EL PIKYSYRY, TESTIGO DE UN FIN ANUNCIADO (26/08/1868)

Durante la guerra de la Tiple Alianza contra el Paraguay, luego de la caída de Humaitá (19/02/1868), el mariscal SOLANO LÓPEZ decide instalar una nueva línea de defensa en los campos del Tebicuary, para lo cual se traslada por el Chaco a San Fernando, una antigua estancia del Estado.

Llegados allí, LÓPEZ ordena levantar fortificaciones a lo largo del río Tebicuary y es entonces que recibe informaciones sobre una conspiración en la que estaban comprometidos dos hermanos suyos, varios funcionarios de su gobierno, un obispo y muchos extranjeros. Decidido a hacer abortar cualquier resistencia dispone la formación de tribunales, resultado de lo cual, varios de los complotados fueron ejecutados.

Estimando que no le eran favorables  las posiciones fortificadas adoptadas siguiendo la línea del Tebicuary, LÓPEZ dispone su abandono y su reinstalación sobre las márgenes del arroyo Pikysyry. El 26 de agosto, acompañado por su Estado Mayor, abandona San Fernando e instala su Cuartel General en Itá-Ibaté. De su gran ejército con el que había iniciado la campaña, solo le restan ahora unos 10.000 hombres, pero considerando que su posición es inexpugnable, espera confiado al enemigo.

El comandante de las fuerzas brasileñas que lo asediaban, el marqués de CAXÍAS, advirtiendo que le sería imposible vulnerar las posiciones de LÓPEZ, repitiendo la táctica que le resultara exitosa en Humaitá, dispone cruzar por el Chaco para envolver las posiciones paraguayas y el 3 de diciembre, con 24.000 hombres, llega al puerto de San Antonio, al norte del Pikysyry, comprometiendo seriamente el éxito de la defensa adoptada por LÓPEZ, quien, decide quedarse y aferrarse al terreno que ocupa. Fue un grave error, Al amanecer del 6 de diciembre, 3.500 paraguayos al mando del general BERNARDINO CABALLERO se baten con los brasileños en Ytororó, pero son derrotados, luego de un sangriento combate.

Pocos días después, el 11 de diciembre, llegará el fin, cuando CABALLERO enfrenta nuevamente a CAXÍAS y después de tres horas de combate, sus fuerzas son totalmente destruídas (1116 soldados entre muertos y heridos y 42 oficiales, entre muertos y heridos), , no sin antes provocarle 4.000 bajas al enemigo (ver La guerra de la Triple Alianza con Paraguay).

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