LA SÍFILIS. AMERICANA O EUROPEA?

La sífilis, llamada antiguamente morbo gálico, mal francés o bubas, es una enfermedad infecciosa, trasmitida casi exclusivamente por contacto sexual, cuyas manifestaciones clínicas aparecen y desaparecen en las distintas etapas de la enfermedad, mediante úlceras en los órganos sexuales y manchas rojas y purulentas en el cuerpo, produciendo lesiones irreversibles en el sistema nervioso y el aparato circulatorio.

Esta enfermedad venérea hizo una violenta y explosiva aparición en Europa en 1493, durante la guerra de la conquista de Nápoles por Carlos VIII de Francia y nadie supo en ese entonces, de dónde venía esa enfermedad implacable, que diezmó al ejército francés y a la población napolitana. Los franceses la llamaron «mal de Nápoles», los napolitanos «morbo gálico», echándose mutuamente la culpa del flagelo, que rápidamente se extendió a toda Europa.

Ninguno tenía razón, porque no era francesa ni napolitana y aún hoy, hay diversas versiones acerca de su origen y solo dos de ellas, pueden ser las que más se acercan a la realidad, aunque en definitiva, todavía no se ha podido determinar con exactitud, ni cuándo ni dónde apareció la enfermedad por primera vez.

Lo que se sabe es que existe desde tiempos inmemoriales y el descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492, despertó una polémica que aún no tiene respuesta: La trajo Colón a América, como afirman los críticos de esa epopeya, que lo responsabilizan por ser la cabeza  de un genocidio y el culpable de todos los males que destruyeron “este idílico lugar” que era América antes de su llegada, o fueron algunos de sus tripulantes los que la llevaron a Europa, luego de haberse contagiado con la peste en América?.

De todas maneras, las culpas de que la sífilis exista en nuestro mundo, caerán inexorablemente, sobre los hombros de COLÓN, porque ya sea que la trajo o que la llevó, siempre, el culpable será él, ante los ojos de los americanos y ante los ojos de los europeos, según se deduce de esas dos hipótesis de las que hemos hecho mención:

La hipótesis precolombina
Algunos estudiosos del tema. consideran que la sífilis es una variante del “Treponema Pallidum”, una “treponematosis” que sufrió varias mutaciones y cuyos rastros llegan hasta 15.000 años antes de Cristo. Parece ser que apareció en Asia y África, extendiéndose luego rápidamente por toda Europa, donde sus síntomas, originalmente, se habrían confundido con los de la lepra y sin que llegara a América, en razón de su aislamiento del viejo Continente.

Concluyen por lo tanto, quienes adhieren a esta hipótesis, que la sífilis llegó a América, traida por alguno o algunos de los tripulantes que llegaron con CRISTÓBAL COLÓN y que aquí infectaron a las aborígenes.

Los defensores de esta hipótesis han intentado demostrar la presencia de la sífilis en Europa con anterioridad al viaje de Colón mediante la datación de esqueletos europeos con evidencias de lesiones sifilíticas, antes de 1492, pero los resultados no han sido concluyentes y muchas de sus evidencias, al ser sometidas a nuevas y repetidas dataciones, confirman una antigüedad posterior a 1492. Aunque hay 16 huesos europeos anteriores a 1492 con lesiones que podrían ser de tipo sifilítico, son evidencias que no son aceptadas por los contrarios a esta hipótesis, arguyendo que dichas dataciones se han alterado y aparecen como más antiguas, debido al consumo de alimentos provenientes del océano que traen material orgánico de mayor antigüedad.

La hipótesis colombina
Esta hipótesis, sostiene que la sífilis era una enfermedad de trasmisión sexual originaria del Nuevo Mundo, que la tripulación de CRISTÓBAL COLÓN habría llevado a Europa. Fue elaborada por GONZALO FERNÁNDEZ DE OVIEDO y RUY DÍAZ DE ISLA, dos médicos españoles presentes al momento del retorno de Cristóbal Colón desde América, en 1493, y apoyados por otro cronista de Indias llamado FRANCISCO LÓPEZ DE GOMARA (1511-1566).

