingleses al Río de la Plata, fue robada por éstos y llevada a Londres.
Francia devuelve las Malvinas a España (1767)
El 27 de marzo de 1767, luego de reconocer la soberanía española sobre el archipiélago de las Malvinas, Francia devuelve las islas a España.
En virtud del convenio celebrado con Francia para la adquisición de las islas Malvinas el 4 de diciembre de 1766, España retoma posesión de las Malvinas, el 27 de marzo de 1767 al ser reconocida por Francia, la soberanía de España sobre el Archipiélago, entregándole la población de Puerto Luís fundada por BOUGAINVILLE.
Ignorando la presencia de ingleses en el Archipiélago, el Capitán de Navío FELIPE RUÍZ PUENTE, desembarca como nuevo Gobernador de las Islas, dependiendo del Gobernador del Río de la Plata y asume su cargo celebrando el acto con toda solemnidad, que, según algunos historiadores, tuvo lugar el 01 de abril de 1767.
España abandona Las Malvinas (1811)
El 13 de febrero de 1811, las Cortes de España, toman una insólita decisión y ordenan abandonar sus instalaciones en Puerto Soledad, del Archipiélago de Las Malvinas.
En una reunión presidida por GASPAR DE VIGODET, la junta de guerra Montevideo resolvió en enero de 1811, despoblar Puerto Soledad, dejando chapas de plomo en diversos edificios para marcar la propiedad de España sobre las islas.
Las Cortes con sede en Cádiz aprobaron esta medida, en la inteligencia de que cuando variaran las circunstancias, la Regencia cuidaría de que volvieran ocuparse tal cual estaban». El último gobernador español de las Malvinas, PABLO GUILLEN, partió hacia Montevideo con los pobladores el 13 ó 14 de febrero 1811.
En Buenos Aires fue unánime la protesta por este acto inconsulto del reino de España, que afecta seriamente los derechos soberanos que le asisten a las Provincias Unidas del Río de la Plata, recientemente liberadas del yugo español. El gobierno y el pueblo de Buenos Aires fueron conscientes en ese momento que esta medida debía ser reparada inmediatamente, pero otras prioridades reclamaron la atención de los patriotas y nada se hizo para reparar ese error, que pasado el tiempo les costó muy caro a los argentinos.
Para referirse a este tema, leemos en la «Gaceta Mercantil» del 7 de marzo de 1811: «Es necesario no olvidar la importancia estratégica de Malvinas, llave del Atlántico Sur y del estrecho Magallanes».
Las Malvinas fueron descubiertas por una expedición holandesa 1600. Nadie ha discutido nunca su carácter de propiedad de la corona española, por encontrarse dentro de la jurisdicción de la gobernación de Buenos Aires primero y luego del virreinato del Río de la Plata. En 1764 se instaló allí un establecimiento francés pero el gobierno español hizo el reclamo correspondiente y en 1767 tomó posesión del poblado, al que se había llamado Port Louis.
En 1766 se instaló en Port Egmont un destacamento británico, pero el entonces gobernador le Buenos Aires, BUCARELLI, cumpliendo órdenes de la corona, desalojó a los intrusos.
Esta medida generó una tensión entre España y Gran Bretaña que pudo haber desembocado en una guerra. Felizmente, la habilidad de los negociadores tanto españoles como ingleses, evitó el conflicto y el incidente se resolvió con un convenio que permitía a Gran Bretaña reinstalar el establecimiento le Puerto Egmont con la promesa, verbalmente expresada, de abandonarlo en definitiva. Con ello se salvaba la dignidad ultrajada del monarca británico y también los derechos de España.
Efectivamente, en 1774 el contingente británico que había desembarcado en Puerto Egmont como consecuencia de este convenio, abandonó el archipiélago. Desde entonces las Malvinas, como las poblaciones de Carmen de Patagones, San José y San Julián, dependieron de Buenos Aires, residiendo en Puerto Soledad los sucesivos gobernadores de las islas desde 1777.
