UN VIAJE EN FERROCARRIL (1861)

Un joven viajero inglés, T. WOODBINE HINCHLIFF, que visitó nuestro país en 1861, describe un viaje en tren a Merlo en el ferrocarril que se había inaugurado cuatro años antes:

«Fui a pasar unos días con mi amigo Harry Smith en su estancia de Merlo, a unas treinta millas de Buenos Aires. Merlo es una estación de la línea que corre hacia el oeste desde la ciudad, por lo que tomamos boleto en la estación de la plaza del Parque».

«El precio es muy módico, los coches limpios y bien aireados. La naturaleza llana del terreno ofrece las mayores facilidades para la construcción de ferrocarriles. No hay más que colocar los rieles sobre el terreno sin cortes ni terraplenes».

«Así sale el tren de la ciudad (marchando por el medio de una calle) y pronto se ven los efectos del ferrocarril. Barracas y molinos de harina estén surgiendo como hongos en los alrededores de la ciudad. Cerca de las estaciones y bares de recreo se edifican hermosas villas».

«Se dice que próximamente será construida una tercera línea para unir las ciudades de Rosario y Córdoba y que después, la misma se extenderá a todas las ciudades del interior. Hasta el presente los productos del Interior del país son traídos a Buenos Aires por cientos de millas en carretas de bueyes» (ver Cómo nos veían).

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