LA REVOLUCIÓN DEL 8 DE OCTUBRE DE 1812

El 8 de octubre de 1812, en la ciudad de Buenos Aires, se produjo un movimiento militar apoyado por el pueblo, que hizo caer al  Primer Triunvirato caracterizado por una fuerte presencia de los porteños (estaba formado por MANUEL DE SARRATEA, FELICIANO CHICLANA y JUAN JOSÉ PASO)

Acusando al Poder Ejecutivo de infractor y de proceder arbitrariamente en la reunión del Congreso, el pueblo en masa, liderados por BERNARDO MONTEAGUDO, que contaba con el apoyo de los Granaderos del entonces Teniente coronel JOSÉ DE SAN MARTÍN y la eficaz propaganda que hacía el general CARLOS MARÍA DE ALVEAR, verdaderos ideólogos de este movimiento sedicioso, que también contaba con el apoyo de GERVASIO ANTONIO POSADAS, JULIÁN PÉREZ y JUAN LARREA.

Reunidos en la Plaza de la Victoria y dirigiéndose al Cabildo (con cuya complicidad y simpatía contaba), pidió de inmediato el cese del gobierno del Primer Triunvirato y que el Cabildo, reasumiendo el poder, “nombrase un nuevo gobierno con personas dignas del sufragio público”.

El llamado «Primer Triunvirato» no había dado el suficiente impulso a la Revolución de Mayo y el pueblo compendió que si no se obraba con energía, la causa de la Independencia, o era derrotada o en el mejor de los casos, se dilataba su triunfo.

El 7 de octubre a a las 23,30 horas, empezaron a entrar tropas de la guarnición Buenos Ares a la Plaza de la Victoria, tomando posiciones frente al Cabildo, decididas a apoyar con las armas, la actitud del pueblo, que convocado para deliberar sobre su destino, ya había comenzado a llegar al lugar.

A la cabeza del Regimiento de Granaderos a Caballo estaban sus jefes, los coroneles SAN MARTÍN y ALVEAR, flanqueados por efectivos del Regimiento 2 de infantería con el coronel ORTÍZ DE OCAMPO a la cabeza y un grupo de artillería..

Al despuntar el alba del 8 de octubre, la Plaza de la Victoria ya se hallaba totalmente colmada por el pueblo que acudía así al llamado de la campana municipal.

Pronto, cerca de 300 personas entre las que había clérigos, personajes distinguidos, trabajadores rurales, etc., ocuparon las galerías de la Casa Consistorial y elevaron una petición, solicitando «bajo la protección de las fuerzas armadas, la suspensión de la Asamblea General que había sido convocada por las autoridades y la renuncia de todos los miembros del Triunvirato, para que, reasumiendo el Cabildo la autoridad que el pueblo le había delegado el 22 de mayo de 1810, se creara inmediatamente un nuevo organismo de gobierno, con el preciso compromiso de convocar una verdadera Asamblea General de carácter nacional, para que «fijase la suerte de las Provincias Unidas, jurando no abandonar su puesto hasta ver cumplidos sus votos».

Triunfante este movimiento cívico militar, fueron nombrados para ejercer las responsabilidades del Poder Ejecutivo como integrantes de lo que se llamó el «Segundo Triunvirato, los vecinos JUAN JOSÉ PASO, NICOLÁS RODRÍGUEZ PEÑA y ANTONIO ÁLVAREZ JONTE (ver El Primer Triunvirato).

 

 

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