UN BRINDIS DESAFORTUNADO (05/12/1810)

Un nuevo incidente acentuó el malestar existente entre CORNELIO SAAVEDRA y MARIANO MORENO, Presidente y Secretario respectivamente de la Primera Junta de Gobierno.

El mismo tuvo lugar, en la noche del 5 de diciembre de 1810, en el cuartel de “Patricios”, durante un banquete, que se realizó en honor al brigadier CORNELIO SAAVEDRA y que dio origen al famoso decreto de “supresión de honores del 6 de diciembre de 1810.

La noticia del triunfo de las fuerzas patriotas en la batalla de Suipacha llegó a Buenos Aires en los primeros días de diciembre y para festejarlo, el Regimiento de Patricios organizó una fiesta en la que fueron invitados de honor su jefe, el general CORNELIO SAAVEDRA y su esposa, SATURNINA OTÁROLA.

La concurrencia fue numerosa y sólo se permitió el acceso al que vestía uniforme y a algunos de los civiles sindicados como saavedristas. Moreno trató de asistir sin demostrar su identidad y el centinela —que no lo reconoció, le negó la entrada al recinto.

Cuando la fiesta estaba en su mejor momento y el vino se había distribuido generosamente, un capitán llamado ATANASIO DUARTE ofreció a Saavedra y a su esposa un postre decorado con una corona de repostería y dijo: “La América espera que vuestras excelencias empuñen el cetro y ciñan la corona”, brindando luego por “el emperador de América”.

Duarte, que en ese momento estaba borracho, había tenido una participación bastante destacada durante las Invasiones Inglesas, pero su mayor mérito era saber moverse en los círculos sociales y del poder.

El Secretario de la Primera Junta de Gobierno Patrio, MARIANO MORENO, que ya era autor de muchas resoluciones en las que se declaraba la guerra a todas las etiquetas, ceremoniales y distinciones que se relacionaban con el pasado colonial, quizás celoso de su enemigo político, enterado del brindis y de la propuesta de coronación, se puso de inmediato a redactar un proyecto de decreto que prohibía los honores para los miembros del gobierno y sus familiares.

Así nació el famoso “decreto de supresión de honores”. Constaba de dieciséis artículos y dejaba sin efecto lo dispuesto en el Reglamento del 28 de mayo, que otorgaba al Presidente de la Junta honores semejantes a los de los virreyes.

Disponía la absoluta igualdad entre todos los miembros del organismo, «sin más diferencia que el orden de los asientos». Le estaba prohibido al Presidente —o a su esposa— recibir honores individuales y sólo se permitían homenajes a la Junta en pleno. Además, establecía que todo decreto emanado de la Junta,  sólo tendría validez, con un mínimo de cuatro firmas y la del secretario.

La Junta aprobó los términos del proyecto de decreto que confeccionó MORENO y al día siguiente —6 de diciembre— Moreno se lo llevó al propio Saavedra, quien lo firmó evidentemente afectado, enviándolo de inmediato a la Junta dándolo por aprobado.

El Decreto decía: “Se prohibe todo brindis, viva o aclamación pública en favor de individuos particulares de la Junta. Si éstos son justos vivirán en el corazón de sus conciudadanos; ellos no precisan bocas que han sido profanadas con elogios de los tiranos. No se podrá brindar sino por la patria, por la gloria de sus armas”.

Por el brindis pronunciado, el capitán Duarte, fue condenado a muerte, pero debido a su estado de embriaguez, se le conmutó la pena por el destierro perpetuo, «porque ningún habitante de Buenos Aires, ni ebrio ni dormido, debe tener expresiones  contra la libertad de su país», decía el decreto que determinó su destierro.

En 1819, SAAVEDRA, en sus «Memorias», publicadas por el Museo Histórico Nacional, justifica sí su conducta en esa circunstancia: «La celeridad de la victoria de Suipacha contra el ejército del mariscal NIETO, dio también margen a otra ridícula imputación».

«La oficialidad de Patricios, en celebración de ella, dio una lucida función en su cuartel; fui convidado a ella con mi familia y uno de los concurrentes, cargado de vino y licores, hizo varios brindis en que se me aplaudía, dándome los nombres de emperador, rey, etc.»

«En una de las fuentes del ramillete de dulces había una corona de azúcar; uno de los oficiales obsequió con ella a mi mujer y ésta me la pasó a mi. Un jovencito que escribía en la secretaría de Moreno, le refirió este hecho a su proyector; pero válgame Dios !qué importancia, que bulto se dio a esa bobada!… Se propaló que había intentándose aquella función, para coronarme yo de monarca de esta América» (ver Moreno o Saavedra).

Fuentes.

“Historia Argentina”, Ediciones Océano, Barcelona, España, 1982;  “Crónica Argentina”. Ed. Codex,  Buenos Aires, 1979;  Crónica de Cinco Siglos (1492-1992). Juan Luis Gallardo 1492-1992. Ediciones del Oeste. Morón, Provincia de Buenos Aires, 1998; Diccionario Histórico Argentino”. Ione S. Wright y Lisa M. Nekhom. Emecé Editores, Brasil 1994; “La Historia en mis documentos”. Graciela Meroni, Ed. Huemul, Buenos Aires, 1969; Historia Argentina”. José María Rosa, Editorial Oriente S.A., Buenos Aires, 1981;  “Breve Historia de los argentinos”. Félix Luna, Ed. Planeta, Buenos Aires, 1994; “Cronista Mayor de Buenos Aires”, Editado por el Instituto Histórico de la ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2001 y  “El revisionismo responde”. José María Rosa, Ed. Pampa y Cielo, Buenos Aires, 1864;

 

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2 Comentarios

  1. Eduardo

    Excelente!!!!

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  2. Antonio Carlos Regadío

    ¿Se dejó en la puerta a Mariano Moreno?. Moreno no sólo era vocal de la Junta sino que ejercía la Secretaría de Justicia y Guerra, aún sin credencial era sobradamente conocido.Hay que contar toda la versión, no sólo la escolar. Las disidencias entre Moreno y Saavedra eran ya muy notorias.Saavedra procuraba una secesión administrativa y Moreno la creación de un nuevo estado.Cuando Moreno fallece en alta mar Saavedra, seguramente complacido, le escribe a Chiclana: » se terminó Robespierre», es decir se acabó la revolución.

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