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LA PRENSA EN LA LUCHA ENTRE LA CONFEDERACIÓN Y BUENOS AIRES (1857)
La contienda entre la Confederación y Buenos Aires, cuyos militantes se conocían como “la mashorca” y “la chupandina” por una parte y “la pandilla” y “el Club de la Cachiporra”, respectivamente, por la otra, se refleja vivamente durante los años 1857, 1858 y 1859 en los órganos periodísticos que sostenían desde sus páginas a ambos partidos: los “confederales” (llamados “rusos” en Córdoba y en Santiago del Estero) y los “liberales”.
Entre los voceros de la Confederación se encontraban “El Nacional Argentino”, de Paraná; “El Uruguay”, de Concepción del Uruguay; “La Epoca”, de Gualeguaychú; “El Fiel Social” y “La Voz del Pueblo”, de Córdoba y “La Reforma Pacifica” y “La Prensa”, de Buenos Aires.
Por su parte, la causa de “la pandilla”, es decir de los porteños, era defendida desde Buenos Aires por sus dos diarios más representativos: “El Nacional”, redactado por DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO, y “La Tribuna”, de JUAN CARLOS GÓMEZ.
«SI tú sos de la pandilla/Yo soy de la chupandina,/Y juro por tu madrina/Que les haremos cosquilla», cantaba un poeta gaucho en “La Reforma Pacifica” del 26 de marzo de 1857, en contestación a otros versos de ANASTASIO EL POLLO, publicados en “La Tribuna” del día anterior.
En la edición del 28 de marzo de este último diario, ESTANISLAO DEL CAMPO contesta, a su vez, «al gaucho de la Pacifica», en un lenguaje que refleja bien el clima político que se vivía en Buenos Aires: «Rascate no más piojoso,/Vas a morder tongorí;/Al ñudo andas como agí/Dándote güelta sarnoso».
El contrapunto gauchesco entre el órgano partidario de la Confederación y el Liberal, continuó durante ese año y los siguientes. En 1858, ANASTASIO EL POLLO y ANICETO EI GALLO serán asiduos colaboradores de “El Nacional, siempre en polémica con quienes les contestaban desde las páginas de “La Reforma pacífica”, de NICOLÁS A. CALVO y JUAN F. MUR.
No faltan tampoco, por este tiempo, los pasquines y el periódico humorístico, donde campeaba el ingenio. Entre los primeros se cuentan, para el comienzo de 1857, “El Padre Cobos” y “Telón Corrido”, que tienen breve existencia, pero que dan mucho que hablar.
Entre los que rumbeaban por lo humorístico, cabe recordar a “Fray Supino Claridades”, cuyo subtítulo decía «periódico de todo, redactado por una sociedad de muchachos alegres, siendo su Director y Redactor en Gefe D. Jacobo Hay de Mendoza».
Aquí colaboraba CARLOS GUIDO SPANO, quien hacía divertidas caricaturas en verso de «los señores liberales». Una de ellas, con el título de “Fenómeno”, acompañado con el dibujo de una cebra, decía: «Una cebra, como un viento/Corría y estercolaba./¿Y sabes lo que arrojaba?/—Artículos de Sarmiento». Estas expresiones de humor antiliberal provocaron, en marzo de 1858, un juicio de imprenta y condena a los redactores de “Fray Supino”.
A fines de octubre y principios de noviembre de 1858,, el diario “El Nacional” se burló durante días del motín protagonizado en la Guardia del Monte, en la madrugada del 28 de octubre, por el comandante reformista VÍCTOR CHIRINO, quien llegó a dominar Monte y Cañuelas, al frente de 40 gauchos.
El diario porteño tuvo tema para atacar a los partidarios de Calvo, comentando «la montonera pacífica» y la «calaverada chírino-reformista» (de este tal Chirino —que escribía versos en idioma cuito y que vivió en Rosario— viene la palabra “chirinada”, para definir una asonada inútil, un motín frustrado).
Los diarios liberales de febrero de 1857 informaban de los versos que podían leerse en los sombreros de algunas comparsas, en el carnaval de ese año. Estos reflejaban el momento político diciendo, por ejemplo: «Los muchachos que traicionen/La causa de la Pandilla/Serán como San Lorenzo/Asados en la parrilla». Y así, otros por el estilo, hasta que firmada la paz entre Buenos Aires y la Confederación el 10 de noviembre de 1859, estos ingeniosos contrincantes se llamaron a silencio (ver Nuestra Prensa satírica).