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SAN MARTIN RENUNCIA COMO PROTECTOR DE PERÚ (20/09/1822)
Copia textual de la renuncia del general San Martín al cargo de Protector de Perú, presentada al Congreso Constituyente, reunido en Lima, el 20 de setiembre de 1822. (ver San Martín, Protector de Perú).
Señores: Lleno de laureles en los campos de batalla, mi corazón jamás ha sido ajitado de la dulce emoción que lo conmueve en este día venturoso. El placer del triunfo de un guerrero que pelea por la felicidad de los pueblos, solo lo produce la persuación de ser un medio para que gocen de sus derechos: más, hasta afirmar la libertad del país, sus deseos no se hallan cumplidos; porque la fortuna varia de la guerra, muda con frecuencia el aspecto de las más encantadoras perspectivas.
Un encadenamiento prodigioso de sucesos ha hecho ya indubitable la suerte futura de América; y la del pueblo peruano solo necesitaba de la representación nacional para fijar su permanencia y prosperidad. Mi gloria es colmada cuando veo instalado el Congreso constituyente: en él dimito el mando supremo que la absoluta necesidad me hizo tomar contra los sentimientos de mi corazón, y que he ejercido con tanta repugnancia, que solo la memoria de haberlo obtenido acibará, si puedo decirlo así, los momentos del gozo mas satisfactorio.
Si mis servicios por la causa de América merecen consideración al Congreso, yo los represento hoi (sic) sólo con el objeto de que no haya un solo sufragante que opine sobre mi continuación al frente del gobierno. Por lo demás, la voz del poder soberano de la Nación, será siempre oída por San Martín como ciudadano del Perú y obedecida, y hecha obedecer por él mismo, como el primer soldado de la libertad. Lima, setiembre 20 de 1822. Señor José de San Martín.
El Congreso Constituyente, después de tomar conocimiento de esta dimisión “al mando supremo del estado», hecha por San Martín, promulgó una resolución por la cual lo designó “Generalísimo de las armas del Perú». San Martín, aun cuando aceptó como distinción honorífica el título que se le acodaba, se negó a asumir los poderes que involucraba el rango de “Generalísimo” y así lo comunicó al Congreso.
El mismo día de su renuncia (20 de setiembre de 1822), dirigió la siguiente Proclama de despedida al pueblo peruano: “Presencié la declaración de la Independencia de los estados de Chile y el Perú. Existe en mi poder, el estandarte que trajo Pizarro para esclavizar el imperio de los Incas y he dejado de ser hombre público; he aquí recompensados con usura, diez años de revolución y guerra. Mis promesas para con los pueblos en que he hecho la guerra, están cumplidas; hacer su Independencia y dejar a su voluntad la elección de sus gobiernos.
La presencia de un militar’ afortunado (por más desprendimientos que tenga), es temible a los Estados que de nuevo se constituyen; por otra parte, ya estoy aburrido de oir que quiero hacerme Soberano. Sin embargo, siempre estaré pronto a hacer el último sacrificio por la libertad del País, pero, en clase de simple particular y no más. En cuanto a mi conducta pública, mis compatriotas (como lo general de las cosas), dividirán sus opiniones; los hijos de éstos, darán su verdadero fallo.
Peruanos: os dejo establecida la representación nacional, si depositáis en ella vuestra entera confianza, cantad el triunfo: sino, la anarquía os va a devorar. Que el acierto presida vuestros destinos y que éstos, os colmen de felicidad y paz. Pueblo libre de Perú, setiembre 20 de 1822. José de San Martín.
Fuente: «Crónica Argentina», Editorial Codex, Buenos Aires, 1974
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