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PRIMERAS INDUSTRIAS EN EL RÍO DE LA PLATA (Siglo XIX)
La actividad industrial en el Río de la Plata, vinculada casi exclusivamente con la industria de la carne, comenzó en 1603 cuando se realizó la primera exportación de carnes desde el Puerto de Buenos Aires hacia Brasil, Guinea y puertos intermedios.
El producto era “cecina” y el volumen de exportación muy reducido. Luego se suceden varios hechos, muy espaciados en el tiempo entre si, que fueron poniendo en evidencia el lento desarrollo de esta actividad.
Durante muchos años la Corona española mantuvo aislados sus dominios americanos, poniéndoles toda suerte de trabas para comerciar con el resto del mundo, lo cual produjo un proteccionismo involuntario, que permitió el fomento de la producción manufacturera local y del comercio interprovincial, por lo que debieron ser entonces las industrias locales, incipientes y precarias desde luego, las que abastecieran el mercado local.
En el siglo XVIII, los Borbones dan otro sentido a esta política. Han variado los criterios y principios económicos. Es necesario fortalecer la decaída economía de la Metrópoli y establecer una relación más estrecha y activa con la producción indiana.
Debía intensificarse el intercambio y eliminarse ciertas restricciones. Carlos III llamó a España técnicos y capitalistas europeos para que montasen fábricas y establecieran industrias. Los productos serían colocados en los territorios americanos y éstos proporcionarían, a su vez, las materias primas correspondientes.
Las nuevas tendencias liberales se reflejaron en numerosas disposiciones hasta llegar al Reglamento y Aranceles para el Comercio libre de España e Indias de 1778. El tráfico se agilizó y muchas zonas del Nuevo Mundo, entre ellas el Río de la Plata, vieron incrementar su comercio.
La política era clara: Fomentar la agricultura y la recolección de lana para llevarlas a España como primeras materias primas útiles para el comercio y las fábricas nacionales. Debía anularse la débil manufactura indiana, a fin de que prosperen las españolas. Se alzaron, entonces, voces de alarma y fueron muchos los funcionarios y hombres de luces que vieron con claridad el futuro económico del país, MANUEL BELGRANO y MANUEL JOSÉ DE LAVARDÉN, entre ellos.
El efecto negativo de estas medidas, que contaban también con sus partidarios —comerciantes en su mayoría—, se hizo patente en seguida. Fueron continuas y repetidas las protestas que se escuchaban por la decadencia, cada vez mayor, de nuestras industrias.
El Semanario de Agricultura, Industria y Comercio puso de manifiesto, desde sus primeras publicaciones y a través de los artículos de VIEYTES y BELGRANO, la enorme importancia de la industria para el desarrollo del país. Para VIEYTES no era suficiente labrar y cosechar abundantemente: «Nación alguna— decía— puede prosperar sin el fomento de la industria; su extensión es inmensa, sus objetivos, innumerables, sus utilidades indecibles” .
Pero a pesar de la actitud represiva de las autoridades hispanas, existieron circunstancias que favorecieron el desarrollo de las industrias en el Río de la Plata. Los vaivenes de la política internacional repercutieron en el área de la economía. La ruptura de Inglaterra con España en 1796 impuso el autoabastecmiento americano.
Ya no llegaban tan fácilmente los artículos europeos y se produjo, en consecuencia, un resurgimiento de la industria local, sobre todo en el rubro textil. Un comerciante afirmó, en 1798, que «la industria se propagaba por la escasez que se experimentaba».
La producción y las posibilidades de contar con mano de obra calificada habían mejorado y pronto se llegaron a satisfacer las necesidades del mercado local, aunque la competencia extranjera de mejor calidad y más barata, en especial la textil inglesa, ponía cada vez más presión, amenazando con destruir los intentos locales.
La manufactura británica en ese rubro se hallaba en un constante progreso técnico y nuestros géneros no podían competir. Aquí no estaban dadas las condiciones para soportar ese enfrentannento. Se carecía de capitales (sólo los mercaderes eran ricos en esta sociedad pobre), no existían maquinarias apropiadas v por último, no se contaba con una mano de obra adiestrada para la producción industrial.
Considerando entonces como punto de partida del desarrollo de las actividades industriales en el Río de la Plata, aquella lejana exportación de “cecina” hacia Brasil y Nueva Guinea, fueron numerosas las alternativas, medidas y logros que la impulsaron hacia un futuro que nunca llegó a ser lo suficientemente prometedor como para alterar nuestro origen y nuestra vocación como país agroganadero.
