05/03/1826

La conducta revolucionaria y abusiva del clero de San Juan, en abierta oposición a la gestión del Gobernador JOSÉ DE NAVARRO, había dejado la provincia en una triste situación por la superstición y el fanatismo religioso, imperante y que había llegado hasta lo inverosímil. Con el fin de poner término a esa situación, el gobernador prohibió el ingreso al territorio de todo eclesiástico secular o regular, sin previo permiso de su autorización.

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