YAPEYÚ

Recostado sobre la orilla del río Uruguay, a 396 kilómetros de la ciudad de Corrientes, Yapeyú es un lugar donde el visitante parece sumergirse en el pasado. En la profunda calma de los pueblos de la época colonial, con calles de tierra que desembocan en el manso río, añosas arboledas y una arquitectura generosa en edificios centenarios, la historia despierta.

La antigua Yapeyú nació en 1626 de la mano de los jesuítas que establecieron una misión junto a la desembocadura del arroyo Guaviraví, en el Uruguay y creció con el sello inconfundible de esa orden religiosa. Allí nació en 1778 el general José de San Martín.

La ruta de los jesuítas
Además de las ruinas de lo que fue la casa natal del ilustre soldado de la Independencia, se conservan otras construcciones de la original aldea llamada “Nuestra Señora de los Santos Reyes Magos de Yapeyú”, cuando se fundó como capital de las misiones jesuíticas guaraníes. Una centenaria iglesia encabeza estos entrañables restos y encauza el corredor de los pueblos jesuítas de Corrientes, que, camino a San Ignacio, en Misiones,  completan La Cruz, Santo Tomé y San Carlos.

Un compacto conjunto de ruinas y museos comparte el paisaje con centenarios árboles y con un arco trunco, en la plaza del templete que cobija la casona de San Martín. La iglesia del pueblo, el higuerón que se alza imponente en medio de la plaza central, la Casa de San Martín, el Museo Sanmartiniano, las ruinas jesuíticas y los testimonios de aquel tiempo se muestran entre un conjunto de viejas casas de largos corredores y altos techos de tejas.

Pero este pueblo, el pueblo natal de SAN MARTÍN,  no sólo es hoy recuerdo de tiempos heroicos y vestigios de las misiones jesuíticas. Su entorno agreste y misterioso y sus ruinas son  un irresistible atractivo turístico que los yapeyuenses han sabido estructurar para que muchos argentinos y extranjeros lo elijan como uno de los destinos más atrapantes para sus excursiones.

Las caminatas o cabalgatas por sus aledaños todavía salvajes, que ponen al visitante en contacto directo con la naturaleza, el espectáculo del silencioso atardecer a orillas del río Uruguay y el entrar a esos ámbitos donde todavía resuenan las voces guaraníes que los poblaron, son sin duda mágicos elementos que permiten la supervivencia de Yapeyú, como un nombre querido de nuestra Historia (Reciclado de una nota del Periodista ALFREDO ZACARIAS)

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