PRIMERA NACIONALIZACIÓN DE LOS FERROCARRILES (1891)

Durante la presidencia del Doctor CARLOS PELLEGRINI  tuvo lugar la primera nacionalización de un servicio de ferrocarriles en la República Argentina. En efecto, en setiembre de 1891 se constituyó una Comisión parlamentaria investigadora de los “Ferrocarriles Garantidos”, que para esa época insumían la tercera parte del presupuesto nacional.

Formaba parte de dicha comisión el diputado OSVALDO MAGNASCO —distinguido jurista y hábil orador, de 26 años—, quien el 11 del mes citado, durante el debate, se refiere «al gran cuadro de los grandes robos de las empresas ferrocarrileras /sic) establecidas en nuestro país».

Después de señalar el joven diputado —y miembro informante de la comisión investigadora— las continuas reyertas promovidas por las compañías particulares ante los poderes públicos, se pregunta: «¿El espíritu civilizador que animó las disposiciones legislativas ha sido satisfecho por las empresas? Han servido como los elementos de un progreso legítimamente esperado o, por el contrario, han sido obstáculos, obstáculos serios, para el desarrollo de nuestra producción, para la vida de nuestras industrias y para el desenvolvimiento de nuestro comercio?».

El mismo MAGNASCO se da la respuesta diciendo: «Mejor sería, señor, que no contestase tales preguntas, porque aquí están los representantes de todas las provincias argentinas, que experimentalmente han podido verificar, con los propios ojos, el cúmulo de pérdidas, de reclamos, de dificultades y de abusos producidos por esto que en nuestra candorosa experiencia creímos factores seguros de bienestar general».

Y agrega: «Ahí están las provincias de Cuyo, por ejemplo, víctimas de tarifas restrictivas, de fletes imposibles, de imposiciones insolentes, de irritantes exacciones, porque el monto de esos fletes es mucho mayor que el valor de sus vinos, de sus pastos y de sus carnes».

Señala el diputado entrerriano que no bien llega a oídos de la empresa ferroviaria «la exportación de una pequeña partida a Buenos Aires o a cualquier otro punto, inmediatamente se levanta la tarifa; se alza como un espectro, y se alza tanto, que el desfallecimiento tiene que invadir el corazón del industrial más emprendedora y más fuerte».

Por fin, denuncia también MAGNASCO,  que los Ferrocarriles Garantidos, después de cobrar las garantías, no devolvían al Estado el 50 % de las entradas, como lo exigían las leyes. Por su parte, el ministro del Interior, JOSÉ V. ZAPATA, ratifica todo lo denunciado por el diputado autonomista, y pone el ejemplo de un ferrocarril inglés que tiene dos directorios: uno en Londres, con un presupuesto de 124.000 pesos, y otro en Buenos Aires, que le costaba sólo 27.000 pesos, y entre los dos,  hacían una administración peor que la del Andino, de propiedad de la Nación.

El proyecto de ley destinado a cortar los abusos de los Ferrocarriles Garantidos resulta aprobado por unanimidad. El 24 de noviembre es sancionada la ley 2873, como reglamento general de los ferrocarriles, la cual, entre otras cosas, coloca bajo jurisdicción nacional a los ferrocarriles que pasan de una provincia a la Capital Federal.

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