1771
Un particular le propone al rey de España, formar una Compañía que se encargará del comercio de carnes saladas entre Buenos Aires y la metrópoli (España).
1776
El Cabildo de Buenos Aires se reúne para tratar las posibilidades que ofrece el salado de las carnes. Pide opinión a los hacendados y comerciantes. Los riesgoos de tal empresa y las dificulatades existente para obtener la sal necesaria (que estaba en territorios dominados por los aborígenes), paralizan el proyecto.
1778
El virrey VÉRTIZ envía una numerosa expedición militar a las Salinas Grandes, con el objeto de traer desde allí la sal necesaria para el salado de las carnes, ya que la que venía de España era muy gravosa para las arcas del virreinato.
1778
La corona española, advierte la necesidad de promover la instalación de industrias en sus colonias y llama a capitalistas, técnicos y empresarios europeos, para que montasen fábricas y establecieran industrias en América. Los productos serían colocados en estos territorios y éstos proporcionarían las materias primas necesarias. Las nuevas tendencias liberales se reflejaron entonces, en las numerosas disposiciones que se realizaron y que culminaron con la sanción del Reglamento y Aranceles, para el Comercio libre de España e Indias de 1778.
1785
El virrey NICOLÁS DEL CAMPO, marqués de Loreto, estimula nuevas expediciones hacia las Salinas, pero la región ofrece un producto de muy mala calidad y se suspende la búsqueda
1785
El virrey NICOLÁS DEL CAMPO trata infructuosamente de llegar a un acuerdo con los aborígenes, para acceder a la sal de Patagones, que era de muy buena calidad.
1787
El comerciante español FRANCISCO MEDINA funda el primer saladero organizado del Río de la Plata. Adquiere para ello una estancia en la región del Colla, cerca de Colonia del Sacramento, en la Banda Oriental.
A partir de la sanción del Reglamento de Comercio Libre (12/10/1778), es verdad que el tráfico comercial entre el Río de la Plata y otros países del mundo, se agilizó y muchas zonas del nuevo mundo, vieron incrementar su comercio, pero pronto se hizo evidente el objetivo de España al estimular la instalación de “fábricas nacionales”: “anular la débil industria manufacturera indiana, a fin de que prosperaran las españolas.
Se alzaron entonces, muchas voces de alarma y fueron muchos los funcionarios y hombres iluminados, que vieron con claridad el negro futuro económico que le aguardaba a estos territorios, MANUEL BELGRANO y el doctor MANUEL JOSÉ DE LAVARDÉN, fueron dos que así lo hicieron con vehemencia.
El efecto negativo de estas medidas, que contaban también con sus partidarios —comerciantes en su mayoría—, enseguida se hizo patente y fueron continuas las protestas que se escuchaban por la decadencia, cada vez mayor de la industria local.
El Semanario de “Agricultura, Industria y Comercio”, puso de manifiesto, desde sus primeras publicaciones, y a través de los artículos de HIPÓLITO VIEYTES y MANUEL BELGRANO, la enorme importancia de la industria para el desarrollo económico del país. Para VIEYTES no era suficiente labrar la tierra y cosechar abundantemente, «Nación alguna —decía— puede prosperar sin el fomento de la industria: su extensión es inmensa, sus objetos innumerables, sus utilidades indecibles».
Felizmente, a pesar de la actitud represiva de las autoridades hispanas, existieron circunstancias que favorecieron el proceso industrial rioplatense. Los vaivenes de la política internacional repercutieron en el área económica. La ruptura anglo-española de 1796 posibilitó el autoabastecimiento americano.
Ya no concurrían tan fácilmente los artículos y productos europeos y se produjo, en consecuencia, un resurgimiento industrial, sobre todo en la actividad textil, y la producción de bienes en general y las fuentes de trabajo se habían incrementado.
Llegado ya el siglo XIX, las circunstancias que rodearon la instalación de las primeras industrias (o fábricas), que se establecieron en la República Argentina desde mediados del siglo XIX hasta comienzos del siglo XX, casi todas ellas, impulsadas por inmigrantes, son paradigmáticos para valorar la capacidad de adaptación a diferentes circunstancias, el espíritu innovador y el tesón, que caracterizará (o que caracterizaba al empresariado argentino) y son una muestra fiel de las circunstancias, que influenciadas por razones políticas y/o económicas, debieron superar para desarrollar sus proyectos..
