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LA CRUZADA LIBERTADORA DE VENANCIO FLORES (19/04/1863)
El 19 de abril de 1863 el líder colorado del Uruguay, general Venancio Flores, al frente de efectivos leales, desembarca en el “Rincón de las gallinas”, Uruguay, para “combatir a los déspotas, autores y factores del bárbaro asesinato de Quinteros ya que no queda otro remedio que el de recurrir a las armas, para conquistar nuestros derechos arrebatados por actos arbitrarios (1).
Recordemos ahora, que el 1º de marzo de 1860, en Uruguay, una Asamblea General había nombrado Presidente de la República a su “archienemigo”, el caudillo “blanco” Bernardo Prudencio Berro, postergando así las pretensiones de los “colorados”.
Como la gran mayoría de las Repúblicas Latinoamericanas, Uruguay se había visto envuelto desde su independencia en numerosos alzamientos, rebeliones y golpes de Estado. Alrededor de 1836, se consolidaron como principales fuerzas que dirimían el poder, los “blancos” por un lado, ideológicamente unidos a Juan Manuel de Rosas y sus montoneras federales de la Confederación Argentina y los “colorados” por el otro, decididos aliados de los “unitarios” de la Argentina, de los Guerrilleros Riograndenses separatistas y de los Imperiales Brasileños (2).
Venancio Flores, que se había vinculado a Mitre por razones políticas y de negocios, tuvo una destacada actuación en la batalla de Pavón, que vio triunfar a Mitre, y pretendió utilizar ese antecedente para lograr el apoyo del gobierno argentino en su proyecto de tomar el poder por la fuerza en Uruguay.
Hoy no hay certezas acerca si logró esta adhesión o no (3), pero lo cierto es que el 16 de marzo de 1863 el general Venancio Flores, al frente de la que él llamó su “Cruzada Libertadora”, invade territorio uruguayo y comienza su avance hacia Montevideo.
Fuerzas leales al gobierno de Berro les salen al encuentro y se libran una serie de encuentros armados: batalla de Coquimbo en junio de 1863 y Cañas en julio del mismo año y aunque en ambas, los “colorados”, logran vencer a los nacionalistas, no pueden lograr una victoria decisiva, hasta que en 1864, el imperio de Brasil, decidido a no cejar en su empeño por apropiarse de los territorios al este del Río de la Plata, involucrándose en la controversia que mantenían los “blancos” y “colorados”, invade la República Oriental del Uruguay, con el objeto de apoyar a Flores en su intento revolucionario.
La diplomacia de Itamaratí, mientras tanto y como siempre, demostrando su habilidad y sus consecuentes ambiciones imperialistas, con el objeto de bloquear cualquier intento por parte de la República Argentina de intervenir en el conflicto, el 22 de agosto de 1864, firma con sus pares argentinos, un “Protocolo de Paz”, que la dejó libre de tener que lidiar en otro frente, mientras montaba su operativo contra la nación charrúa (ver Protocolo sobre la cuestión oriental).
Comienza entonces la llamada “Guerra contra Aguirre” o “Guerra del Uruguay”, durante la cual se libran intensos combates en el territorio uruguayo y en el sur de Brasil, hasta que los “colorados” logran su objetivo, e instalan un gobierno dictatorial encabezado por el general Venancio Flores.
A partir de entonces, el imperio de Brasil contará con un incondicional aliado, que pronto pudo demostró su adhesión a sus planes expansionistas, sumándose rápidamente a la triste y trágica experiencia que se llamó “la guerra de la Triple Alianza, o guerra con Paraguay (ver La Guerra con Paraguay).
(1). En 1858, un nuevo intento revolucionario de los “colorados” en Uruguay, para derrocar al gobierno constitucional de Gabriel Antonio Pereira, finalizó trágicamente en la llamada “Hecatombe de Quinteros”, cuando 152 “colorados”, que se habían rendido incondicionalmente a los “blancos”, fueron fusilados y enterrados en una fosa común.
(2). Durante la batalla de Carpintería, librada en Uruguay el 19 de septiembre de 1836 entre Fructuoso Rivera y Manuel Oribe, se emplearon por vez primera las divisas que luego identificaron a los dos grandes partidos políticos de la República Oriental del Uruguay. Se dice que Oribe ordenó que sus tropas usaran una vincha blanca con el lema “Defensor de las Leyes” bordado en letras azules, mientras que Rivera dispuso que los suyos se distinguiesen por el color celeste, pero como los ponchos desteñían, en plena batalla ordenó que sus hombres los dieran vuelta y dejaran en vista el forro, que era de color rojo. Nacieron así los blancos (oribistas y “rosisras”) y los colorados (riveristas y “unitarios”).
(3). Los historiadores aún no se han puesto de acuerdo acerca de que si Bartolomé Mitre estuvo o no detrás de la revolución que encabezara el general Venancio Flores para derrocar al presidente del Uruguay, Venancio Prudencio Berro. Unos se aferran a la “hipótesis tradicional” diciendo que no, que ignoró completamente las acciones de Flores. Otros, adhieren a la “hipótesis revisionista” y dicen que sí; que Flores actuó de acuerdo con Mitre y que incluso, se le recriminó no poner mayor empeño en la operación. Finalmente, un tercer grupo coincide con José Mármol, quien refiriéndose a las causas que motivaron la guerra con Paraguay, el 14 de diciembre de 1869, amparado en el anonimato bajo las iniciales “XX”, aseguraba que ministros de Mitre, a espaldas de éste, habían fogoneado y apoyado fervientemente la revolución de Flores.
Fuentes. “Pensar la historia del Uruguay”. Ana Berais y otros, Ed. Colegio Seminario, Montevideo; “500 años. Lo esencial de la historia uruguaya”. Enrique Méndez Vives, Ed. Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo, “La historia escondida del Uruguay”. Leonardo Borges, Ed. Ediciones B, Montevideo; “Historia Argentina”. José María Rosa, Editorial Oriente S.A., Buenos Aires, 1981.