LA ALAMEDA DE BUENOS AIRES (27/01/1757)

La Alameda era en Buenos Aires, un sombreado paseo público bordeado de álamos y adornado con algunos «ombúes» y otras especies autóctonas, que se extendía por tres o cuatro cuadras de la hoy avenida Leandro N. Alem, hasta la esquina de la calle Lavalle.

Fue creado por disposición del gobernador del Río de la Plata, PEDRO DE CEVALLOS el 27 de enero de 1757, a semejanza de la planificación urbana europea del siglo XVII, generalmente ubicada a lo largo de un río.

Llegó a ser muy popular en la Argentina, fomentada tanto por las autoridades reales como por las locales y la costumbre de instalarlas como paseo popular, continuó durante el siglo XIX. La ciudad de Mendoza, también tuvo su Alameda. Fue plantada por el general SAN MARTÍN cuando era gobernador de Cuyo en 1814.

En 1848, el viajero francés D’ORBIGNY, en carta que dirige a sus hijos, se refiere a La Alameda diciendo: «Es el sitio más agradable de la ciudad. por la frescura del aire, que allí se respira. Punto de reunión de todos los porteños que en ella se cruzan a pie, a caballo o en carruaje, rivalizando hombres y mujeres en destreza y gracia».

Agregando más tarde; «El año pasado, don Juan Manuel de Rosas, hizo construir un «muro coronado por una verja de hierro que embellece el paseo y sirve para contener las aguas del rio en sus crecientes. El paseo se llamó la Alameda y después, de la Ribera».

«Su apogeo está decayendo porque al parecer, gente grosera ofrece algunas veces espectáculos desagradables. Ahora, la Cámara de Representantes quiera ponerle el nombre de Encarnación (se trata de un homenaje a la señora del restaurador, muerta diez años atrás), pero Rosas se opone y pide que lo bauticen «Paseo de Julio» y así se seguirá llamando por muchos años» (ver El Paseo de Julio en Buenos Aires).

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