1830
INGENIO LEDESMA. Las primeras instalaciones del Ingenio azucarero Ledesma, que dieran origen a la empresa, fueron montadas en la provincia de Tucumán por JOSÉ RAMÍREZ OVEJERO en 1830. Consistían en primitivos trapiches con los que se extraía mecánicamente el jugo de las cañas de azúcar, que proveían los pobladores del lugar.
1847
NOEL, FÁBRICA DE CHOCOLATES Y GALLETITAS. A mediados del siglo XIX, la familia Noel llegó a la Argentina desde el País Vasco y Benito, el patriarca de la familia, empezó a fabricar dulces que vendía en un local de la calle Defensa y Carlos Calvo (nomenclatura actual), que se llamaba “El Sol, Fábrica de Confituras”, origen de la moderna fábrica NOEL de chocolates y galletitas.
1855
MAGNASCO HNOS. La empresa de los hermanos Magnasco nació en 1855, cuando los hermanos Luis, Fortunato y José Magnasco llegaron a la Argentina desde Santa Margherita, Italia. Al poco tiempo, comenzaron sus actividades con el nombre de Magnasco Hnos. La empresa, pionera en la elaboración de quesos en la Argentina, comenzó la producción de quesos locales, como el llamado “Goya”, con una planta de 5 empleados. En 1890, Luis Magnasco, sobrino del fundador, inició el proceso de expansión de la firma láctea.
15/02/1860
CERVECERÍA BIECKERT. El joven inmigrante francés EMILIO BIECKERT instala en una casa del barrio de Balvanera, en la ciudad de Buenos Aires, la que fue la primera fábrica de Cerveza, instalada en la Argentina.
1863
TINTORERÍAS PRAT. Fundadas por ADRIÁN PRAT, un industrial destacado en las organizaciones empresarias a partir de comienzos de siglo, que había iniciado sus actividades en 1863 y todo habría quedado allí, si un día de ese año, no hubiera leído en un diario de la mañana, una noticia acerca del descubrimiento de un nuevo producto, especialmente eficaz para quitar manchas de grasa o aceite de la ropa.
Rápidamente comprendió la importancia que tenía lo que había leído para su empresa y con un capital inicial de diez pesos, comenzó a fabricar él mismo lo que llamó “Loción Prat”. Llenaba personalmente unos elegantes frascos con una mezcla de hiel de buey y agua de río y los vendía recorriendo las calles de Buenos Aires, exhaltando la eficacia de su producto, sin mucha suerte al principio, pues su “loción” dejaba muy mal olor en las prendas tratadas con ella.
Pero a pesar de todo, insistió y vaya a saber porqué, el mal olor dejó de ser un inconveniente para quienes la usaban y PRAT llegó a desarrollar una gran empresa. En el álbum de la Unión Industrial Argentina de 1923 se menciona que la S.A. Tintorería Adrián Prat contaba con 25 sucursales en la Capital Federal y el interior. El 23 de junio de 1882 este vendedor de «hiél y agua» recibió una de las medallas de oro en la primera Exposición Continental llevada a cabo en la Plaza 11 de Septiembre.
24/12/1864
M.S. BAGLEY Y COMPAÑÍA Un joven norteamericano llamado MELVILLE SEWEL BAGLEY, que escapando a la guerra de secesión que se libraba en los Estados Unidos, en 1862, se radicó en la ciudad de Buenos Aires y fue el fundador de una Empresa, que se hizo famosa en el mundo, por la calidad y originalidad de los productos que fabrica bajo el rubro de golosinas y alimenticios.
Luego de trabajar en la Droguería “La Estrella” (Defensa y Alsina, nomenclatura de hoy), de los hermanos DEMARCHI, se asoció con uno de ellos y creó un tónico (“Bitter estomacal” lo llamaba) para venderlo como un “remedio salvador de todos los males”, como lo decía en sus folletos publicitarios.
