14/02/1493

CRISTÓBAL COLÓN enfrenta una tormenta tan severa que le hace temer lo peor para sus naves. Se encomienda a Dios pensando que, «si le había librado a la ida, cuando tenía mayor razón de temer de los trabajos que con los marineros y gente que llevaba, los cuales todos a una voz estaban determinados de se volver, y alzarse contra él (y) el eterno Dios le dio esfuerzo y valor contra todos (…) no debiera temer la dicha tormenta».

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