CABEZA DE VACA, ÁLVAR NÚÑEZ (1490-1559)

Segundo Adelantado del Río de la Plata. Nacido en Andalucía, en 1490, era descendiente de una noble familia andaluza.

Aproximadamente en 1512 se alistó en las tropas de la “Liga Santa”, formada por varios países, entre ellos España, para luchar contra Francia y sirvió en las campañas que se desarrollaron en Italia.

A partir de 1520 participó en diversos acontecimientos que se produjeron en España y combatió la “Guerra de las comunidades” (1520) y más tarde, en la “Toma de Tordesillas” (1520), en la batalla de Vilalar” (1521) y en la batalla del Puente de la Reina, en Navarra (1522).

El 17 de junio de 1527, partió hacia América en la expedición que al mando de PÁNFIL DE NARVÁEZ marchaba con la misión de conquistar y colonizar La Florida y buscar, en el curso de su expedición, la famosa “Fuente de la eterna juventud”, fantasía que ocupaba la mente de aquellos conquistadores.

Finalmente, luego de grandes zozobras, incluyendo un naufragio frente a las actuales costas del Estado de Texas, llegaron a su destino el 12 de abril de 1528 y allí vivió durante nueve años, junto con unos pocos sobrevivientes, del naufragio, peregrinando a través de tierras de los Estados Unidos de Norteamérica, con cuyos habitantes llegaron a tener una muy amigable relación.

En 1536 arribaron a la ciudad de México, donde comenzaron la búsqueda de las siete ciudades de Cíbola, que finalizó con la exploración de Coronado en la parte ubicada en el sudoeste de los Estados Unidos (1540-1542).

Mientras tanto, en 1537, CABEZA DE VACA pudo regresar a España donde fue designado Segundo Adelantado del Río de la Plata (aunque en realidad el cargo era de gobernador interino). A fines de 1540 partió desde el puerto de Cádiz hacia su nuevo destino en América. Cuando en 1541, llegó a la Isla de Santa Catalina (hoy un Estado brasileño), los residentes españoles, le informaron que Buenos Aires había sido despoblado y que los colonos se habían trasladado a Asunción.

Decidió entonces marchar al Paraguay. Organizó una fuerza compuesta por doscientos hombres y unos pocos caballos y en noviembre de 1541 emprendió el viaje por tierra. Condujo una penosa marcha durante cuatro meses, descubriendo las Cataratas del Iguazú durante el camino y el 11 de marzo de 1542 llegó a Asunción, donde tomó posesión de su gobierno.

Durante su gobierno intentó repoblar Buenos Aires, envió dos infructuosas expediciones al Chaco, organizó una «entrada», pero debió regresar sin haber logrado sus objetivos y encabezó varias excursiones para explorar los territorios de su jurisdicción (ver Cabeza de Vaca, primer gobernador de Asunción)..

Hombre de elevados principios, resuelto a gobernar con justicia, erradicar el caos, poner freno a las arbitrariedades de los “encomenderos” y controlar los desmanes de los aborígenes, CABEZA DE VACA se encontró en dificultades casi inmediatamente y tuvo muchos conflictos, incluso, con los funcionarios reales de la ciudad.

Sus actos, destinados a proteger a los indios y a establecer formas de autoridad apenas diferentes, eran considerados como peligrosos e intolerables por los allí residentes o bien, tal como lo veía CABEZA DE VACA y sus amigos, recibían la oposición por parte de sus enemigos políticos y de aquellos cuyos codiciosos intereses se veían amenazados.

De cualquier manera, cuando en 1544 el Adelantado regresó de un importante viaje de exploración, realizado para abrir una ruta por vía terrestre hacia Perú, debió enfrentarse con una rebelión encabezada por “pobladores viejos de Asunción” y algunos funcionarios reales, que no aprobaban sus métodos.

En realidad, se lo combatía por haber exigido el cumplimiento de las “Leyes de Indias”, que protegían a los indígenas de los abusos de los conquistadores, entre otras medidas poco políticas.

En abril de ese año, acusado de abusos de poder en la represión de los disidentes, y hasta de ser el culpable del incendio que se había producido en Asunción el año anterior, fue depuesto y puesto en prisión durante diez meses, junto con sus allegados, hasta que se pudo construir un barco para regresarlo a España y en marzo de 1545 fue embarcado con ese destino.

Juzgado por el “Consejo de Indias”, en 1545, fue desterrado a Orán, pena que quizá no llegó a cumplir, pues CABEZA DE VACA recurrió la sentencia, entabló pleito contra sus acusadores y siguió peleando hasta el final de su vida con el propósito de ver restablecido su honor, ya no su hacienda, hasta que finalmente fue absuelto y no se sabe si más tarde se lo volvió a convocar para ocupar algún cargo de relevancia, aunque algunos historiadores afirman que fue nombrado miembro del Tribunal Supremo en Sevilla.

Los últimos años de su vida son una incógnita y quizás, aunque no consta, pudo haber tomado los hábitos y acabar sus días entre el silencio de un monasterio. Lo que si se sabe, por viejos documentos hallados por sus biógrafos, es que falleció en Sevilla (1), el 27 de mayo de 1559. En la capilla del “Convento de Santa Isabel”, en la Calle Encarnación de Valladolid, se conserva la lápida que guardó los restos de este conquistador.

Aún considerado como una figura polémica, así como también sobresaliente administrador y gobernante, sus comentarios, publicados en un libro que tituló “Naufragios” y los contenidos en “Comentarios de Álvar Núñez”, que escribiera su segundo PEDRO HERNÁNDEZ, son  documentos ambos, de gran valor para la historia de la conquista.

Hoy, tanto los argentinos como los paraguayos señalan con orgullo la rebelión de 1545 en su contra, como la primera manifestación del espíritu independiente de los criollos contra lo que ellos consideraban una injusticia, así como también de su determinación de hacer las cosas a su manera (ver Las aventuras de Cabeza de Vaca).

(1). Según algunos historiadores, entre ellos el Inca Garcilazo, murió en Valladolid.

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