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CUÁNTO LE COSTÓ LA REVOLUCIÓN DE MAYO AL CABILDO? (29/05/1810)
Según concienzudas y pormenorizadas cuentas que realizara la contaduría del Cabildo de Buenos Aires, la Revolución de Mayo de 1810, le costó al erario público la suma de «»quinientos veintiún pesos, cinco y tres cuartillos reales».
Como todas las revoluciones, los sucesos ocurridos en la semana de mayo de 1810 tuvieron un costo. Pero lo curioso es que éste fue muy reducido en relación a tan importante acontecimiento.
El 29 de mayo de 1810, aplacados ya los ánimos de los tumultuosos días anteriores, los funcionarios del Cabildo de Buenos Aires afilaron sus lápices y comenzaron a hacer las cuentas sobre los gastos en que había incurrido el alto organismo.
El primer problema que tuvieron que superar los cabildantes fue la falta de asientos, así que tuvieron que ser pedidos en préstamo a las iglesias cercanas. Contribuyeron con las asentaderas de los representantes del pueblo porteño, la Catedral de Buenos Aires y las Iglesias de Santo Domingo, San Francisco y La Merced.
Como en aquella época, los muebles eran de madera maciza y por lo tanto, muy pesados, tuvieron que ser transportados en carretillas y devueltos de la misma forma, debiendo por ello, pagarles a los changadores que se ocuparon de hacerlo.
También hubo que comprar velas, ya que las jornadas de deliberaciones finalizaban a la medianoche y había que alumbrar la Sala de sesiones, los pasillos y las escaleras.
Pero como los asambleístas tenían hambre tras las agotadoras discusiones sobre quien iba a formar la Junta de Gobierno y en qué condiciones y durante cuánto tiempo, se compraron diez botellas de «vino generoso», seis botella de vino de Málaga, chocolates y bizcochos.
En la anotación respectiva se aclara que el vino fue «el único refrigerio que en circunstancias apuradas pudo proporcionarse al crecido vecindario que concurrió».
El gasto mayor lo demandó la compra de tres relojes para obsequiar al capitán, al teniente y al alférez de la compañía que hizo guardia de honor al cuerpo del Cabildo. Además hubo un refuerzo de 100 pesos para el resto de la tropa.
Hubo gastos menores, como los que insumieron los criados que atendieron los coches y cumplieron otras tareas, como llevar recados de algunos cabildantes, preocupados por lo que pensarían sus familias ante su tardanza de regresar al hogar.
También hubo que afrontar el pago por la distribución de invitaciones para la Asamblea, la fijación de carteles con las resoluciones adoptadas y la compra de la cera para iluminar las Salas Capitulares.
En ningún momento hubo orden escrita para autorizar estos gastos, sino que las directivas se daban en forma verbal. Sin embargo, los eficaces y honrados funcionarios fueron anotando minuciosamente todos los gastos que iban realizando y según consta en los documentos relativos a la Revolución de Mayo que existen en el Archivo General de la Nación, los gastos totales ascendieron a algo más de 521 pesos fuertes, lo que fue informado mediante una rendición que decía:
«Cuenta de los gastos, que de orden verbal del Excelentísimo Cabildo, se han hecho con motivo de la convulsión política experimentada en esta capital el día 21 del corriente, del Congreso General celebrado el día siguiente, 22, para la abdicación del mando supremo de estas provincias en el citado excelentísimo Cabildo, establecimiento de una Junta Provisoria de gobierno y demás ocurrencias peligrosas que obligaron a los miembros de este excelentísimo Cuerpo a no separarse de su sala capitular hasta conseguir el total restablecimiento del orden y la tranquilidad públicas»
«Por el flete de doce carretillas que condujeron a las Casas Capitulares los escaños de las iglesias de la Catedral, Santo Domingo, San Francisco y la Merced y otro igual número de viajes para volverlos a llevar a sus respectivos destinos, concluido que fue el Congreso General del día 22, a cuyo efecto fueron pedidos, cuyos veinticuatro viajes al respecto de cuatro reales cada uno importan: 12 pesos».
«Por un peso de velas, gastado en los faroles con que la citada noche del 22 iluminaron los corredores, escaleras y demás habitaciones de las Casas Capitulares: 1 peso». «Por dos reales de hilo que se compraron para atar los citados faroles: 2 reales».
«Por diez botellas de vino generoso, a peso fuerte cada una, seis ídem de Málaga, a cuatro reales, dos pesos de chocolate y trece libras de bizcocho a cuatro reales cada una, que se consumieron en los días y noches del 21 al 27 inclusive, como único refrigerio que en circunstancias tan apuradas pudo proporcionarse al crecido vecindario que concurrió a las Cases Capitulares, principalmente el día 22, cuyo Congreso duró desde las nueve de la mañana hasta las doce de la noche del mismo día: 216 reales».
«Por seis libras de cera consumidas en las Salas Capitulares las expresadas noches del 22 al 27 inclusive, al respecto de doce reales cada una: 9 pesos». «Por un peso de obleas gastadas en la fijación de los carteles y bandos publicados por este Exmo. Cabildo: 1 peso».
«Por ciento noventa y nueve pesos, valor de tres relojes de primera (y grabado de leyenda alusiva), mandados comprar por el excelentísimo Cabildo para obsequiar con ellos al capitán, teniente y alférez de la compañía del Batallón Número 3 que hizo la primera guardia de honor a este excelentísimo Cuerpo, con motivo de haberse reasumido en él, el mando superior de estas provincias: 206 ¾ pesos».
«Por cien pesos que se mandaron entregar para gratificar la tropa de dicha compañía: 103 pesos. Por setenta y tres pesos con seis reales satisfechos al fondero ANDRÉS BERDIAL por las comidas que dio a los SS. Capitulares y otros varios sujetos en los días 23 y 25 en que sólo pudieron tomar algún alimento: 73, 6 pesos».
«Por dieciocho pesos dados de gratificación a los criados que sirvieron con los coches pedidos para las diputaciones y demás cumplimientos hechos por este excelentísimo Cabildo al excelentísimo señor Virrey y Junta provisoria en que se subrogó el mando: 18,4 pesos».
«Por tres onzas de oro dadas de gratificación a los cincuenta hombres de que se compone la partida celadora por el extraordinario servicio que en esos días de turbulencia hicieron y demás diligencias de repartir esquelas, fijar carteles, hacer el servicio, etc. 51,6 pesos».
«Por veintiocho pesos con seis reales que importó la iluminación puesta en la galería del excelentísimo Cabildo las noches del 23, 24 y 25 de mayo: 28,6 pesos».
«Según queda demostrado, esta cuenta asciende a la cantidad de «quinientos veintiún pesos, cinco y tres cuartillos reales». Buenos Aires, mayo 29 de 1810.