Generalmente, estos funcionarios fueren marinos y eran relevados anualmente. Ahora, esta ininterrumpida posesión se ha suspendido por parte de España y corresponde que se llene rápidamente por parte de nuestras autoridades. El archipiélago de las Malvinas está conformado por dos islas grandes y muchos islotes.
Carece de árboles y su vegetación es rala. Pingüinos v lobos marinos son sus únicos habitantes. Los grandes vientos antárticos la barren continuamente dando a su clima, duros picos de frío. Sin embargo, estas inhóspitas islas, son, insistimos, un punto clave para el dominio de la Patagonia y el Atlántico Sur.
Primer gobernador criollo en Las Malvinas (1823
Afianzada ya la Independencia, el gobierno de Buenos Aires asumió el control de las Islas Malvinas como parte de la herencia de España y se designó para que asuma como Gobernador de las mismas a PABLO AREGUSTI, que fue así el primer Gobernador de las islas Malvinas.
Se otorgaron concesiones de tierras y ganado a quienes quisieran poblarlas y así se formó una colonia de residentes que comenzaron a darle vida a esos inhóspitos parajes. Asumiendo que la abundancia de ballenas, peces y mariscos existentes en sus aguas, representarían una importante fuente de ingresos para las arcas del Estado, se otorgaron especiales derechos pesqueros a quienes desearan ocuparse de ello y entre quienes recibieron dichas concesiones se encontraban JORGE PACHECO y LUIS VERNET, cosmopolita éste último, aventurero francés que más adelante sería nombrado Comandante Político y Militar de las Islas.
Luis Vernet nuevo gobernador de Las Malvinas (1829)
JUAN GALO DE LAVALLE, Gobernador de Buenos Aires, dispone una medida que luego de muchos años vendría a dar firmeza a las posteriores demandas que por el reclamo de la soberanía de estas islas, se han venido realizando hasta la fecha.
Decidido a reorganizar el territorio de las Islas Malvinas, dicta el 10 de junio de 1829, un Decreto creando la Comandancia Político-Militar de las Islas y “en reconocimiento por la tarea realizada en bien del progreso y desarrollo de las Islas Malvinas”, se designa Comandante Político Militar de las mismas al comerciante de Hamburgo, el alemán LUIS ELÍAS VERNET, casado con una dama porteña.
Entre los considerandos fundamentales de dicho Decreto, se destacan los siguientes:
1°. Las islas Malvinas y las adyacentes del cabo de Hornos, en el mar Atlántico, serán regidas por un Comandante político y militar nombrado inmediatamente por el Gobierno de la República.
2°. La residencia de este Comandante político y militar será en la isla de la Soledad y en ella se establecerá una batería, bajo el pabellón de la República.
3°. El Comandante político y militar hará observar por la población de dichas islas las leyes de la República y cuidará en sus costas de la ejecución de los reglamentos sobre posta de anfibios”.
LUIS VERNET, a los pocos días de su designación como Comandante Militar, se embarcó con 50 pasajeros y partió rumbo a su destino. Más tarde, habiendo ya tomado posesión de su puesto, dictó varias ordenanzas sobre vigilancia de la ley de pesquería y caza del ganado en las islas.
En octubre de 1829, el gobernador JUAN JOSÉ VIAMONTE, sucesor de LAVALLE, informado por VERNET sobre la irregularidad en la pesca de anfibios, que había provocado su escasez y temiendo la desaparición completa de éstos, prohibió dicha pesca hasta nueva orden.
Una nave norteamericana ataca Las Malvinas (1831)
Antes de que finalizaran las actuaciones dispuestas por el gobierno de Buenos Aires, a raíz de la ilegal actividad pesquera que desarrollaban algunos navíos con bandera norteamericana en las costas de las Islas Malvinas, la corbeta norteamericana «Lexington», se presentó ante el puerto Soledad de las islas Malvinas.