Era la hoy famosa “Hesperidina”, una bebida fabricada con naranjas amargas, que tuvo el privilegio de recibir el Certificado número de uno del “Registro de Patentes y Marcas”, creado precisamente por iniciativa y gestión del joven Bagley Luego vino la fabricación de galletitas (1875), rubro que lo consagró como líder en el mercado nacional, afianzando definitivamente a la empresa como una de las más importantes del país, jerarquía que le permite fundar, en 1887, junto con otras trece empresas pares, la Unión Industrial Argentina.
Lo increíble de toda esta historia es que todo lo realizado por Bagley lo logró en sólo 18 años de arduo trabajo pero sus productos y su fábrica lo sobrevivió por más de 120 años y su nombre hoy es sinónimo y emblema del progreso y desarrollo del país.
1866
POMOS DE AGUA FLORIDA. A Guillermo Cranwell, hijo de un farmacéutico inglés, que importaba pomos con extractos finos de Inglaterra, se le ocurrió usar dichos productos en carnaval, entregando uno en forma gratuita a cada cliente de la farmacia.
Alentado por la recepción que tenían estos “pomos de agua florida” durante las fiestas del carnaval, en 1866 incremento sus pedidos de pomos vacios y los llenaba con agua apenas perfumada en la farmacia que había heredado de su padre y así sus ventas ascendieron a 30.000 docenas anuales.
En 1870 fundó una fábrica de pomos de plomo, con la cual llegó a vender 420.000 docenas por año, logrando abaratar sus costos y con ello, el precio de venta de su producto, llegando a esportar sus “pomos de agua florida” hacia Chile, Bolivia y Perú.
00/04/1867
CASA PEUSER INDUSTRIA EDITORIAL. En 1867 con tan solo doce años, buscando un futuro mejor, JACOBO PEUSER llega a la Argentina junto con sus padres y sus dos hermanas. A los veintitrés años, solamente con su tenacidad como capital, funda la “Casa Peuser”, en una finca de la calle San Martín entre Cangallo y Piedad (hoy Perón y Bartolomé Mitre) y en 1871, abre un taller de rayado y encuadernación en la calle del Parque (hoy Lavalle), esquina Uruguay.
A partir de entonces, Peuser fue pionero en la introducción de diversos adelantos en esta industria y una de las figuras claves de las artes gráficas en Argentina del siglo XIX y XX, llegando a tener una fábrica y editorial que ocupaba una planta de de 7.500 m2., donde trabajaban 300 operarios.
1875
CANALE. La historia de la fábrica de bizcochos y galletitas Canale comienza en 1875. El inmigrante italiano José Canale estableció su panadería en Defensa y Cochabamba. Aquí tuvo cuatro hijos, uno de los cuales, Amadeo, lo ayudaba con el negocio artesanal y a su vez trabajaba en el banco de Londres y América del Sur.
Fue el gran visionario, que en 1901 transformó a la panadería en una fábrica de galletitas, que se instaló en Barracas y comenzó la producción del famoso “Bizcochos Canale”, cuyo característico gusto dulzón, logrado por él mismo, hizo que éste fuera el primer producto argentino, que se comercializó en todo el país.
1877
BOLONDO LAVIGNÉ & COMPAÑÍA. Fábrica de fósforos ubicada en el barrio de Barracas (al norte), de la ciudad de Buenos Aires.
1880
ÁGUILA SAINT. Creada en 1880 por el francés ABEL FRANÇOIS CHARLES SAINT, cuando instaló en la calle Carlos Pellegrini, de la ciudad de Buenos Aires, un comercio para preparación y venta de café tostado.
El negocio evoluciona favorablemente y una década más tarde en 1890 abre una fábrica en Barracas, en la calle Herrera, entre Brandsen y Suárez.
Estando ya en ese edificio, fue uno de los primeros en darse cuenta que para que la ciudad y el país crecieran, se necesitaba mucho más que vacas y granos y de que, para sobrevivir, era necesaria la diversificación de productos orientados al consumo masivo,
Así, junto con el café, El Águila comenzó a comercializar distintos productos derivados del cacao, hasta que encontró «su nicho», en el “chocolate para taza”, un producto que se hizo y se convirtió en uno de los hábitos alimenticios centrales de la dieta de los argentinos en la primera mitad del siglo XX: la leche con chocolate era una de las infusiones más populares de aquellos años, una costumbre que iba más allá de las clases sociales y que disfrutaban niños y adultos.
1880
LOS SALADEROS DE BERISSO. Otro de los ejemplos que se puede mencionar, es el que tiene como protagonista a JUAN BERISSO, un inmigrante italiano que llegó a la Argentina siendo sumamente pobre y terminó fundando seis saladeros en la década del ochenta y una compañía química.
