UNA ALIANZA PARA DERROTAR A ROSAS 29/05/1851

Luego de su “Pronunciamiento (1º de mayo de 1851), rechazando en nombre del pueblo entrerriano la autoridad de JUAN MANUEL DE ROSAS para ejercer como Gobernador de Buenos Aires, la política exterior de las Provincias Unidas, JUSTO JOSÉ DE URQUIZA se prepara para derrocar a ROSAS.

Ruptura con Rosas.
En los primeros días de enero de 1851, el diario «La Regeneración» de Concepción del Uruguay, publicó un artículo en el que anunciaba que ese año sería el de la tan ansiada organización nacional.

Inmediatamente desde Buenos Aires, se formularon protestas ante Urquiza, por tal artículo pero el gobernador respondió que él no podía tomar ninguna medida. Este episodio confirmó todas las sospechas que en el bando rosista, se tenían desde tiempo atrás, sobre la fidelidad de Urquiza

El día 1º de mayo de 1851 el general URQUIZA, considerando que ya había llegado la ocasión favorable, dictó en su carácter de gobernador de Entre Ríos, el pronunciamiento oficial contra ROSAS, retirándole la representación exterior que al igual que las demás provincias le tenía conferida.

Por último el 25 de mayo Urquiza dirigió una proclama a los pueblos de todo el país, solicitándoles que retiraran su apoyo a Rosas. Sin embargo, ninguna provincia, con la única excepción de Corrientes, respondió al llamado de Urquiza.

La alianza con Brasil
El 29 de mayo de 1851,  en representación de las provincias de Entre Ríos y Corrientes y de la plaza sitiada de Montevideo, URQUIZA firmó un Tratado de alianza con el Imperio del Brasil, que tenía por objeto principal derrocar al Gobernador de Buenos Aires.

Por medio de esta alianza, los estados firmantes, se comprometían a pacificar y mantener la independencia uruguaya, expulsando de dicho territorio al general MANUEL ORIBE y alas fuerzas argentinas que bajo su mando, , mantenían sitiada a la ciudad de Montevideo.

Se establecía también que si el gobierno  de Buenos Aires, hacía la guerra contra cualquiera de los aliados, todos ellos se considerarían en guerra contra aquél, cláusula ésta, que  demuestra las verdaderas intenciones de la alianza: Era evidente que ante el ataque que llevarían contra sus fuerzas que sitiaban Montevideo, Rosas se vería obligado a intervenir en favor de su amigo y aliado, el general Oribe, y con ello los cuatro estados firmantes tendrían pretexto para hacerle la guerra.

Campaña al Uruguay
MANUEL ORIBE, aliado de JUAN MANUEL DE ROSAS, desde el 16 de febrero de 1843 mantenía sitiada a la ciudad de Montevideo,  con el objeto de desalojar de esa plaza  a FRUCTUOSO RIVERA y a los “unitarios argentinos” que desde allí, no cejaban en su empeño de derrocarlo.

Contaba para ello con un fuerte ejército, formado en gran parte por argentinos, reforzados por orientales, pero los defensores de la ciudad, que se habían organizado en legiones compuestas por las distintas nacionalidades de los radicados en ella, hasta ese momento, habían resistido heroicamente el sitio, que ya duraba casi nueve años.

De acuerdo con lo establecido por el Tratado de alianza, los aliados, en agosto de 1851, cruzaron el río Uruguay entraron al territorio Oriental divididos en dos columnas:

Una, al mando de URQUIZA e integrada con efeftivos entrerrianos y correntinos y la otra, organizada por el imperio del Brasil con efectivos propios. Sin encontrar mayor resistencia lograron dominar todo el territorio al Norte del río Negro, apoderándose de Salto y Paysandú y en menos de sesenta días, luego de rodear a las fuerzas sitiadoras de ORIBE, éste se vió obligado a rendirse el 8 de octubre de 1851.

Sus efectivos fueron puestas bajo las órdenes de URQUIZA, mientras que los orientales, formando tres Batallones, se pusieron á disposición del gobierno de Montevideo.

