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BAR EL FEDERAL (1864)
El bar «El Federal», ubicado en Carlos Calvo 599, es el café más emblemático de San Telmo. Abrió sus puertas como «pulpería» en 1864 y supo ser también prostíbulo y almacén con despacho de bebidas.
Escenario para clásicos del cine argentino, reducto de músicos, artistas y escritores notables, museo de antigüedades con reliquias de bodegón, publicidades centenarias, postales del pasado, fue declarado Café Notable por el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y Sitio de Interés Cultura
Soberano de la mítica esquina de Perú y Carlos Calvo desde cuando ambas calles eran de tierra, compañero de vicios y pasiones, cómplice de encuentros históricos. Con 150 años cumplidos de historia, su arquitectura todavía esconde secretos que terminan transformándose en mitos y leyendas.
Los vecinos y parroquianos, autorizadas voces en el asunto- las repiten con orgullo, garantizando su larga vida. Hablar de la esquina de Perú y Carlos Calvo, es hablar de la historia porteña, de la transformación de San Telmo, de la evolución de sus almacenes, de las costumbres de sus habitués.
El local, todavía de pie y coleando desde 1864, inició sus días como pulpería, cuando el trazado rural del Barrio, incluía un paisaje con un río más próximo, calles de tierra y palenques para atar allí los caballos.
Supo ser también almacén de ultramarinos y en su planta alta alojó un prostíbulo clandestino. Más tarde se convirtió en almacén con despacho de bebidas y ya, en el nuevo siglo, fue escenario para clásicos del cine argentino, como Cafetín de Buenos Aires.
Desde entonces, el ritual del café, la reunión con parroquianos en el bar y la charla sin apuro, atravesarían todas las versiones y formatos del Federal.
Bien entrado el siglo XX, en la década del 70′, su identidad cobraría la forma definitiva como «Bar El Federal», reducto mágico para disfrutar de típicos platos porteños con reminiscencias ítalo-españolas (pastas caseras, tablas y picadas, tortillas y escabeches, sandwiches especiales), cerveza de elaboración artesanal, sidra tirada y buenos vinos. toda una experiencia gastronómica ilustrada por una notable colección de antigüedades, avisos publicitarios de épocas pasadas y fotografías históricas.
Todo el lugar es una pieza arquitectónica de gran calidad. Con su barra de madera con arco en alzada y vitreaux y su piso de mosaicos calcáreos originales. La antigua máquina registradora, el reloj detenido a las ocho, las chapas enlozadas y los avisos publicitarios del siglo pasado forman parte de su colección de piezas únicas. (María Florencia Sánchez).
Si fuera necesario definirlo con sólo un puñado de palabras, sería justo decir que «El Federal», es un rincón de culto de las costumbres argentinas, un grato lugar para descubrir el patrimonio cultural porteño y para reencontrarse con el Buenos Aires de hace un siglo y medio, aún vigente cada vez que se abre de par en par la puerta de su doble hoja (ver Bares, cafés y confiterías porteños que hicieron historia)