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LA EDUCACIÓN EN LA ARGENTINA. SUS ORIGENES
Debemos considerar que la política educativa de España para con sus colonias en América tuvo su punto de partida y contenidos, en un codicilo que la reina Isabel agregó a su testamento en 1504, en el que ordenó a sus sucesores, convertir a los indios a la fe católica y enseñarlos y dotarlos de buenas costumbres, sin que recibieran agravio alguno en sus personas ni bienes, y que mandaran “que sean bien y justamente tratados y si algún agravio recibieren lo remedien y provean por manera que no excedan cosa alguna de lo que por las letras apostólicas de la dicha concesión de la Santa Sede, nos es mandado”.
Fue por eso entonces, que durante los primeros años de la conquista y colonización de la América española, el gobierno de la corona priorizó la evangelización y la conversión a la fe cristiana de los aborígenes, antes que la instrucción.
Y es lógico que haya sido así, conociendo la profunda fe cristiana de la reina Isabel y su firme convicción que las tierras recién descubiertas por CRISTÓBAL COLÓN, debían ser consideradas una extensión de España y sus habitantes, los aborígenes, debían ser, como los mismos españoles lo eran, “buenos cristianos, obedientes de las leyes de Dios y de la Iglesia, y luego buenos súbditos, respetuoso de la monarquía”.
Esto no significó que se abandonara a su suerte a los españoles que ya comenzaban a residir en estas tierras. Para ellos, para sus hijos y para los criollos de la alta burguesía, se crearon escuelas de primeras letras y colegios de estudios preparatorios y hasta se fundaron Universidades: la de San Marcos, en Lima, Perú (1551); la de Charcas o La Plata, en Bolivia (1552); la de Córdoba, en el Río de la Plata (13 de abril de 1622) y la de Santo Tomás de Aquino, en Chile (19 de agosto de 1622), todas ellas en territorios muy próximos
El primer maestro
De acuerdo con la noticia brindada por uno de los componentes de la expedición de PEDRO DE MENDOZA, hoy sabemos que el primer maestro que hubo donde hoy se extiende el territorio de la República Argentina, fue un clérigo natural de Valladolid, llamado JUAN GABRIEL LEZCANO, que inmediatamente después de que en 1536 se fundara el poblado de la “Santísima Trinidad de los Buenos Ayres, “se consagró totalmente a adoctrinar a las gentes y tomaba los principales de ellos, y a los hijos de los principales, y los tenía en su casa grande, y allí les enseñaba a leer y escribir”.
A partir del siglo XVII, cuando las colonias españolas del Río de la Plata comenzaron a adquirir características más evolucionadas que la de simples asentamientos y la sociedad se afianzaba, luego de consagrarse la mestización étnica, con el surgimiento del “criollo”, algunas familias comenzaron a enviar a sus hijos a los conventos, donde se les daban lecciones particulares.
No hay noticias de la implantación oficial de la enseñanza primaria en el lapso que va de entonces hasta el año 1605, aunque, el hecho de que apareciese en los registros del Cabildo, un tal DIEGO RODRÍGUEZ, como “maestro de los niños de la escuela de esta ciudad”, permite deducir que desde antes de esta fecha ya existía algún establecimiento educacional.
Este antecedente es de suma importancia, debido a la controversia que se ha instalado acerca de este tema porque hay opiniones afirmando que el primer maestro con que contó nuestra ciudad fue FRANCISCO DE VITORIA (o FRANCISCO VINORA), de quien únicamente se sabe que en agosto del ya citado año de 1605 se presentó al Cabildo pidiendo “que le reciban por maestro de la escuela” (ver Primer maestro que ejerció en Buenos Aires).
A partir de entonces, y durante una década, la escuela estuvo con frecuencia ausente, sucediéndose los maestros unos a otros, hasta que en el año 1617, para suprimir los efectos nefastos que esta sucesión descontrolada podría producir, el Cabildo decidió encomendar la enseñanza primaria a los padres de la Compañía de Jesús
Y fueron los jesuitas entonces, quienes a partir de entonces, impulsaron la educación en estas tierras. creando escuelas en sus conventos, centros de capacitación en las “misiones” y como también se había permitido la instalación de escuelas particulares, en 1626 ya eran varias las que existían en Buenos Aires, y siguió habiendo por lo menos dos o más, hasta 1654, año en que la enseñanza primaria, por razones que se desconocen, sufrió quebranto, aunque volvió a resurgir a los pocos años, ya que a fines del siglo XVII, Buenos Aires tenía tres escuelas en funcionamiento pleno.
Los primeros Colegios
En 1610 los jesuitas fundaron el “Collegium Maximum” (Colegio Máximo), donde se impartían clases de Filosofía y Teología para su alumnado, que eran principalmente los religiosos de esa orden. Ya en 1613 con apoyo del obispo HERNANDO DE TREJO Y SANABRIA, criollo por su nacimiento, hermano materno de HERNANDARIAS, comenzaron a brindarse allí estudios superiores a estudiantes laicos, aunque sin autorización para conceder títulos de grado,
El 17 de diciembre de 1611, fundado por el obispo del Tucumán, fray FERNANDO DE TREJO Y SANABRIA, se inauguran las clases del “Colegio Seminario de Nuestra Señora de Loreto”, en la ciudad de Santiago el estero.
