LOS NEGREROS

Los negreros eran inescrupulosos comerciantes de esclavos que en lo más profundo del Continente africano, arrancaban del seno de sus familias a los hombres y mujeres más fuertes y sanos para venderlos en diversos “mercados” para destinarlos al trabajo en las minas, las grandes obras, el servicio personal, la guerra, etc. (ver La esclavitud en el Río de la Plata)

Esclavos, la trata humana a través del Atlántico

Las compañías negreras, entre las que se destacaban la “Compañía Francesa de Guinea”, la “Royal African Company”, La “Compañía inglesa del Mar del Sur”,  y la “Campagnie de la France Equinoxiale” por la importancia de sus operaciones, obtenían su carga a lo largo del perímetro del continente africano. Los historiadores del Río de la Plata han establecido que entre 1724 y 1806, la mayor parte de estos “inmigrantes” forzosos, cuyo número se estima en unos tres millones, eran oriundos de diversas «naciones»: había mandingas del sur de Marruecos; zapes de la Costa de Oro; congos de cultura bantú y dahomeyana; angolas, benguelas, cafres v mozambiques.

Éstos les eran adquiridos a los reyezuelos de la costa atlántica de ese Continente, que les vendían a los traficantes ingleses, portugueses, franceses y holandeses, los prisioneros que hacían en sus permanentes reyertas vecinales, o aún, a sus mismos súbditos, para obtener en cambio de esta “mercadería” pingües ganancias en dinero, oro, armas , ganado o “baratijas”, dando comienzo esta forma, al indigno comercio que luego, los mercaderes continuaban, llevándolos en inmundos barcos negreros hacia América.

Embarcados como animales y hacinados en lóbregas sentinas, sometidos a los rigores de un viaje verdaderamente despiadado e inhumano. Sin ver la luz del sol en toda esa larga travesía; comidos por los piojos y atacados por las ratas; sin agua suficiente; comiendo un maloliente potaje que se les tiraba entre burlas e insultos, estos desgraciados, llegaban a destino para iniciar su nueva vida como esclavos.

El relato de un médico de esa época, nos enfrenta a esta tragedia cuando expresa: «(…) los esclavos negros llegan a la costa, con todos los elementos de la enfermedad encima, retenidos por grillos y bozales durante muchos meses; bebiendo poco y consumiendo raíces; desfallecidos por el calor y la fatiga de las marchas y expuestos a las intemperies, llegando de tal forma a Mozambique, casi exhaustos», faltando aún los suplicios de la travesía marítima”.

En 1804, los rioplatenses fueron testigos de un suceso lamentable: llegó a Montevideo un barco consignado a la firma de MARTÍN DE ÁLZAGA con sólo 30 sobrevivientes a bordo. El resto, 270 «piezas», falleció en la travesía. La visita médica dispuso establecer la cuarentena por temer que se tratase de una peste, pero el propietario del cargamento, declaró con suma tranquilidad, “que eso no era necesario, porque las víctimas habían muerto de sed. Y fueron estas tremendas experiencias las que forjaron el carácter y el físico de estos hermanos de color, que curtieron sus cuerpos y templaron sus almas, hasta niveles superiores, como lo pudieron demostrar luego en las actividades a los que fueron destinados, especialmente en el ámbito militar.

Fuentes: “La trata de negros: datos para su estudio en el Río de la Plata”. Diego Luis Molinari, Buenos Aires, 1916; “La trata de negros en el Río de la Plata durante el siglo XVIII”. Elena de Studer, Buenos Aires, 1958); “El consulado de Buenos Aires y sus proyecciones en la historia del Río de la Plata”. Germán O. E. Tjarks, Buenos Aires, 1962; “La esclavitud en Buenos Aires”. Contenido en “Observa-ciones sobre Buenos Aires y Montevideo”. Emeric Essex Vidal, Ed. EMECE, Buenos Aires, 1999; “El comercio de esclavos en el Río de la Plata”. Liliana Crespi; “Crónica Argentina”. Editorial Codex S.A., Buenos Aires, 1979; “Estampas del pasado”. Busaniche J. L. Solar, Ed. Hachette, Buenos Aires, 1971; “Mármol y bronce”. José M. Aubin, ED. Ángel Estrada y Cía., Buenos Aires, 1911; “Con sangre de negros se edificó nuestra Independencia”, José Octavio Frigerio, Revista Todo es Historia Nº250, Buenos Aires 1988; “La ruta del esclavo en el Río de la Plata”. Herman Hoff y Manuel Bernalez Alvarado, Ed. UNESCO, Montevideo, 2005; “La esclavitud en el Río de la Plata a partir de 1810”. Andrés Eduardo Guillén, 1997; Más información y apoyo gráfico puede encontrarse en el Suplemento Nº 7 de la Revista “Todo es Historia”.

 

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