1882
DELLACHÁ & HERMANO. Fábrica de fósforos ubicada en el barrio de Barracas (al sud) de la ciudad de Buenos Aires.
08/10/1882
CRISTALERÍA RIGOLLEAU.León Rigolleau, un fabricante de vidrio que se instala con el humilde propósito de fabricar tinteros de vidrio y que en pocos años se transformó en la fábrica más importante de Sudamérica en el rubro. En 1890, para satisfacer las demandas de su principal cliente, la Cervecería Quilmes, instaló una nueva fábrica para producir botellas.
1883
FRIGORIFICO SANSINENA. El inmigrante francés SIMÓN GASTÓN SANSINENA, instala un matadero y grasería en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, siendo por un tiempo el único situado en la urbe. En sus comienzos se llamó “Compañía Sansinena de Carnes Congeladas” y estaba proyectado para satisfacer la demanda interna y en parte a la exportación. En 1885, se transformó en el “Frigorífico La Negra”.
1883
FÁBRICA ARGENTINA DE ALPARGATAS. La “Fábrica Argentina de Alpargatas”, inició sus actividades durante la época en la que la política inmigratoria que se estimulaba desde el gobierno nacional, abrió las puertas de la República Argentina, a tantos inmigrantes que llegaron en busca de un mejor horizonte para su futuro y el de sus familias.
Todo comenzó en 1880, cuando en todas partes del mundo se fabricaban las alpargatas a mano y JUAN ETCHEGARAY un ciudadano argentino, de origen vasco radicado en Buenos Aires, heredó una empresa dedicada a la fabricación manual de ese calzado de lona con suela de yute, que había sido pionera en esa actividad en la Argentina y que era muy popular en esa época, pero cuyo éxito, no alcanzaba para mantenerla en pie.
Decidido a cambiar el rumbo de la claudicante empresa familiar, ETCHEGARAY se propuso fabricar en gran escala ese mismo calzado de lona con suela de yute, pero reconociendo la imposibilidad de conseguir en el país, la maquinaria, el equipo y la tela que le eran necesarias para ello, se asoció con ROBERTO FRASER, uno de los integrantes de la empresa “Douglas Fraser & Sons”, que fabricaba maquinaria textil para yute, lino y cáñamo en Inglaterra y le encargó le diseñara una línea de producción para fabricar alpargatas, ese calzado popular que había sido casi un estandarte familiar y la confección de la tela que le era necesaria para ello, explicándole cuidadosamente las características del producto.
La firma inglesa tardó tres años en desarrollar la tecnología adecuada para producir la lona y la maquinaria que le pedía este argentino y en 1884, pudo ofrecerle a ETCHEGARAY, el desarrollo del producto que él quería. De inmediato, luego de construir en el país las máquinas que le fueran diseñadas. se comenzaron a fabricar alpargatas con una producción de gran volumen, logrando lo que hasta ese momento, sólo podían hacerlo grandes empresas de España e Inglaterra.
1884
FRANCISCO LAVAGGI E HIJO. Fábrica de fósforos ubicada en el barrio de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires.
01/07/1884
BUNGE & BORN. Alrededor de 1876 arribó al país Ernesto Bunge, quien al descubrir las posibilidades que se ofrecían en el país llamó a su pariente, Jorge Born. El lº de julio de 1884 se inscribía en el Registro de Comercio la sociedad colectiva «Ernesto A. Bunge y J. Born».
Dedicada en un principio a actividades comerciales vinculadas con la exportación de cereales, fue diversificándose gradualmente y a principios del siglo XX comenzó la producción de bolsas de arpillera y en 1902 fundó “Molinos Río de la Plata S.A”. La casa matriz estaba en Amberes, Bélgica, por lo que los negocios entre ambas partes dieron un impulso exportador a la filial Argentina. La estrecha relación entre ambas sociedades dio paso a una empresa dinámica, relativamente independiente de la matriz, que tomó impulso adicional con la incorporación de nuevos socios a fines del siglo XIX.
1886
La firma “James Nelson and Sons” instala en Zárate el “Frigorífico Las Palmas”.
1887
BALANZAS BIANCHETTI. Los hermanos Bianchetti, cuya producción de balanzas logró desplazar del mercado a las que se importaban desde el extranjero, fabricadas por la empresa “Stiller y Lass”.