A este respecto, FERNÁNDEZ DE OVIEDO (1478-1557), dirá en su breve “Sumario de la Natural Historia de las Indias” escrito en 1526: “(…)… la primera vez que aquesta enfermedad en España se vido fue después que el almirante don Cristóbal Colón descubrió las Indias y tornó a estas partes, y algunos cristianos de los que con él vinieron que se hallaron en aquel descubrimiento y los que el segundo viaje hicieron, que fueron más, trajeron esta plaga, y de ellos se pegó a otras personas (…) porque de ninguna manera se pega tánto como del ayuntamiento de hombre a mujer (…) y los cristianos que se dan a la conversación y ayuntamiento de las indias, pocos hay que escapen de este peligro”.

Los que adhieren a esta ´hipótesis dicen que era una enfermedad endémica en América (por eso tenía en los aborígenes una forma benigna) que los que acompañaron a Colón en 1492, llevaron luego, en 1493, a los puertos del Mediterráneo. Entre los europeos, cuyos organismos que no habían creado resistencias, tomarían caracteres gravísimos.

Como en esos días, no se había encontrado un remedio eficaz a la peste; apenas servían de poco alivio los baños calientes y tisanas sudoríficas pero no alcanzaban a detener su evolución mortal. Por eso resulta extraordinario el caso de Don Pedro de Mendoza, que al saberse contagiado del terrible morbo pide «con insistencia» a Carlos V le dé una expedición a las Indias que él pagaría «a su costa y misión». Pero, justamente su enfermedad mortal nos explica por qué quiso ir a Indias «con insistencia»: lo hizo alucinado de encontrar en el Nuevo Mundo el solo remedio de su mal incurable.

En 1530 Frascator había publicado su libro Syphilo (que precisamente dio el nombre a la enfermedad), como muchas obras de medicina de la época, escrito en forma de poema. Syphilo, indio americano, ha sido herido por el morbo y ruega a los dioses le traigan un bálsamo que lo cure; éstos hacen crecer el guayacán, árbol milagroso cuya resina bebida en tisana devuelve la salud perdida.

El guayacán o «palo santo» era un árbol de América tropical: su resina tiene efectivamente propiedades febrífugas, aunque estaba lejos de curar la sífilis naturalmente. Pero la medicina lanzada por Frascator se tuvo durante mucho tiempo por la panacea que curaba la temible plaga. De América debería venir, en la idea de muchos, el remedio para el mal americano.

¿Qué cosa más natural que Don Pedro, esperanzado como buen español y crédulo como todo andaluz, hubiese emprendido la alocada aventura para recoger el guayacán recetado por Frascator? Poco hace a la conjetura que el árbol creciera en la zona del Caribe (aunque existe una variedad del «palo santo» en la flora chaqueña y paraguaya): no eran precisas las nociones de distribución de la flora indiana, ni firmes los conocimientos geográficos del Nuevo Mundo. ¿Por qué no podría buscar el guayacán en el Plata quien creyó en sus capitulaciones que el río lo conduciría al océano Pacífico?

Al saberse condenado, y conocedor del libro de Frascator, Mendoza o su médico el Dr. Hernando de Zamora que lo acompañó al río de la Plata, rogó «con insistencia» a Carlos V le diera un adelantazgo en Indias e invirtió en la empresa su inmensa fortuna. Buscaba la vida, y no reparaba en nada. El azar lo trajo al río de Plata como hubiera podido llevarle a la Florida donde crecía el árbol milagroso, y en la cual su paisano y hermano de imaginación y esperanzas, Juan Ponce de León, había buscado veinte años atrás la fuente de la eterna juventud.

Fuentes: “Folleto de Divulgación” editado por la Organización Panamericana de la Salud; “Evolución del tratamiento de la sífilis a lo largo de la historia”. Cristina Ros Vivancos y otros, Ed. Revista Española de Qimioterapia, España, 2018; “Pedro de Mendoza”, Wikipedia; Revista Todo es Historia, Nº 306 y 376; “El origen de la sífilis”. David Eugenio Rodríguez Fuentes, Luisa Alanís Sáenz, John Alan Samia, Jesús Eduardo Elizondo Ochoa, «La historia en mis documentos». Graciela Meroni, Ed. Huemul, Buenos Aires, 1969.

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