YRIGOYEN REVOLUCIONARIO EN 1893

“En el primitivo plan revolucionario que había organizado contra el gobierno conservador de LUIS SÁENZ PEÑA, el doctor HIPÓLITO YRIGOYEN Yrigoyen había  decidido tomar primero la provincia de Buenos Aires y proclamar su pronunciamiento revolucionario desde Temperley, pero a último momento supo que por la línea de Las Flores las cosas habían flaqueado y entonces, cambió su estrategia.

Tomó la decisión de concurrir personalmente al mayor foco de resistencia que se había instalado en Las Flores, lo que si bien importaba un gran peligro persona, era por demás, imprudente, pues comprometía a la dirección general del movimiento. Dejó en su puesto al doctor MARCELO T. DE ALVEAR para que impidiera el paso de las tropas gubernamentales y se dirigió a Las Flores.

ALVEAR cumplió exitosamente con su cometido y logró detener a los efectivos enviados para sofocar la sedición, que separados del resto de las fuerzas punitivas, nada pudieron hacer para impedir el avance de la revolución.

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“Entretanto, veamos la tarea realizada por el doctor Yrigoyen. Este se traslada a su estancia de Las Flores “El Trigo”. Allí concentró a un grupo como de veinte oficia­les amigos y otros tantos estancieros y gente conocida. En la madrugada del 30, conforme con la orden general, salió de su establecimiento para tomar aquel pue­blo.

Era una de esas noches crudamente frías de nuestra campaña; noche de luna, con ladridos lejanos; cantos de gallo, balidos de ovejas y mu­gir de vacas. La campiña se desdoblaba como una inmensa sábana y las zanjas y baches tenían escarchada el agua.

Los hombres iban como fumando el aire que salía de los pulmones caldeados, en columnas de humo sutil. Las Flores fue tomada sin dificultad. Se rodeó la manzana de la Comisarla y el doctor YRIGOYEN, acompañado del teniente MENÉNDEZ, penetró en el local donde estaban los retenes.

Se dio un grito y 20 mocetones que eran los vigilantes, tomados desprevenidos, se asustaron y corrieron hacia el fondo, tratando de huir. Tranquilizados por el doctor YRIGOYEN, se calma­ron. Luego que se les explicó por qué se hacia y qué significaba la revolución y se les dijera que estaban en libertad de retirarse o de acompañarlos, todos a una pidieron quedarse”.

Después de tomar Las Flores, Yrigoyen siguió enseguida a la cárcel de Sierra Chica, a la que tomó. De allí el jefe revolucionario pasó a Olavarría, que cayó sin resis­tencia y luego a Azul, que también se rindió sin lucha.

Después de toda esta  jornada, hecha a base de audacia y de valor, porque el doctor YRIGOYEN no llevaba cuando salló de “El Trigo” entre civiles y militares, sino unas sesenta personas, regresa a Temperley con cuatro mil hombres, después de tomar en cuarenta y ocho horas Saladillo, Sierra Chica, Olavarrla y el Azul, ciudades estas dos últimas donde ha­bla gran cantidad de fuerzas, asegurando el triunfo revolucionario en una reglón impor­tantísima de la provincia.

Victoriosa la revolución, se reunió la Convención de la provincia en Lomas de Za­mora y dicha Asamblea proclamó obstinadamente gobernador al doctor YRIGOYEN, quien renunció, considerando que no podía ir al gobierno el jefe de una revolución. Como no hubo forma de hacerle declinar de esta actitud, fue proclamado entonces el doctor JUAN CARLO BELGRANO” (ver la revolución radical de 1893).

Extraído de “El Hombre”, una biografía de Hipólito Yrigoyen escrita por Horacio B. Oyhanarte.

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