PRIMERA BIBLIOTECA CIRCULANTE (1833)

El 16 de julio de 1833, cuando el libro era todavía la única fuerte de información y cultura y había solamente cinco librerías en todo el país, el Periodista, Escritor y Doctor en Filosofía MARCOS SASTRE inauguró en su domicilio, un gabinete de lectura que trataría de ser mucho más que eso, para que funcionara como una especie de club de discusión y lectura y Biblioteca Circulante (ver Sastre, Marcos).

Estaba ubicado en la calle Reconquista 54 y según el anuncio de inauguración publicado en el Diario de la Tarde, el lugar contaba con textos de derecho, política, filosofía, moral, religión, idiomas, además de novelas y libros de primeras letras y prestaba los servicios de una Biblioteca ambulante con préstamo de libros a domicilio.

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Muy pronto,  el local se convirtió en lugar de reunión de jóvenes intelectuales, que se reunían allí no solamente para leer, sino que también lo hacían para conversar y conocer las últimas novedades llegadas desde Europa. El lugar comenzó a resultar chico para albergar tanta actividad, por lo que en enero de 1835,  SASTRE se mudó a pocos pasos de su ubicación original

El nuevo local estaba en la calle Reconquista 74 y entonces comenzó a llamarse “Librería Argentina”. Allí,  SASTRE se proponía vender  “toda especie de objetos que tengan relación con la ciencia y las artes” y que funcionara como una especie de club de discusión y lectura. Ponía a disposición del público más de 1.000 libros sobre distintas materias, incluyendo medicina doméstica y agricultura. y periódicamente realizaba extraordinarias liquidaciones a muy bajos precios para acercar los libros al mayor número de lectores posibles.  También vendía materiales para dibujo y música y “artículos de mercería y perfumería exquisita”.

En 1837 se trasladó a otro local más grande, ubicado en la calle Victoria 59 (136 dicen otros autores) y allí, en medio de mapas, cuadros y armarios de caoba llenos de libros, en junio de 1837 comenzó a funcionar el “Salón Literario”. Organizado por los hombres más progresistas y cultos, el Salón Literario fue un lugar que reunió a los más brillantes talentos de la época,  donde se forjó el pensamiento nacional que dominaría la última mitad del siglo y donde se conocieron y trataron Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi, Juan María Gutiérrez; y otros jóvenes que con el correr del tiempo, tuvieron gran participación en los hechos que conforman la historia argentina.

Pero hacia 1838, el gobierno de Rosas comenzó a no ver con buenos ojos a un lugar donde se privilegiaba la libertad de pensamiento y la Librería comenzó a sufrir el acoso del gobierno. Primero fueron insinuaciones para que se morigeraran allí las críticas al gobierno, después, directamente las amenazas de la Mazorca, por lo que, a pesar del éxito, SASTRE se vio obligado a cerrar la librería el 19 de mayo de 1838.

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