AVANCES CHILENOS SOBRE LA PATAGONIA ARGENTINA

Transcribimos a continuación un texto publicado en 1983, en el Anuario Nº 1 de la Asociación de Expedicionarios al Desierto, que define su opinión con respecto a la vinculación de la confrontación que las autoridades argentinas debieron sostener con los aborígenes en la Patagonia y las pretensiones de los gobiernos de la República de Chile, sobre estos territorios, que surge de la evidente utilización de los aborígenes chilenos, para lograr la desestabilización de la Patagonia, con fines expansionistas:

“Es sobradamente conocida la mentalidad expansionista de Chile, desde los albores de su independencia por acción de los ejércitos sanmartinianos.

Apretado en su estrecha lonja de terreno ante el elevado muro de la más larga y alta cordi­llera de los hemisferios sur y oeste y el más hostil de los mares del planeta, partida su magra superficie en tres bandas heterogéneas (la sureña insular, la central fértil y la norteña árida), carente de materias primas vitales en cantidad y calidad indispensables para una deseable evolución de su economía, la geopolítica chilena tiende constantemente al ensanchamiento de su base física.

Raza fuerte, emparentada con la mezcla étnica del español colonizador y de las bravías tribus del Arauco, la población desborda hacia las bandas fértiles de las fronteras vecinas.

Es una constante histórica, que arranca del recio enfrentamiento de los aborígenes mapuches con Pedro de Valdivia —el iniciador de la conquista (1541)—, abatido en el encarnizado combate de Tucapel (1553); se continúa en las tres derrotas de Marihueno: Francisco de Villagra (o Villagrán, 1554), Pedro de Villagran (1563) y Bravio Saravia (1568); sigue con el desastre y muerte del gobernador Oñez de Loyola en Cuvalava (1598) y culmina con las recias embestidas de los ejércitos nacionales desde 1860 a 1880.

Tal carrera hacia el ensanchamiento guarda un sugestivo paralelismo con los vaivenes desfa­vorables de la historia interna e institucional de nuestra Patria; presiona en épocas críticas sobre los límites andino y fueguino en abierta pretensión sobre los espacios vacíos pampeano-patagónicos, y guarda contenida expectativa en los lapsos de afirmación de nuestra soberanía. A cada período de flaqueza, corresponde un intento chileno, tal como lo sintetiza el coronel Jorge L. Rodríguez Zía («De mar a mar: el fallo del Beagle», Buenos Aires, 1978):

«1828. En este año empieza Chile su carrera expansionista hacia el Sur. Modifica la Constitución de 1825; y por primera vez se fija el de la cordillera hasta el cabo de Hornos reemplazando el original del Bío-Bío; “1840.  El cacique chileno Calfucurá asuela la pampa bonaerense; “1845, Painé, cacique  de los ranqueles ataca Achira ( Córdoba);  «1842.

Aprovechando el problema anglo-francés con la Argentina el ministro Montt de Chile funda el periódico «Crónica» el que publica 17 artículos sosteniendo el derecho de Chile al estrecho y tierras del Sur; «1843. Ante la intensa prédica, el presidente Bulnes resuelve despachar un navío al mando del norteamericano Williams. Fúndase Fuerte Bulnes en el estrecho y se declara la soberanía de Chile en el Sur.

Esta es la primera agresión territorial de Chile sobre nuestra soberanía; «1862. Atada de manos la Argentina (porque no podía recurrir a medidas violentas ante cualquier agresión), intensifica Chile su penetración.

Las instalaciones que levantara Piedra Buena en el Sur son destruidas por indios instigados por los chilenos.  Catriel, Cañumil  y Quentriel comandan un malón araucano  de 6.000 lanzas  sobre las poblaciones de  Buenos Aires; “1864. Mariano Rosas invade San Luis; «1865. Aprovechando la guerra de la Triple Alianza,.

Chile propone modificar nuevamente el límite trazando una línea al Este de la cordillera, y denuncia el tratado de 1855 (que establecía el límite cordillerano) pretextando que nuestro gobierno se había negado a una alianza ofensiva contra España; “1870 a 1873 se suceden en trágica alternancia el saqueo, el incendio, el robo de ganado  en alta escala  y el rapto, en Tres Arroyos, Córdoba, San Luis, Santa Fe, Carmen de Patagones, Alvear, 25 de Mayo, Nueve de Julio y San Carlos (Bolívar); por las hordas desatadas de Calfucurá, Ruque Corá, Calfuquir, Baigorrita y Pincén; «1872. Chile avanza hacia el Este y realiza incursiones en Santa Cruz, apoderándose de parte de la costa. En 1875 dispone la instalación de oficinas con apoyo de naves de guerra. El comodoro Py los desaloja y afirma la soberanía argentina en la zona».

Vale decir, que cuando la situación argentina alcanza los ápices más. agudos «de su problemática como nación, Chile se hace presente con sus miras geopolíticas”. A cada etapa de crisis argentina, surge una agresión chilena y arrecian los malones araucanos: tres lados simultneos de un mismo triángulo político, figura indeformable por lo demás, que dibuja claramente la orientación crudamente geopolítica del vecino país.

Y que coincidentemente, ilumina de manera meridiana la primera y principal consecuencia de la Campaña al Desierto, la categórica afirmación de la soberanía nacional en los espacios patagónicos, puerta de entrada, a su vez, al sector polar antártico y la definitiva consolidación del espacio físico argentino, sin mutilaciones ni desgajamientos” (ver Conflictos de límites con Chile).

 

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