1887
LA ESTELA. Dedicada a la producción de aceite, abastecía un tercio del consumo interno de aceites.
31/10/1888
BRASSERIE ET CERVECERIE QUILMES. El señor Otto Bemberg, un inmigrante alemán, fundó la Brasserie et Cervecerie Quilmes, que desplazó a Bieckert del liderazgo del mercado. El 31 de octubre de 1890 se «tiró» el primer chopp de nuestra historia.
1889
LA PRIMITIVA. Una planta textil que se dedicaba a la fabricación de sacos y lonas impermeables.
1889
COMPAÑÍA GENERAL DE FÓSFOROS. Nace de la unión de tres empresas fabricantes de fósforos (Bolondo Lavigné & Cía, A. Dellacha y Hno. y Francisco Lavaggi e hijo). En 1889 se instala en el barrio de Avellaneda y a partir de entonces, será la empresa líder y casi monopólica del rubro.
1889
LA MARTONA. Fundada por VICENTE LORENZO CASARES, fue la primera industria láctea del país, por lo que se la considera “la cuna de la industria lechera nacional.
1895
LA COMPAÑÍA SUDAMERICANA DE BILLETES DE BANCO. Cuya imprenta y editorial realizó la impresión de los billetes que circularon en el país a partir de su fundación, hasta que 1897.
1895
LA FAMILIA CONEN. Dedicada a la fabricación de velas y productos químicos.
1895
CALZADOS GRIMOLDI. Comenzó su actividad como una fábrica de calzado bajo la denominación “Grissetti y Grimoldi” y en en 1906 pasó a llamarse “Grimoldi Hermanos”.
1899
CENTENERA S.A. La empresa Bunge & Born, adquirió un taller de cromohojalatería, a través del cual comienza a incursionar en el mercado de envases de metal. y gracias a oportunas inversiones y al empuje de sus fundadores “Centenera” se convirtió en la principal empresa dedicada a la producción de envases de hojalata en la Argentina.
1899
PABLO ESPÍNOLA. Un inmigrante italiano llegado a Buenos Aires con sólo 13 años de edad y que de aprendiz de herrería, trabajo que tomó cuando casi era un niño, llegó a ser el propietario de un empresa que fabricaba artículos para el campo, empleando a más de 200 obreros
NAANANANANAAN CLAVEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
jajajajajjajjajajajaj
AMIGO RE PICANTOIDE EL CHAVON QUE SUBIO ESTO,TA DE NAAAAAAAAAAZI
Si ameo
y el nopor .v
Esta de rucula
de ruta
no coscu no lo.digas
no me importa nada frankaster
NDEEEEEEEEEAAAHHH
😃😎
dou
Bastante ilustrativo, 10/10
claveeeee
jjajjajajjjaa me encanto le doy 0/10 🙂
me gusta el maincra
sos re crack
CRACKKK C.R.
hasta la proximaaaaaaaa july3p
HOLA CHICOSSS
hola chuchoo
chau
NO COSCU NO LO HAGAS
YO TAMBIEN TE AMO CHUCHO
LOS AMO CHICOSSSS
Xoxo fidualais
🥵🥵🥵🥵
#noalbullyingdeerizos
LLOREMOS
LOS MUCHACHOS PERONISTAS
Los muchachos peronistas
Todos unidos triunfaremos
Y como siempre daremos
Un grito de corazón:
¡VIVA PERON! ¡VIVA PERON!
Por ese gran argentino
Que se supo conquistar
A la gran masa del pueblo
Combatiendo al capital
Perón, Perón, qué grande sos,
Mi General, cuánto valés,
Perón, Perón, gran conductor
Sos el primer trabajador.
Con los principios sociales
Que Perón ha establecido
El pueblo entero está unido
Y grita de corazón:
mi mamá me dio la vida pero el minecraft la ganas de vivirla
Ehm que tenia que ver eso con el texto
I PLAY POKEMON GO EVERIDAI
Me parecio excelente el articulo
Ingresé tratando de ver algo mas a cerca de las balanzas Bianchetti y terminé instruyéndome un poco mas Gracias!
Los hermanos Bianchetti comenzaron en La Boca .
La fábrica después estuvo en Barracas , luego terminó en Bancalari quebrada y malvendida
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