9/12/1878

El cacique PINCÉN, hecho prisionero el 6 de noviembre de ese año, llegó a Junín, provincia de Buenos Aires. Al día siguiente, acompañado por algunos de sus “bravos”, sus mujeres y niños, marchó hacia la capital de la República. El aspecto del feroz cacique ya no era el mismo que sembrara el terror en la frontera sur del país. Iba, serio, taciturno y sin palabras.

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