Autor: Horacio 15/12/2015 0 Comentarios

El 3 de mayo de 1753, procedente de Europa, llegó a Buenos Aires, la imagen de la Virgen del Rosario. Llega para ser entronizada en la actual Catedral de la ciudad de Rosario, luego de que se la declarara «Patrona» de esa villa, un poblamiento que ya, desde entonces, comenzó a dar pruebas de su existencia, ya que, según muchos historiadores, jamás fue fundada oficialmente.

Su historia comienza hacia 1689, cuando el rey de España concede al capitán LUIS ROMERO DE PINEDA unos campos comprendidos entre los arroyos Ludueña y Seco. Este capitán fue el primer europeo que habitó en la región y levantó allí una estancia.

Sus herederos construyeron una casa en los alrededores de la actual plaza principal y un rancho que sirvió de capilla. En 1731, se estableció allí el primer cura y la capilla comenzó a ser el centro de la vida social de los pobladores.

Las tierras adquirieron cada vez mayor valor, aunque el crecimiento de la población fue muy lento. La ciudad de Rosario, una de las más importantes del país, fue escenario de grandes enfrentamientos civiles: a partir de 1815 fue ocupada tres veces por las tropas de Artigas y en 1818 Balcarce se apoderó de la ciudad, que prácticamente se convirtió en un campo de batalla para las luchas entre los porteños y los santafesinos, comandados por Estanislao López.

Los combates terminaron con el incendio de la ciudad, que fue abandonada por Balcarce. Poco después, Rosario fue saqueada por las tropas porteñas y más tarde fue bombardeada desde el río Paraná por orden del coronel Rosales.

A pesar de las guerras, la ciudad fue creciendo como centro industrial y comercial y en función de su puerto, el más importante del interior del país. Entre 1868 y 1873 el Congreso Nacional intentó por tres veces declarar a Rosario capital de la República, pero la sanción de la ley fue vetada primero por Mitre y en dos oportunidades por Sarmiento (ver La ciudad de Rosario. Su origen).