Una vez instalada a tiro de cañón, arrió la bandera francesa que portaba y luego de izar de inmediato la norteamericana, inició un violento cañoneo sobre las instalaciones costeras de las mismas. La corbeta estaba al mando del comandante de la marina de los Estados Unidos de Norteamérica SILAS DUNCAN quien había salido del puerto de Montevideo con bandera francesa para luego, cometiendo un verdadero acto de piratería, atacar a nuestro territorio insular.
Luego de devastar con sus cañones las instalaciones existentes, ordenó el desembarco de su tropa, con las que inutilizó la artillería, incendió los polvorines y dispuso de la propiedad pública y particular. Tomó prisioneros al encargado de la pesca en las Islas y a seis ciudadanos que allí había, los embarcó y regresó con ellos a Montevideo sometiéndolos durante el viaje a un régimen propio de galeras esclavistas.
JUAN MANUEL DE ROSAS, considerando estar en presencia de un agravio a la soberanía de la Confederación. elevó una enérgica protesta al gobierno de los Estados Unidos reclamando sanciones contra Duncan y exigiendo resarcimiento por los daños y perjuicios causados. La protesta no tuvo eco en el gobierno norteamericano que a través de su enviado Francis BAYLES, contestó que las Islas Malvinas carecían de soberanía.
La situación planteada por la agresión norteamericana llevó al gobierno de ROSAS a romper, de hecho, las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos. Pero antes de solicitar la entrega de su pasaporte y abandonar el país, el ministro norteamericano BAYLLES se preocupó –en octubre de 1832– de informar al nuevo representante británico, HENRY FOX, que su gobierno “estaba dispuesto a reconocer la soberanía británica (en las Malvinas), pero que, como Estado sucesor de Gran Bretaña en América, aspiraba a los mismos derechos de pesca que Gran Bretaña”.
Las autoridades británicas, empero, no aguardaron a recibir esta comunicación para resolver la ocupación de las Malvinas. Incitadas por los últimos informes de Vernet, y preocupadas por la intervención norteamericana en el estratégico archipiélago, decidieron proceder, sin más tardanza, a concretar la anexión.
La traición de Luis Vernet (1833)
Durante el gobierno de RAMÓN GONZÁLEZ BALCARCE (1832-1833), el 2 de enero de 1833, dos años después de que la floreciente colonia administrada por LUIS VERNET, fuera devastada por los tripulantes de la nave norteamericana «Lexington», fuerzas británicas trasportadas por la corbeta inglesa «Clio», al mando del capitán John James Onslow, desembarcaron en Puerto Soledad y tomaron posesión de las Islas, en nombre del gobierno de su majestad británica.
La ocupación por la fuerza de las islas Malvinas por parte de Gran Bretaña en 1833, está íntimamente asociada a la acción de un personaje que paradójicamente, ejerció como funcionario argentino el cargo de Comandante Político y Militar y después como Gobernador del Archipiélago.
Ese hombre fue LUIS VERNET, un comerciante y aventurero nacido en Francia y de ciudadanía alemana, que había hecho una fortuna como comerciante en Hamburgo. Casado con una dama de la sociedad porteña, en 1822 se había instalado en Buenos Aires.
En 1823, al ser designado PABLO AREGUSTI primer gobernador de las islas Malvinas, VERNET obtuvo una concesión de tierras y derechos a la explotación de las pesquerías y el ganado en dichas islas.
En 1826 instaló en “Malvinas Este” el núcleo inicial de una colonia y obtuvo posteriormente la concesión exclusiva de las pesquerías. Con el correr del tiempo el establecimiento de VERNET prosperó y en 1829, vista la dedicación y esfuerzos realizados por este hombre, para hacer efectiva la ocupación soberana de estos territorios, las autoridades de Buenos Aires, resolvieron dar por finalizados los servicios de AREGUSTI y darle el gobierno político y militar de las islas a VERNET.