El “Colegio de la Inmaculada Concepción”, fundado por los jesuitas en 1615, en Santa Fe de la Vera Cruz, fue el primer Colegio que funcionó en el Río de la Plata. Llamado en un principio del “Nombre de Jesús”, después “Colegio de San Javier” y finalmente “Colegio de la Inmaculada», con motivo de la proclamación de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, como patrona de España y de las Indias, este Colegio, debió sufrir varias interrupciones en su funcionamiento, pero finalmente se consolidó y es hoy uno de los principales establecimientos con ofertas educativas en todos los niveles, de la República Argentina.
El 13 de abril de 1622, se inaugura la “Universidad de Córdoba”. El 8 de agosto de 1621 el papa GREGORIO XV le otorga esa autorización, que luego fue confirmada el 2 de febrero de 1622 por el rey FELIPE IV. Finalmente, el 13 de abril de 1622, luego de recibida la confirmación real, se declara oficialmente inaugurada la Universidad de Córdoba, iniciándose así la historia de la educación superior en la República Argentina
En 1662 los jesuitas fundaron el “Colegio San Ignacio”. Primitivamente instalado en lo que es actualmente la Plaza Mayo y trasladado luego a la calle Bolívar, donde año tras año fue adquiriendo una honrosa tradición y gloria, convirtiéndose después, en 1767 (luego de producida la expulsión de los jesuitas de toda la América), a instancias del virrey VÉRTIZ en el “Real Colegio de San Carlos”, origen del actual “Colegio Nacional Buenos Aires”.
El 1º de agosto de 1687 se fundó el “Colegio Monserrat” de la ciudad de Córdoba, el más antiguo del actual territorio argentino, que se instaló en el Rio de la Plata como preparatorio para los estudios universitarios. Creado como una academia dependiente de la Universidad de Córdoba, el Colegio de Monserrat fue uno de los centros educativos más importantes de la Colonia y atrajo la presencia de estudiantes de todo el virreinato, pues aquí vinieron a educarse estudiantes provenientes de Chile y Perú, así como del Río de la Plata
En 1720, debido a que los niños afrodescendientes que vivían en el Alto de San Pedro (hoy Barrio de San Telmo), por razones de intemperancia de la época, no podían concurrir a ese Colegio, establecieron otras tres escuelas en diversos puntos de esa zona. Y como mientras, otras escuelas particulares se fueron abriendo, llegado el año 1750, ya había ocho establecimientos educacionales en funcionamiento en Buenos Aires.
EN 1755, El sacerdote FRANCISCO ÁLVAREZ CAMPANA sobre la base de la Hermandad de la Santa Caridad de nuestro Señor Jesucristo”, funda en Buenos Aires, un Colegio para niños huérfanos, con el nombre de “Colegio de Nuestra Señora de los Remedios”.
En 1767, con motivo de la expulsión de los miembros de la Compañía de Jesús, quedaron clausurados todos los establecimientos educacionales que esta congregación tenía en funcionamiento. Muy pronto se notó esa ausencia, y si no hubiese sido por la labor inmediata de los padres dominicos, la enseñanza primaria habría sufrido perjuicios insospechados.
En febrero de 1780, las religiosas MARÍA JOSEFA MADARIAGA, ALFONZA VARGAS LESCANO y TERESA SOTOMAYOR, llegan desde Chile y fundan en Mendoza el “Colegio de la Enseñanza” (también llamado “de María” o de la “Compañía de María).
En 1782, el sacerdote JOSÉ ANTONIO DE SAN ALBERTO, con el apoyo del virrey VÉRTIZ, fundo el primer “Colegio de Niñas huérfanas” en la ciudad de Córdoba y en 1788 lo hizo en la ciudad de Catamarca.
Creado el 3 de noviembre de 1783, el “Real Colegio de San Carlos” en Buenos Aires, fue un prestigioso Colegio secundario del período virreinal. El más importante con que contó la ciudad de Buenos Aires en los tiempos de la Colonia. Estaba ubicado en el mismo lugar que hoy ocupa su continuador, el Colegio Nacional Buenos Aires, en la calle Bolívar, entre Alsina y Moreno.
El 29 de mayo de 1799 se pone en marcha una iniciativa de MANUEL BELGRANO y se inaugura la “Escuela de Dibujo”, cuya denominación completa era “Academia de Geometría, Perspectiva, Arquitectura y toda especie de Dibujo” y el 11 de noviembre de ese mismo año, también por gestiones realizadas por MANUEL BELGRANO, inicia sus actividades en Buenos Aires, la “Escuela de Náutica”
El 2 de junio de 1817, el Director Supremo JUAN MARTÍN DE PUEYRREDÓN dictó un Decreto por el que se restablecía el extinguido Colegio de San Carlos, creándose el “Colegio de la Unión del Sud”.
