BATALLA DE PAVÓN (17/09/1861)

En la batalla de Pavón, librada en la localidad de Constitución, provincia de Santa Fe, BARTOLOMÉ MITRE derrotó a JUSTO JOSÉ DE URQUIZA.

La segunda batalla conocida como batalla de Pavón, donde se dirimieron las diferencias entre la Confederación y Buenos Aires, se libró en la Provincia de Santa Fe.

El general BARTOLOMÉ MITRE comandante de las tropas de Buenos Aires se enfrenta con el general JUSTO JOSÉ DE URQUIZA al mando de las fuerzas de la Confederación.

A pesar de los auspicios favorables, para que los intereses de la Confederación y la provincia de Buenos Aires, coincidieran en bien de la unidad nacional, viejos rencores echaron por tierra los proyectos de unidad que se creía había sido lograda mediante la aprobación de la Constitución de 1853 y la incorporación de Buenos Aires a la Confederación integrada por las demás provincias.

En julio de 1861, BARTOLOMÉ MITRE, como Gobernador de la provincia de Buenos Aires había declarado terminadas las negociaciones entre ambos estados y en agosto de ese año, en un intento por evitar la confrontación armada, MITRE y URQUIZA, reunidos con el Presidente SANTIAGO DERQUI, habían tratado de acercar sus diferencias pero no fue posible y el ruido de las armas se hizo escuchar.

Y el 17 de setiembre de 1861, las fuerzas de la provincia de Buenos Aires al mando de su Gobernador, el general BARTOLOMÉ MITRE y las de la Confederación al mando del Gobernador de Entre Ríos, JUSTO JOSÉ DE URQUIZA, se encuentran en proximidades del arroyo Pavón y allí se libró una batalla que puso fin a una situación que ya duraba 10 años y que había retrasado notablemente, el desarrollo como Nación de las provincias argentinas.

Los Ejércitos enfrentados, veintidós mil hombres los de MITRE, veintisiete mil los de URQUIZA, se atacaron violentamente, pero las tropas de la Confederación, muy desorganizadas, pronto , se declararon vencidas y se dispersaron.

Qué había pasado?. URQUIZA, habiendo considerado que el triunfo iban a proporcionárselo las masas de caballería con las que contaba, decidió permanecer a la defensiva, confiado en que no se eclipsaría su buna estrella, la que lo había guiado cuando comandó las fuerzas entrerrianas en Vences, en Caseros y en Cepeda.

Guerrillero de la escuela geninamente gaucha, fia el éxito de su combate en la carga irresistible de sus escuadrones y es entonces que, sin preocuparse del solidez y del suficiente y constante apoyo que iba a necesitar su Artllería e Infantería, distriubuye sus 2.000 jinetes en ambas alas y los lanza en su maniobra favorita a deshacer,os flancos del enemigo, para caer luego sobre la retaguardia.

Pero esta vez, no le proporcionará el mismo éxito de los combatres pasados, pues, familiarizado con los métos defensivos, ha perdido de vista que su línea de infantería y artillería, permanecen inmóviles,que al no avanzar, no coopera con su arma predilecta; que los flancos de su línea de batalla, los que menos confianza le inspiran, han quedado desguarnecidos f rente a la infantería atacante, la cual, una vez pasado el turbión de las masas de caballería, no dejará de aprovechar su superioridad numérica para envolverlos y decidir a su favor el éxito del combate.

Y esto es lo que acontece. Al iniciar el ataque, la caballería porteña esboza un avance que es rápidamente paralizado por los escuadrones de URQUIZA y se diluye como el humo, pero los batallos de infantería de Buenos Aires sin dejarse influir por la dispersión de su caballería y sabiendo que sus espaldas están aseguradas por la importante reserva que ha costituído su comandante en jefe, avanzan en columna de ataque, cubriéndose los batallones de las alas, con cortinas de tiradores para mantener alejados de ellos a los jinetes Confederados victoriosos.

La pequeña distancia que separa desde el comienzo a ambas líneas, precipita el momento del choque, en el cual, la superioridad numérica y la mejor preparación del atacante proporciona a éste el triunfo, sin que Uruiza pueda contrarrestar la manobra envolvente de la infantería enemiga, pues ya se ha desprendido de sus escuadrones, que andan ahora remolineando sobre el ampo de batalla y strellándose impotentes contra la tenaz resistencia de las tropas enemigas de reserva.

Rota así su línea, caída toda la artillería en poder del enemigo, dispersa su infantería que la debía proteger, a URQUIZA no le queda más recurso que abandonar la lucha y aceptar la derrota. Felizmente para quienes quedaron vivos de su orgulloso ejército, no habrá persecución y podrán retirarse en paz.

La batalla de Pavón, pudo ser el punto de partida para la definitiva organización nacional y  MITRE, que fue encargado provisoriamente del gobierno, al convertirse en dueño de los destinos del país, organizó definitivamente a la República.

Nace un misterio. Las crónicas de la Batalla de Pavón han dejado perfectamente establecido que las fuerzas de URQUIZA fueron derrotadas por las de MITRE, pero parece ser que no fue tan así.

La realidad contada en primera persona por algunos protagonistas del evento,  asegura que la eficacia del ataque llevado por las fuerzas de URQUIZA, hace que la caballería de MITRE se desbande. y que cedan su izquierda y su derecha ante las cargas federales.

Apenas si el centro mantiene una débil resistencia que no puede prolongarse, y Mitre como Aramburu en Curuzú Cuatiá, emprende la fuga. Hasta que le llega un parte famoso: “¡No dispare, general, que ha ganado!”. Y Mitre vuelve a recoger los laureles de su primera –y única– victoria militar.

Ha triunfado en Pavón, mientras URQUIZA, absoluto vencedor en el campo de batalla, incomprensiblemente, se retira al tranco de su caballo, seguido por su tropa, sin que nadie pueda explicarse esta actitud.

Qué había pasado??. Hay quienes aseguran que la intervención de la masonería vernácula dispuso que las cosas fueran así, vaya a saberse, cuales eran los intereses para ello; hay quien dice que URQUIZA ya, antes de la batalla, habría acordado con MITRE que cualesquiera fuere el resultado de la misma, él se retiraría a su provincia, renunciando a seguir combatiendo contra Buenos Aires.

Y finalmente, hay quien dice que URQUIZA desconfiaba del presidente DERQUI acerca de su futuro y que por eso, había decidido retirarse en paz a su provincia, antes de tener que renovar sus luchas, ahora contra un nuevo enemigo (ver Batallas y combates. Guerras civiles argentinas).

2 Comentarios

  1. Anónimo

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    1. Anónimo

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