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LA REVISTA “CARAS Y CARETAS” (19/08/1898)
El 19 de agosto de 1898 aparece en Buenos Aires el primer número de la Revista de humor político “Caras y Caretas”, la difundida y prestigiosa revista porteña de carácter popular, que es considerada una institución dentro del periodismo argentino.
Tuvo una vida dilatada y diversas épocas y lugares de edición (durante un tiempo, hubo una edición uruguaya, publicada en Montevideo por algunos redactores que se vieron obligados a exiliarse.) Se publicó ininterrumpidamente durante 42 años, desde octubre de 1898, el año en que los Estados Unidos le declaró la guerra a España, exigiendo su retiro de Cuba, hasta octubre de 1939, el año en que se suicidó LISANDRO DE LA TORRE, despidiéndose con una carta que toda debería dolernos a los argentinos.
El número cero (el número que se imprime para verle la cara a una publicación) apareció en agosto de 1898, anunciándose como un “semanario festivo, literario, artístico y de actualidades”, dirigido por BARTOLITO MITRE, un periodista y un humorista de raza que pasó su infancia en Montevideo hasta la caída de ROSAS.
Cuentan que al papá de BARTOLITO (el General BARTOLOMÉ MITRE) no le hizo mucha gracia que su hijo participara en esta empresa y que apellido figurara al frente de la Revista por lo que le prohibió hacerlo. Por eso, cuando el Número uno de “Caras y Caretas” salió a la calle, apareció bajo la dirección de quien fuera su creador: “Fray Mocho” (que lo será hasta su muerte producida en 1903) y una excusa de “Bartolito” ante el público, porque “inesperadas circunstancias y razones que la razón ignora, lo obligaban a renunciar al cargo que había aceptado”.
“Fray Mocho” era el seudónimo con el que firmaba JOSÉ S. ÁLVAREZ, un entrerriano de Gualeguaychú, que con 30 años recién cumplidos, ya era un famoso escritor que escribió cuentos con sabor a pueblo y sabor a tierra y a sal y describió magistralmente comarcas, paisajes y tipos que jamás había conocido. Que hasta llegó a ser Comisario y que fundó la Policía de Investigaciones.,
La observación del primer número permite establecer modificaciones sensibles que introdujo en materia periodística y editorial en el periodismo vernáculo. Los avisos aparecieron ilustrados con caricaturas atinentes y desde sus primeros números publicó avisos de los comercios más importantes e inauguró la moda de la publicidad en verso, como la que promocionaba el restaurante “Aue’s Keller” (calle de la Piedad 650), que decía: «Si Aue’s con su cocina ha pretendido/ nutrir con el olfato, es cosa cierta/ que lo tiene de sobra conseguido/ pues a más de un hambriento hemos oído/ que solo con oler desde la puerta/ se siente la ilusión de haber comido».
También fueron sus primeros anunciantes el “Bier Convent” de Luzio Hermanos, frecuentado por las grandes figuras de la literatura y la política; la “Tintorería Prat” (Suipacha 140); el “Frescoral” de Ottolenghi; el “Restorán Americano” (Cangallo 966), el mismo donde Florencio Sánchez no se atrevió a entrar, porque no estaba vestido adecuadamente.
El contenido de esta Revista, pionera del humor político en nuestro país, incluía reportajes, notas de actualidad, poca solemnidad, mucho ingenio y encuestas, quizás la más famosa de éstas por su repercusión, haya sido la realizada sobre “la Independencia Argentina” que realizó SOIZA REILLY desde sus páginas y que obtuvo respuestas de muchas grandes personalidades del mundo como GUILLERMO FERRERO, PAUL ADAM, EL CAPITÁN DREYFUS, EL MÚSICO PADEREWSKY, RUBÉN DARÍO, JULES RENARD y muchos más.
Pero lo que marcó el perfil de “Caras y Caretas”, fue la excepcional calidad de los profesionales que la hacían. Todos o casi todos nuestros escritores y poetas representativos, hicieron sus primeras armas en “Caras y Caretas”.
Actuaba como Secretario de Redacción EUSTAQUIO PELLICER, un periodista español que incursionó con éxito en el teatro cómico y como dibujante oficial, el notable MANUEL MAYOL, a través de cuyas caricaturas, puede rastrearse la mala política de la Argentina de entonces y eran sus colaboradores habituales el mismo ÁLVAREZ, los periodistas BARTOLOMÉ MITRE Y VEDIA, JULIO CASTELLANOS, AGUSTÍN DE VEDIA, ENRIQUE RODÓ, HORACIO QUIROGA (era el mejor pago), ALEJANDRO SUX, PASTOR OBLIGADO, BERNARDO FRÍAS, JUAN JOSÉ DE SOIZA REILLY, LUIS GARCÍA, MERCEDES MORENO, ARMINDA ÁLVAREZ DE BANASH, BELISARIO ROLDÁN y dibujantes e ilustradores de la talla del mismo MANUEL MAYOL, AURELIO GIMÉNEZ, JOSÉ MARÍA CAO, SARTORI, MARIO ZAVATTARO, VILLALOBOS, EUSEBI, CASTRO, RIVERA, VALDIVIA y otros no menos renombrados
Entonces, como ahora, algunas de las críticas más lúcidas al poder, se expresaban a través de la caricatura y el humor y vaya como ejemplo de esto, la tapa de la edición N°20, dedicada al carnaval, donde aparecía un dibujo de MAYOL con la siguiente leyenda: «No lo lloréis aunque muriendo se halle/ porque Momo en su afán de ser eterno/ muere todos los años en la calle/ para resucitar en el gobierno».
También le cabe el mérito de haber sido el medio que incorporó por primera vez la historieta en forma sistemática y regular, empezando en 1912 con la publicación de “Viruta y Chicharrón”, un “comic” al estilo de los actuales difundidos desde Norteamérica.
El 23 de agosto de 1913 apareció por primera vez “Sarrasqueta”, considerado el primer personaje de historieta nacional y no era una casualidad que este personaje surgiera en las páginas de “Caras y Caretas”, ya que entre 1898 y 1941 fue un lúcido reflejo de las costumbres, la política y la problemática social argentina. Don Goyo Sarrasqueta y Obes, otro de sus personajes emblemáticos era obra del dibujante español MANUEL REDONDO y personificaba a un inmigrante en constante búsqueda de un lugar en la sociedad, testimoniando las circunstancias históricas del país y la dura condición del inmigrante “Sarrasqueta” ilustraba sobre la actualidad y servía como crítico de la sociedad. Esta historieta aparecíó por más de quince años y el personaje fue evolucionando a través del tiempo y afinando sus líneas, pero conservando siempre una máscara reducida a dos muecas que expresaban alegría o tristeza.
La revista tuvo enorme popularidad y a partir de 1910 el tiraje de la Revista era de 90 a 100.000 ejemplares, que eran arrebatados de las manos de los “canillitas” y hasta que dejó de aparecer el 17 de octubre de 1939, mantuvo siempre su precio de 20 centavos. Ya extinguida su publicación, su Archivo sirvió de base al Archivo General de la Nación, y luego incorporado a la que hoy es su “División Gráfica y Sónica” (ver Diarios, Periódicos y Revistas).
Muchos datos de los aquí contenidos han sido extraídos de una nota de César Tiempo publicada en “100 hechos que hicieron la Argentina», editado por la Revista Gente y la Actualidad, Buenos Aires, 1975).