Ahora vamos por Rosas
Disuelto así el ejército de ORIBE, en Montevideo se  firmó un nuevo Tratado (21 de noviembre de 1851) en el cual se estipulaban los elementos con que cada una de las partes contratantes contribuiría á la formación del ejército encargado de deponer á Rozas.

El Brasil debía contribuir con 3.000 soldados, dos baterías y toda la fuerza naval de que disponía en el Plata (esto es la fragata Constitución, las corbetas Doña Francisca, Doña Januaria, Unión y Bertroga; el bergantín «Calipso», y los vapores «Alonso», «Recife» y «Pedro II».

El Uruguay, por su parte, debía aportar 2.500 combatientes y Urquiza, al que se le acordó en ese mismo Tratado el título de generalísimo al mando de toda la operación, debía concurrir con 18.000 hombres.

Las fuerzas así reunidas, constituyendo ahora el llamado “Ejército Grande Aliado”, cruzaron nuevamente el río Uruguay y acamparon en Diamante, provincia de Entre Ríos, desde donde el 1º de febrero de 1852 partieron hacia Buenos Aires, llegando a las proximidades de  San Benito de Palermo, residencia de JUAN MANUEL DE ROSAS al anochecer del 2 de febrero.

Despuntaban ya las primera luces del 3 de febrero de 1852 y en los campos de Caseros, dos poderosos se veían por fin la caras. De un lado JUSTO JOSÉ DE URQUIZA al frente de 28.000 hombres apoyados con 50 piezas de artillería y cuatro coheteras,  mientras otros 10.000 brasileños esperaban en territorio Oriental como reserva. Del otro, JUAN MANUEL DE ROSAS al mando de 22.000 hombres apoyados con 56 cañones de diverso calibre (ver Batalla de Caseros)

El triunfo fue de URQUIZA y el derrotado ROSAS, se alejó del campo de batalla y buscó refugio en la casa del cónsul inglés, dejando tras él, a su ejército vencido.

De los  22.000 hombres que componían el ejército de la Confederación, 7.000 cayeron prisioneros y los demás se dispersaron, abandonando todo su armamento y 55 piezas de artillería. Los prisioneros fueron puestos en libertad, salvo los responsables de la sublevación del regimiento de Aquino, y el coronel Chilavert, que fue ejecutado cruelmente.

Así terminaron los casi 21 años de gobierno de JUAN MANUEL DE ROSAS y nace una de las tantas controversias que separan a los argentinos. Fue ROSAS un dictador?. Y si lo fue, porqué SAN MARTIN lo honró, dejándole en herencia su sable?.

Fue ROSAS el líder que el país necesitaba en un período de su Historia que demandaba un gobierno fuerte?. Y si lo fue, porqué permitió y hasta alentó los desmanes y asesinatos que perpertaba la “mazorca”, esa siniestra organización que crerara su esposa Encarnación?. Fue ROSAS un decidido defensor de nuestra soberanía? Y si así lo fue, poqué no se le reconoce esa virtud, que alabamos en otros próceres?.

Fue ROSAS un déspota, un asesino, un enemigo implacable; un destructor de la cultura y un despiadado perseguidor de sus opositores como lo reconoce la Historia, o un hombre que cumplió su destino, con las armas y los métodos que tuvo a su alcance en el tiempo y las circunstancias que le tocaron vivir?. Fue ROSAS en fin, todo lo malo que le atribuyen los “antirosistas” o todo lo comprensible que le reconocen los “rosistas”.

Se ha escrito mucho sobre este tema. Infinidad de autores han dedicado páginas y páginas  a enjuiciar negativamente  su figura y su actuación con irrefutables pruebas documentales y otra infinidad de autores, puestos en la vereda de enfrente, lo destacan como un prócer incomprendido.

Lo cierto es que como ha dicho alguien “La única verdad es la realidad”. Cómo saber entonces cuál es la realidad, más de un siglo y medio después de producidos los hechos, y las circunstancias que los rodearon?.

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