1832
ARDE EL COLÍSEO. Era la noche del martes de Carnaval y de de pronto, en plena mascarada, un chico, esto es lo que se presume, enciende una bengala que en su trayectoria se estrella contra el techo del Teatro Coliseo y éste estalla en llamas con una violencia que no se puede controlar. Arde el Coliseo. Iluminados por las llamas, hay llantos, nostalgia, tristeza y planes futuros. El edificio tenía 250 butacas y un escenario considerado de vanguardia para la América ac-tual. Frente al procenio, la leyenda decía «Es la comedia espejo de la vida» y cuando ocurrió esta desgracia, se estaba representando su éxito más resonante; Misan-tropía y arrepentimiento de ROSTBUE.