El 17 de noviembre de 1817, con cien alumnos internos y sesenta externos que asistirán a los cursos de latín, filosofía, matemáticas v dibujo, se inauguró oficialmente en la ciudad de Mendoza el “Colegio de la Santísima Trinidad.
La Historia Argentina reconoce a la década de 1820, como el año de la anarquía nacional. Pero aún, en épocas de turbulencia política, la acción educativa fue intensa a instancia de varios gobernadores de provincias confederadas. En Buenos Aires, durante el Gobierno de MARTÍN RODRÍGUEZ por obra del Presbítero ANTONIO SÁENZ se funda la Universidad de Buenos Aires. Por iniciativa de JUAN MANUEL DE ROSAS se reabrió el Colegio de los Jesuitas, luego denominado «Colegio Republicano Federal».
En Entre Rios descolló la acción de JUSTO JOSÉ DE URQUIZA que fundó el Colegio del Uruguay. En Santa Fe ESTANISLAO LÓPEZ impulsó la creación del «Gimnasio Santafesino» y del «Instituto Literario de San Jerónimo». En Catamarca se estableció el «Colegio Patriótico Federal Nuestra Señora de la Merced» y finalmente, en Salta el «Colegio de la Independencia», que abrió sus puertas por aquellos años.
En febrero de 1823, BERNARDINO RIVADAVIA, fundó en Buenos Aires, el «Colegio de Ciencias Morales». Sobre la base de la estructura e instalaciones del «Colegio de la Unión del Sur», creado por JUAN MARTÍN DE PUEYRREDÓN en 1817, RIVADAVIA incorpora las escuelas para niños, adapta su Programa de Estudios a futuras carreras universitarias y refunda ese primitivo establecimiento.
El 16 de julio de 1827 se abrió el primer Colegio con internado para mujeres en Buenos Aires.
El 19 de marzo de 1858, el padre DIEGO BARBÉ, que encabezaba una misión de los sacerdotes de la Congregación del Sagrado Corazón de Betharram, creada en Francia por San Miguel Garicoits, fundó en la ciudad de Buenos Aires el “Colegio San José”.
El 28 de julio de 1849, JUSTO JOSÉ DE URQUIZA, fundó el «Colegio Nacional» en Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos.
Por un Decreto del general BARTOLOMÉ MITRE, el 14 de marzo de 1863, se fundó el “Colegio Nacional de Buenos Aires”, que sirvió de modelo a los futuros colegios nacionales.
El 18 de junio de 1853, con una veintena de niños, se inauguró en la ciudad de Tandil, provincia de Buenos Aires, la primera Escuela para la educación primaria y fue designado Preceptor de la misma el vecino F. ARNOLD.
El 12 de agosto de 1884, se inauguró en la ciudad de La Rioja, la “Escuela Normal Mixta «Pedro Ignacio de Castro Barros». Inició sus actividades con una inscripción de treinta y seis niñas en el departamento de aplicación y de cuatro señoritas en el curso del magisterio.
En diciembre de 1896, el Señor CRISTINO HANSEN, acompañado por un grupo de amigos, todos pertenecientes a la colectividad alemana de Buenos Aires, fundaron una asociación escolar que se llamó en ese idioma «Deutscher Schulverein», con el objeto de crear una escuela para varones y el 15 de febrero de 1897, doce jóvenes, descendientes todos de familias alemanas, se presentaron en Cuba 2410, sede del Club Alemán de Belgrano, dando comienzo a la historia del “Goethe Schule”, siendo su Director el señor KARL F. MAYER.
Fuentes. “La educación primaria durante la colonia”. Luisa Buren de Sanguinetti, Ed. Consejo Nacional de Educación, Buenos Aires, 1940; “La instrucción primaria en la época colonial”. Ariel Cháneton, Ed. Sociedad de Historia Argentina, Buenos Aires, 1942; “La educación en la República Argentina”, Diccionario Histórico Argentino, Ione S. Wright y Lisa M. Nekhom. Emecé Editores, Brasil 1994; “La educación de los españoles y sus hijos en América”; “Buenos Aires no es pampa: La educación elemental porteña 1820-1860”. Carlos Newland, Ed. Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1992; “Etapas de la Educación Argentina”. José María Ramallo, Ed. Fundación Nuestra Historia, Buenos Aires, 2002; “La cultura en Buenos Aires”. Luis Trenti Rocamora, Ed. Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1948; “Crónica Argentina”. Ed. Codex, Buenos Aires, 1979; “Historia de la educación argentina”. Adriana Puiggrós, Ed. Galerna, Buenos Aires, 1997; “Crónica de Cinco Siglos (1492-1992)”. Juan Luis Gallardo, Ediciones del Oeste. Morón, Provincia de Buenos Aires, 1998; “La Historia en mis documentos”. Graciela Meroni, Ed. Huemul, Buenos Aires, 1969; “Historia Argentina”, Ed. Océano, Barcelona, España, 1982; “Historia Argentina”. Diego Abad de Santillán, Ed. Tipográfica Argentina, Buenos Aires, 1965; “Historia de la cultura argentina”. José C. Ibañez, Ed. Troquel, Buenos Aires, 1969.