LOS JAGÜELES

Los jagüeles son depósitos naturales de agua,que mediante diversos e ingeniosos métodos, nuestra gente de la campaña, extraía para su consumo y el de sus animales, especialmente durante los tiempos de sequía, o cuando la falta de tan vital elemento, le ocasionaba graves inconvenientes para su subsistencia (ver Agua para el gaucho y su ganado).

En el nordeste de la República Argentina, zona donde se originó, los quichuas llamaban “jagüey” al embalse o poza grande, donde se acumulaba y se conservaba el agua de las lluvias, de arroyos o riachos de escaso caudal o de esas pequeñas vertientes naturales llamadas “ojos de agua”. Convertido y deformado luego en  “Jagüel” (vocablo quichua que como “pampa”, “guasca”, “chiripá” y otros fueron adoptados por nuestros gauchos), pasó a dnominar una excavación o gran pozo, algunas veces reforzada su boca con una o dos filas de ladrillos o adobes para evitar que se derrumbara, que servía para proveer de agua a la hacienda en tiempos en que no existía el molino de viento. Si era muy profundo, para llegar hasta la napa de agua potable, para sacarla, se utilizaba un balde grande, atado a una soga que pasaba por una roldana de madera. Según el sistema que se empleara para extraer agua, se los llamaba “Jagüel de cimbra”, “Jagüel a cincha”, “Jagüel de manga de madera” o Jagüel de vertiente.

Jagüel de cimbra (A). Como el balde cargado con agua que se utilizaba para sacarla del “pozo”, era muy pesado, para aliviar la tarea de los niños, que eran los encargados de esta tarea, se comenzó a atar el extremo de la soga de la que colgaba el balde, a una larga pértiga de madera con una piedra atada a su extremo distal y puesta en equilibrio sobre un alto poste, a un costado del pozo. Así,  el peso de la piedra balanceaba el del balde con agua y era más fácil sacarla. De este modo sencillo, extraía el agua a mano y la volcaba en una canaleta por donde iba a los bebederos.

Jagüel a cincha (B). Para dar de beber al mayor número de animales, se empleaba un “jagüel a cincha”. El balde volcador, ahora mucho más grande y con mayor capacidad, se confeccionaba con un cuero, comunmente de ternero, que se cosía dejando una abertura reforzada y mantenida abierta por medio de un aro de hierro o madera. Una argolla, unida a éste, servía para colgarlo por medio de una soga que pasaba por una roldana atada a un travesaño horizontal que coronaba dos fuertes postes clavados a ambos costado del pozo. El otro extremo de la soga se ataba a la cincha de un caballo y éste, tirando de ella,  hacía subir el balde colmado de agua, que se volcaba en los bebederos.

Jagüel de manga de madera (C). Poco a poco, el método empleado en los jagüeles, fue perfeccionándose y cuando el agua surgía lejos del rancho, se utilizaban lo que se llamaba “las mangas”. Así fue fue que apareció el jagüel de manga de madera” (que más tarde, también se hizo de chapa). Mediante una “canaleta” instalada en la boca del pozo, se llenaba una represa que a su vez alimentaba a los bebederos mediante un ingenioso sistema de roldanas, lo que permitía que el trabajo del animal que accionaba el sistema, no fuera tan pesado.

Jagüel de vertiente (D). Ésta era otra opción de la que disponía el gaucho para obtener el agua que necesitaba. Se hacía a pleno campo de pastoreo, cavando una pendiente en el terreno, que desembocaba en el agua de alguna “aguada” ya existente, posibilitando así, que los animales pudieran llegar hasta el agua para beber.

“Hasta la hacienda baguala, cae al jagüel con la seca”, decía una antigua máxima criolla que hoy se utiliza para referirse a quien, luego de una prolongada e incomprensible ausencia, retorna a los lugares que solía frecuentar.

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