En ese momento, VERNET se encontraba en Buenos Aires reuniendo material y gente para llevar a cabo la expansión de la colonia y durante su estadía en la ciudad –y antes de ser nombrado gobernador–, sostuvo una entrevista privada con el cónsul británico, WOODBINE PARISH, a quien, entre otras cosas, le dio a entender que “estaría muy contento de que el Gobierno de Su Majestad británica tomara la colonia bajo su protección”.
En una carta fechada el 25 de abril de 1829, PARISH comunicó esta insólita noticia a su gobierno, adjuntando un extenso memorándum con los informes de VERNET sobre las ventajas que las Malvinas ofrecían para el establecimiento de una próspera colonia. Entre estos informes figuraba el siguiente: “También creía (Vernet) que si con la ayuda de algún Estado pudiera establecer la facultad de fiscalizar las pesquerías de la costa, lograría, en su condición de concesionario, obtener un beneficio sustancial de las focas…”.
La “ayuda de algún Estado” era una clara referencia a la protección británica. Las sugerencias e informes de VERNET, enviados por PARISH a Londres en el mes de abril, se vieron reforzadas por una carta que recibió posteriormente el Foreign Office, firmada por un señor BECKINGTON, súbdito inglés, radicado en estas colonias.
El desconocido personaje urgía al gobierno inglés a establecer una colonia en las Malvinas, destacando la importancia que tenían las islas para fortalecer el poderío naval de Gran Bretaña, eliminar la piratería y facilitar la pesca de ballenas. La reacción del gobierno inglés no se hizo esperar.
El 8 de agosto, el ministro ABERDEEN cursó una nota a WOODBINE PARISH, ordenándole que protestase ante las autoridades argentinas por los actos de soberanía que habían llevado a cabo en las Malvinas.
En noviembre de 1829, PARISH cumplió con la orden, trasmitiéndole al ministro TOMÁS GUIDO las protestas del gobierno de su majestad británica por las acciones “cumplidas sin referencia a la validez de las pretensiones que Su Majestad constantemente afirmó a la soberanía de las islas, acerca de lo cual, no se haría ninguna objeción…”.
VERNET recibió la designación oficial de gobernador de las Malvinas, el 10 de junio de 1829 y asumió el cargo el 30 de agosto del mismo año. (Posteriormente el comerciante hamburgués escribiría a WOODBINE PARISH, diciéndole que había aceptado el cargo, sólo para impedir que lo ocupase un ciudadano argentino, y que su actuación había sido para su “lucro personal”).
Su interés principal, en esos momentos, era valerse de la nueva autoridad de la que estaba investido, para afirmar en las islas la exclusividad de sus derechos de pesquería, frente a los pesqueros que frecuentaban las aguas del archipiélago.
Esta resolución dio lugar al incidente con las naves pesqueras norteamericanas, que culminó con la agresión de la fragata Lexington a Puerto Soledad.
Cuando se produjo el ataque de la Lexington (diciembre de 1831), VERNET se encontraba en Buenos Aires. Allí volvió a entrevistar a WOODBINE PARISH, a quien repitió sus insinuaciones referentes a la posibilidad de que Gran Bretaña se adueñase de las Malvinas.
Con tal fin, entregó al cónsul otro largo memorándum, donde destacaba, para información del gobierno inglés, la vital importancia de las Malvinas como el mejor puerto de recalada en la ruta de navegación interoceánica entre el Atlántico y el Pacífico, señalando, además, los recursos con que contaban las islas para abastecer de víveres frescos a las tripulaciones de los barcos.
Este memorándum fue enviado por PARISH a Londres, donde hoy se conserva en los archivos del Foreign Office. VERNET no se limitó a esto. En ese mismo año de 1831, hizo una gran concesión de tierras malvinenses al teniente WILLIAM LANGDON, de la marina real británica.
LANGDON, en una carta que el 20 de enero de 1832, dirigió a sus superiores del Almirantazgo, informó que “por una conversación que mantuve con el señor Vernet sobre este asunto, estoy autorizado a decir que no se haría ninguna objeción a que el Gobierno británico ocupara las islas”.
