CUANDO LA ARTROSIS ERA UNA BENDICIÓN (1812)

La nula mortandad de la artrosis, hizo que en Hispamérica, la artrosis, fuera considerada una bendición de Dios. Esa dolencia, era el paradigma de la preocupación por las enfermedades crónicas en el siglo XIX y si una persona tenía artrosis, se consideraba que había sido bendecida por Dios.

Como en esa época, la expectativa de vida era muy corta, era realmente una suerte, el ser afectado por una patología que no resultara indefectiblemente mortal».

La medicina local se desarrolló con lentitud, influida por médicos extranjeros. Algunos años después de la Declaración de 1816, llegó un grupo de doctores ingleses, entre ellos LEPPER (que atendió a Juan Manuel de Rosas) y ALEJANDRO BROWN, que tuvo una amplia clientela aristocrática, pero que también asistió gratuitamente a los pobres (ver La Medicina en  Argentina. Orígenes y desarrollo)..

Fue conocido por su generosidad y por su simpático portero andaluz de quien se conoce una frase: «Mire usté, hace cuatro años que sirvo al dotó y, por la Virgen de los Milagros, no he oído más palabras que Juan, saca el caballo, Juan mete el caballo».

Según los historiadores, en esos tiempos los profesionales de la salud casi siempre marchaban a caballo hasta las casas de sus enfermos. Trabajaban sin descanso, incluso cuando otros alimentaba una costumbre muy difundida en el Río de la Plata durante el siglo XIX: dormir la siesta, después de almorzar.

Según reza un dicho de la época, «En las calles de Buenos Aires no se ven, en las horas de siesta, sino los perros y los médicos» (ver La Medicina argentina a comienzos del siglo XX).

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