UNA BOMBA EN EL COLÓN (26/06/1910)

El 26 de julio de 1910, estalló una bomba que un exaltado anarquista había colocado a la entrada del Teatro Colón de Buenos Aires.

El nuevo Teatro Colón había sido inaugurado el 25 de mayo de 1908 y representó un maravilloso despliegue edilicio, realizado a imitación de los más famosos teatros de Europa.

Nada fue dejado al azar en su construcción, desde las magníficas escalinatas hasta el foyer y los palcos. Pero además de su excelencia técnica, el Colón se convirtió en el símbolo de status de la oligarquía dominante y era el lugar de encuentro obligado de la poderosa burguesía estanciera.

Pero el país era también los millares de inmigrantes que llegaban en busca de trabajo y entre los que se gestó el movimiento anarquista. En 1910 la Argentina celebraba el centenario de su creación y la conmemoración duró todo el año a través de numerosos actos que tuvieron por protagonistas a la aristocracia local.

No fue una casualidad que el anarquismo eligiera el Colón como escenario para su trágica protesta. Aquel día se representaba la ópera «Manón» de Massenet y el teatro estaba colmado por un público elegante. El espectáculo era brillante tanto sobre el escenario como en las plateas y palcos, donde la gente daba muestras de su buen gusto y distinción.

Al estallar la bomba se produjo una terrible confusión y casi de inmediato la orquesta interpretó el Himno Nacional para restablecer la calma. Hubo muchos heridos y entre gritos de terror la sala fue desocupada.

Al día siguiente, como una respuesta al atentado, se realizó una nueva representación y la sala se llenó por completo. La consecuencia fue la aprobación de una ley represiva contra todas las organizaciones sospechosas de haber concebido o simpatizado con el atentado (ver El anarquismo en la Argentina).

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