Incitadas por los últimos informes de VERNET, que mencionaban la excepcional riqueza pesquera de esas islas y preocupadas por la intervención norteamericana en el estratégico archipiélago (incidente con la «Lexington» el 31/12/1831), el gobierno de Gran Bretaña, que desde muchos años atrás, venía disputando a España la posesión de las Islas Malvinas, se mostró decidido a no permitir que la Argentina ejerciera sus derechos de soberanía sobre el archipiélago malvinense, e informado del nombramiento de FRANCISCO METIVIER como nuevo Gobernador de las Islas (agosto de 1832), resolvió proceder, sin más tardanza, a concretar la anexión.
Ese mismo mes y año, el Almirantazgo presentó al Foreign Office, para su aprobación, un proyecto de orden destinado al jefe de las fuerzas navales en el Atlántico Sur, en el cual se le indicaba que tomara medidas para ejercer periódicamente el derecho de soberanía de su Majestad en las Islas Falkland.
La orden fue aprobada por lord PALMERSTON y el 30 de agosto, fue cursada al contralmirante BAKER. Cuando éste la tuvo en sus manos en Río de Janeiro, el 28 de noviembre, ordenó el envío de un navío de guerra fuertemente artillado para apoderarse del archipiélago por la fuerza.
En consecuencia de dicha orden, la fragata «Clío», al mando del capitán JOHN JAMES ONSLOW, se dirigió a las Malvinas y el 2 de enero de 1833 se presentó en Puerto Soledad, donde se encontraba fondeada la goleta argentina “Sarandí», comandada por el teniente coronel JOSÉ MARÍA PINEDO (éste había conducido a las Malvinas a ESTEBAN MESTIVIER, el nuevo gobernador designado para reemplazar a Vernet y que había fallecido a poco de llegar, asesinado por un grupo de amotinados).
El capitán ONSLOW desembarcó en “Puerto Soledad” e informándole al capitán PINEDO que había llegado con el objeto de tomar posesión de las islas en nombre de Su Majestad británica, invocando un derecho de soberanía que sólo tenía por razón sus poderosos cañones apuntados contra una débil población, le exigió que procediera a arriar la bandera argentina y retirarse.
PINEDO protestó enérgicamente contra el atropello y se negó a arriar su pabellón. Ante esta actitud, al día siguiente, los británicos decidieron un ataque a las posiciones argentinas.
Un pelotón de infantes de marina desembarcó en Puerto Soledad y forzando la guardia, procedió a arriar la bandera argentina y a enarbolar la propia. PINEDO, sin fuerzas para resistir el ataque, reiteró sus protestas y sin combatir, zarpó con su nave, después de recibir de los ingleses la bandera nacional. LUIS VERNET, ex Comandante militar y político del archipiélago, escribiría posteriormente al gobierno inglés, solicitando que se le reconociese su vieja concesión, para levantar una nueva colonia bajo el dominio británico. Su requerimiento empero, no fue atendido.
Esta ocupación, ilegal y violenta, fue desconocida por el gobierno de JUAN MANUEL DE ROSAS. El ministro de Relaciones Exteriores, MANUEL V. MAZA, envió una circular a las cancillerías americanas dando cuenta de los hechos. Bolivia y Brasil se apresuraron a expresar su solidaridad y el 17 de junio de 1833, el representante diplomático argentino en Londres, doctor MANUEL MORENO, presentó una protesta oficial ante lord PALMERSTON, Primer Ministro de Gran Bretaña y el 18 de junio hizo insertar en «The Times», un mensaje del gobierno de Buenos Aires, denunciando el atropello cometido por las autoridades británicas.
Desde entonces la Argentina ha insistido, sin mucha coherencia ni continuidad, con sus reclamos reivindicatorios apoyada por gran número de países del mundo, que se oponen a la política de coloniaje del gobierno de Gran Bretaña.