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SAN MARTÍN ES O NO ES GENERAL EN JEFE DEL EJÉRCITO LIBERTADOR DEL PERÚ (30/10/1820)
Mediante un oficio fechado el 10 de octubre de 1820, el virrey del Perú objeta que el general JOSÉ DE SAN MARTÍN firme como «General en Jefe del Ejército Libertador».
El general JOAQUÍN DE LA PEZUELA se dirigió a SAN MARTÍN que se hallaba en campaña por la independencia de Perú, diciéndole «para que la guerra se haga con todas las consideraciones posibles, es de necesidad que omita V. E. poner en sus pliegos el título de General en Jefe del Ejército Libertador, estampado en el que incluyo».
«En un oficio que acabo de contestar se queja V. E. de que en una gaceta extraordinaria de esta capital, se halla explicada la opinión de algunos individuos de un modo punzante e injurioso, sin que este papel, ni en su forma ni en su substancia, me pertenezca»-
«Con motivo mucho más poderoso, no puedo yo permitir que me dirija V. E. sus propios conceptos, bajo una investidura que contiene un insulto manifiesto a mi sistema y al cargo público que ejerzo».
El general SAN MARTÍN contestó a este oficio del virrey PEZUELA con una carta particular en la que le decía: «Si yo debiese atender tan sólo a mis deseos personales, uniforme siempre en propender a cuanto pueda influir en la cesación de la guerra, facilitando los medios de inteligencia, no me sería difícil renunciar a un título que, a la verdad, no es de importancia para el triunfo de las armas».
«Pero cuando el título de libertador ha sido conferido al ejército de mi mando por una autoridad, por un poder del cual emana el mío, ni puedo ni debo renunciarlo, sin faltar a mis primeros deberes».
«Así es que, colocado en la alternativa de dejar de cumplir con éstos, absteniéndome de usar aquella denominación o pasar en silencio alguna de las cláusulas que se encuentran en el oficio de usted sobre el canje de prisioneros, tengo que recurrir al arbitrio de contestar por medio de esta carta particular, para dejar llenadas mis obligaciones en lo más esencial, ya que usted no se aviene a recibir mis notas oficiales bajo e! título de General del Ejército Libertador del Perú».
Y después de hablar extensamente sobre el asunto de! canje de prisioneros, el general SAN MARTÍN termina su carta así diciendo: «Repito a usted que me es sumamente doloroso que la cuestión de títulos promueva nuevamente las dificultades que interrumpen nuestras comunicaciones hasta mi llegada a estas playas y que nos ocupemos, General, de nombres que nada influyen en la actitud formal de nuestros respectivos destinos, cuando usted, creo, debe saber, que por aspiraciones personales poco le costaría hacer un sacrificio de mucho más que un rótulo a su atento y seguro servidor. José de San Martín. El 3 de noviembre de 1820».
Pero PEZUELA vuelve sobre el tema y en nota dirigida al general SAN MARTÍN le expresa: «Sea cual fuere, le dice, «la autoridad que haya dado el título del Ejército Libertador del Perú al que usted manda, debe conocer que la correspondencia conmigo no debió usarla por las razones que le manifesté en mi oficio del 30 del pasado y que son tan obvias, que no necesitan ni aun aquella explicación».
«Negarse a su omisión no está conforme con los deseos de la pacificación de éstos países que repetidas veces tiene usted expresados en sus oficios y cartas particulares que con gusto recibí».
«No lo está tampoco el haberse negado a todas mis proposiciones de paz hechas por expresa orden del rey y a sus diputados en Miraflores, pues incluyéndose en ellas la de quedar el reino de Chile y el ejército del mando de usted en su estado actual de independencia, de hecho, hasta transar con el rey una discordia cuya continuación acabará con el país que usted quiere favorecer. No encuentro en la repugnancia, esa predisposición al término de la guerra que encarecen sus escritos»
El 5 de noviembre de 1820, desde Huaura (Perú), el general SAN MARTÍN le contestó a PEZUELA su carta del día 3, manifestándole entre otros párrafos: «Si usted no puede prescindir de los deberes de su ministerio público y tiene una voluntad superior que observar en todas sus operaciones, yo tengo igualmente obligaciones que llenar y dependo de un gobierno supremo cuyas determinaciones dirigen todos mis pasos».
«Bajo este supuesto, hay una línea divisoria entre mis sentimientos personales por la pacificación de estos países y los medios que se me obliga a emplear para obtenerla».
«Entre mi indiferencia particular por la concesión de unos títulos que, repito, no tienen influencia en la decisión de la contienda y mi tesón en reclamar la igualdad de tratamiento que debe concedérseme, como funcionario público de un Estado Independiente».
El 21 de diciembre de 1820, SAN MARTÍN rechaza nuevamente las objeciones de PEZUELA a que se titule «Libertador del Perú», contenidas en una carta que le enviara el General español JOAQUÍN DE LA PEZUELA el 19 de diciembre, en la que le dice entre otras cosas:
«Con fecha 31 de octubre tuve la satisfacción de manifestar a usted, en contestación a su oficio del 30, que yo no podía ni debía renunciar al título de General en Jefe del Ejército Libertador, sin faltar a mis primeros deberes y que para cumplir con éstos en lo más esencial y no pasar en silencio cláusulas de su citado oficio, recurrí al arbitrio de escribir a usted particularmente.
Adaptándose usted a mi estilo por su carta del 3 de noviembre, quedó entablada desde entonces y ha continuado luego nuestra correspondencia en aquella forma.
«Pasando a contestar los demás puntos de su última carta, debo decir, señor general, que yo se demasiado bien cuál es el número de desertores que ha tenido mi ejército y cuánto el que ha sufrido el de usted y a la verdad, la proporción que guardan entre sí, uno y otro, manifiesta que esa asociación tenía y tiene infinita más necesidad de ser purificada que ésta. Como que ha habido día que se han pasado a mis filas, veintisiete oficiales, prescindiendo del suceso del Batallón de Numancia».
«Y ya que he nombrado a éste y siendo como soy, efectivamente amigo de ver satisfechas a las personas que aprecio, permítame manifestarle, que la irritación que ha producido aquel acontecimiento en la parte sana, contribuye no poco a garantir su comportamiento y a aumentar la confianza de los que mandan, yo celebraría que usted tuviese iguales motivos de satisfacción».
«Declárole, prosigue SAN MARTÍN, que no puedo acceder a lo que usted me solicita en el penúltimo capítulo de su favorecida del 19 del corriente y le reitero la firme resolución en que estoy de sostener mi dignidad» (ver San Martín y la independencia de Perú).