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EL HIPÓDROMO ARGENTINO DE PALERMO (07/05/1876)
El 7 de mayo de 1876 se inauguró el Hipódromo Argentino, conocido popularmente como el Hipódromo de Palermo o simplemente «Palermo», un ícono a partir de entonces, no solo de los aficionados a las carreras de caballos, sino de todos los porteños.
A mediado del siglo XIX, estaba muy arraigada la afición de los porteños por las carreras de caballos y casi todos los fines de semana, en diversas “pistas”, casi todas clandestinas, se corrían carreras cuadreras, donde competían los “créditos” de quienes arriesgaban sus dineros y prestigio a las patas de sus caballos.
Una de las más famosas y concurridas era la que se improvisaba a lo largo del “Camino de las Cañitas”, una calle que hoy es la avenida Luis María Campos en el bario de Palermo. Desde donde hoy está la Plaza Italia hasta las barrancas de Belgrano, era un largo tramo que era recorrido por los caballos que corrían carreras por el centro de la calzada, entre las aclamaciones y el aliento del público que se apostaba donde hoy están las veredas de esa avenida,
El “Hipódromo White” (23/04/1857)
Por aquellos años, además de las carreras cuadreras, comenzaban a posicionarse las “carreras a la inglesa”, tal como las que se corrían en los más importantes Hipódromos del mundo. Un estilo de monta, con reglamento y características que se podía ver en el “Circo de las Carreras” y en el llamado “Hipódromo White”, así nombrado para honrar el nombre de quien había cedido los terrenos para su desarrollo.
Estaba emplazado en el Partido de Belgrano, cerca de la pulpería “La Figura” que se hallaba instalada donde hoy está la Estación Rivadavia del FFCC Mitre (hoy estaría entre los barrios de Nuñez y Vicente López).
Como se recordará, el llamado “Pueblo de Belgrano”, estaba ubicado en las afueras de la ciudad y abarcaba todo lo que hoy es Belgrano, Núnez, Coghlan, Ortúzar y parte de Palermo. Cerca de él, corría un arroyo que hoy discurre entubado por debajo de la calle Manuela Pedrazza. En1866 un gran tormenta de Santa Rosa, destruyó todas sus instalaciones y sus administradores se vieron obligados a cerrarlo.
El Hipódromo Argentino (07/05/1876)
Privados los aficionados porteños del “Hipódromo White”, luego de que una tormenta de Santa Rosa lo destruyera en 1866, encabezados por el general FRANCISCO BOSCH, no descansaron hasta tener un nuevo escenario para disfrutar de las carreras de caballos, que preferentemente estuviera en el mismo Partido de Belgrano.
Luego de intensas gestiones, lograron que la municipalidad de Belgrano les cediera un terreno de 67 hectáreas que estaba ubicado exactamente donde hoy está el “Hipódromo Argentino de Palermo”, con su entrada principal sobre la entonces avenida Vértiz, que después se convirtió en avenida del Libertador.
Rápidamente se procedió a su construcción y el 7 de mayo de 1876 se inauguró con el nombre de “Hipódromo Argentino”. La pista era de dimensiones menores a la del Hipódromo White y la primera Tribuna Oficial que tuvo era de madera, ladrillos y techo de zinc.
Sólo tenía capacidad para 1600 personas y 40 palcos para familias, un número que era sobrepasado muchas veces ya que las carreras no sólo eran para la elite porteña, sino para el público en general. La inauguración iba a realizarse el 23 de abril, pero la lluvia la retrasó; se pasó dos semanas y se hizo el 7 de mayo y se estima que unas 10.000 personas presenciaron el espectáculo
Hoy es un ícono del barrio de Palermo Un espacio que se reinventa permanentemente. Ya que nacido como exclusivo escenario para el lucimiento de “jockeys” famosos y pura sangre de carrera que fueron noticia en el mundo entero, es hoy un atractivo lugar que sin descartar sus orígenes “burreros”, ofrece infinidad de alternativas para el entretenimiento del numeroso público que lo visita. .
Los caballos ya no tienen protagonismo exclusivo; conviven ahora con el mayor despliegue de máquinas tragamonedas del país, ferias gastronómicas locales e internacionales y hasta lanzamientos de primeras marcas.
Las caras largas y boletos rotos de los apostadores que se quedaron sin su premio cuando el caballo Resbaloso ganó la primera carrera disputada en este tradicional circuito, se pueden revivir hoy cuando hombres y mujeres bajan las escalinatas del edificio, que marca la entrada al pulmón verde más grande que tiene la ciudad: el Parque Tres de Febrero.